---- Capítulo 6 Cuando César, mi hermano mayor, cayó en cuenta de la situación, su rostro originalmente resuelto, ya estaba cubierto de lágrimas. iCómo lo podía haber olvidado? Mi dinero ya habia sido invertido en la empresa cuando estuvo en mayor peligro y lo ayudó a superar la etapa más crítica. En ese momento, estaba tan enfadado que, de manera instintiva, supuso que yo había huido con el dinero. Cuando pensó en esto, César de repente sintió una sensación desgarradora. El dolor repentino en su pecho intensificó su inquietud. Leticia, por su parte, fingiendo ser una víctima, recogió el celular que había caído al suelo y se lo devolvió. César, con los dedos temblorosos, sostuvo el celular con cuidado. Revisó los chats conmigo en su celular, donde la última conversación que tuvo conmigo fue de hace casi tres días, lo que le puso nervioso, y comenzó a golpear la carcasa del celular. -César, no te preocupes... -dijo Leticia, intentando seguir actuando como si fuera débil, pero mi hermano mayor, César la apartó de un empujón. Caminó rápidamente hacia el sótano. Quería ver qué habia dentro. -Mocosa, i desapareciste de nuevo? ;Realmente crees que eres la única? Me vi obligada a seguir el paso de César, pero mi mirada era gélida ---- y ya no queria prestarle atención. Los tacones de César resonaban con furia en el suelo. El ya famíiliar olor a podrido se hizo presente, y aunque su rostro palideció, continuó hasta la entrada del sótano. Sin embargo, al mirar hacia dentro, frunció el ceo y cuestionó con indiferencia: -; Dónde está lo que habia dentro? Un criado, temblando, respondi deshiciéramos de ella? -Sefiorito, .no nos pidió que nos En ese momento, un criado, asustado, le entregó un celular. -Sehorito, encontramos el celular de la sehorita en el sótano. Lo cargamos un poco y ya puede encenderse, Miré ese celular y, a pesar de que estaba amargamente decepcionada, ya no pude controlar mis lágrimas. Era el mensaje que le habia enviado en el último momento de mi vida con la última esperanza para pedir ayuda. Pero en el sótano, sin sefial, no pude enviarle nada a mi hermano. Solo podía morir desesperada en ese lugar, viendo muchos chulitos rojos que no se habían enviado. César tomó mi celular de inmediato. La contrasefa era la combinación de los cumpleafos de mis tres hermanos. -Esta mocosa salió y dejó el celular. »Qué va a hacer cuando necesita dinero? Mi hermano mayor, César, en su interior, ya comenzaba a sospechar algo. ---- Hablaba cada vez más rápido y, al mismo tiempo, se le fueron escapando sollozos. La velocidad con la que deslizaba el celular también aumentó, y pronto Ilegó a la pantalla de conversación conmigo. [César, lo siento, admito mi error, por favor, libérame, me estoy ahogando.] [César, por favor, déjame salir, me estoy asfixiando, me cuesta respirar.] [césar...] Al ver estos mensajes no enviados, César sintió que todo se oscurecia ante é| y se desplomó en el suelo.
