---- Capítulo 8 Finalmente sonreí y asentí. Lo que nunca imaginé fue que Jorge me encontraría en Santa Clara. Apenas salíamos Néstor y yo de probarnos los trajes de boda cuando lo vi, de pie bajo un árbol frente a nosotros. Vestía una simple camisa blanca, su cabello desordenado, el rostro pálido, sin brillo alguno en sus ojos. Su mirada se posó brevemente en nuestras manos entrelazadas antes de desviarla. Jorge esbozó una sonrisa forzada: -Mariana, he venido a Ilevarte a casa. -No esperaremos hasta el afio que viene. Volvamos a casarnos ahora, ite parece? Dio unos pasos hacia nosotros. Néstor instintivamente quiso interponerse, pero lo detuve. Mientras le arreglaba la corbata ligeramente torcida, le dije con voz suave: -Espérame en el coche. -Volveré pronto. Mi madre ha preparado tu comida favorita, regresaremos juntos más tarde. Néstor bajó la mirada hacia mí, con una ligera sonrisa en los labios, y respondió: -De acuerdo. ---- Finalmente, tras lanzar una breve mirada a Jorge, se dirigió hacia el estacionamiento. Solo quedábamos Jorge y yo en la acera. Cuando intentó acercarse, retrocedí discretamente unos pasos y dije con suavidad: -Sefor Echeverria, mantengamos cierta distancia, o los paparazzi podrían fotografiarnos. -Las redes sociales volverían a decir que me empefo en perseguir a mi ex marido. Sin importar cuándo, la gente siempre es especialmente dura con las mujeres. El incidente con Emíilia era un buen ejemplo. Aunque desde el principio quien actuó mal fue Jorge, al final yo quedé como la mezquina. -Mariana, yo... La mirada de Jorge se oscureció, con una amarga sonrisa que no llegaba a sus ojos. -Ya he pedido a mi asistente que se encargue de lo que dicen en las redes. Lo siento, te he hecho sufrir. -No sabíia que estabas pasando por tantas dificultades, no sabía que... -Jorge, si lo sabías -le dije mirándole, con voz tranquila. Si no supiera que las críticas públicas pueden causar depresión y sufrimiento, no habría preferido divorciarse de mí para ayudar a Emília ---- En mi vida anterior, cuando me tendieron la trampa con aquellos modelos y me vi forzada a divorciarme de Jorge, mi reputación quedó destrozada y mi carrera se hundió. Todos se burlaban de mí, incluso venían a preguntarme a la cara: "Mariana, zcómo puedes seguir mostrándote en público después de lo que te hizo tu ex marido?" 'Yo me habría lanzado desde un decimoctavo piso." "iSefiora Echeverria? Jorge nunca la tuvo en cuenta, de lo contrario no la habría destruido así." Después pasaba noches en vela, sentada junto a la ventana contemplando las luces de la ciudad. Quemé mi estudio de pintura. Quemé todo lo que Jorge me había regalado, como si así pudiera arrancarlo de mi corazón. Desahogué toda mi rabia por la injusticia. Odiaba que aquel muchacho que una vez solo tuvo ojos para mí me hubiera Ilevado al borde del abismo. Finalmente, me corté las venas. Aún recuerdo la sensación de la sangre abandonando lentamente mi cuerpo. Jorge intentó explicarse, pero las palabras se le atascaron en la garganta. Al final, solo pudo bajar la cabeza, derrotado. -Mariana, te compensaré por todo. ---- No pude evitar reírme. Había escuchado esa frase demasiadas veces. Cuando murió el padre de Emilia, Jorge se marchó la noche de nuestra fiesta de compromiso: "Mariana, le ha pasado algo a Emilia, tengo que ir a verla." El día de nuestra boda, Emilia intentó suicidarse de nuevo. Después de Ilevarme a nuestra habitación, no regresó en toda la noche. En ese momento dudé si debía continuar con nuestra relación. Pero al ver lo exhausto que estaba Jorge, me contuve. Lo amaba y estaba dispuesta a acompaíiarlo en todas sus dificultades. Cada promesa incumplida siempre terminaba con un: "Mariana, te compensaré adecuadamente en el futuro." Jorge siempre pensó que teníamos toda una vida por delante, pero olvidó que el amor se desgasta.