---- Capítulo 5 Punto de vista de Isabel Carlos me agarró de la mufeca, me giró, y me empujó hasta que mi espalda chocó contra la pared. El sonido resonó por el pasillo como un disparo. -Te dije que dejaras de jugar -gruãó, con los ojos desorbitados-. ; En qué diablos estabas pensando al destrozar la ropa de Alexandra? LEsa es tu forma de amenazaria? ;Planeas matarla solo para quedarte conmigo? Me tambaleé, atónita por la loca audacia de Carlos. ; De verdad creía que haría algo así? ; Que todavia estaba tan obsesionada con él, tan desesperada por Ilamar su atención? Carlos estaba allí, como un hombre a punto de desmoronarse, la furia danzaba en sus ojos. -Destrozar la ropa de Alexandra? -repetí, sorprendida-. ;De qué diablos hablas? Antes de que pudiera responder, mi teléfono vibró y miré la pantalla, era Kai. Carlos me lo arrebató antes de que pudiera parpadear. -gEste es tu supuesto novio? -preguntó, agitando el teléfono como si fuera una prueba irrefutable-. Ya tienes un hombre, y, aun así, sigues obsesionada con sabotear mi relación. ; Qué eres, Isabel? ; Tan desesperada estás por atención? -Su voz bajó, sonando realmente mortal-. ; Debo contestarle y decirle lo que has hecho? Di un paso adelante y recuperé el teléfono. ---- -No, no hice nada. Y no tengo tiempo para la telenovela que Alexandra y tú están montando. Me giré para irme, pero Carlos no habia terminado conmigo, me agarró la mufieca con fuerza y me arrastró por el pasillo. -Si tienes problemas para recordar lo que hiciste, déjame refrescarte la memoria. No se detuvo hasta que Ilegamos a la habitación de invitados, «su habitación». Entonces, empujó la puerta con brusquedad, iParecía una escena del crimen! Trozos de tela destrozada por el suelo y tacones de disefador pateados en las esquinas. Cada rincón estaba hecho trizas, pero lo peor eran los vestidos de Alexandra, docenas de ellos, hechos jirones. Incluido el que Ilevaba el día de mi cumpleafios. -;iVes? -escupió Carlos-. ;Sigues queriendo hacerte la inocente? ; Sigues queriendo mentir? ; Quién más pudo haber hecho esto? Tu criada? 2Tu hermano? ;O acaso crees que Alexandra cortó la ropa ella misma y te echó la culpa? Esa última parte no era imposible; Alexandra se habia tirado por las escaleras la última vez y habia Ilorado diciendo que yo la había empujado. Antes de que pudiera hablar, la puerta del baho se abrió. Alexandra salió envuelta en una bata de seda, con los ojos rojos y la voz temblorosa. -Por favor, Isabel -susurró-, sé que no me quieres, pero destruir toda mi ropa... eso es demasiado cruel... incluso para ti. -Se acurrucó junto a Carlos como una víctima trágica-. Carifo, vámonos. Ya no me siento segura aqui. .Y si ella.. me hace daõo? ---- Carlos la atrajo hacia sí, mirándome como si fuera un monstruo. -Nos iremos, no te preocupes. ; Quién demonios quiere vivir bajo el mismo techo que una loca? -inquirió, antes de volverse hacia mí, afiadiendo, con voz fria-: Pero, antes de imnos, creo que es justo que pruebes un poco de tu propia medicina, Isabel. Mujeres como tú no deberían pensar que son intocables. i Qué demonios significaba eso? -Te dije que no hice esto -le recordé, intentando mantener la calma -. No tengo tiempo para ver cómo ustedes dos montan una telenovela. Empecé a irme, pero Carlos rápidamente ordenó: -Detenla. Uno de sus guardias se interpuso frente a mí, bloqueando mi camino. Me quedé paralizada. -Se dan cuenta de que esta es mi casa? -inquirí, lanzando una mirada fulminante al guardia-. Ustedes son invitados, no tienen derecho a detenerme. El guardia dudó, hasta que la voz de Carlos volvió a cortar el aire: -Detenla. Yo me haré responsable. Soltó una risa lenta y venenosa, -Soy un invítado de tu hermano, no tuyo. Y tus preciados casinos aún dependen de mis contactos, si alguien debe tratarme bien, eres tú, Isabel ---- Alexandra intentó calmar la situación, rozándole el brazo de con los dedos. -Carlos, déjalo pasar. Probablemente, Isabel solo... perdió el control. No vale la pena. Carlos se volvió hacia ella, y, con una voz de acero, dijo: -No vale la pena? Esto no fue una broma, fue una amenaza. Y pienso responder igual. Di un paso atrás. -c Qué quieres? Se giró lentamente hacia míi, una calma aterradora se posó en sus rasgos y luego sonrió. -No voy a destrozar todo tu guardarropa -dijo, con una oscura diversión en su voz-. Solo lo haré con el atuendo que llevas ahora mismo. Mi corazón se detuvo al notar que hablaba en serio. Esa sonrisa torcida permaneció en su rostro mientras sacaba una navaja del bolsillo, como si fuera un simple juguete. Ahora parecía el heredero de la mafia que realmente era intocable, peligroso, y embriagado por el control. -No te atreverías -le advertí, con voz baja-. Estás cruzando una línea, Carlos. Se acercó más. -Oh, por favor -se burló. No te hagas la inocente, esto te lo buscaste desde el momento en que decidiste meterte con Alexandra. ---- Levantó la mano con un gesto casual, casi aburrido y ordenó: -Sostenla firme. Vamos a ensefiarle a la sefiorita Isabel Marcellus un poco de modales. Su guardia me sujetó con más fuerza, inmovilizándome como si fuera una mufieca de trapo. -No -grité-. iNo! iNo te atrevas! Luché, el pánico aranaba mi pecho. -Carlos, te di todo lo que querías. ;Por qué sigues atormentándome? ; Qué más quieres de mi? Sabia que era un monstruo, pero ni en mis peores pesadillas, pensé que me volveria a atacar así. -iDetente! -iDetente! La palabra resonó en el pasillo al unísono, provenía de dos voces llenas de furia. Eran Kai y Damián. Mi hermano Ilegó primero, con la ira iluminando su rostro mientras golpeaba la mandíbula del guardia, haciéndolo caer al suelo. -Quita tus malditas manos de mi hermana -grufió-. Eres un invitado en esta casa, Carlos. No un maldito rey. La voz de Kai fue más baja, pero mucho más gélida. -Sehor Cruz -dijo con frialdad y la mirada fija en Carlos-, z qué planeaba hacerle a mi novia? Carlos se giró, y su rostro se oscureció al instante. ---- -iNovia? -repitió-. Así que es cierto. Estás con él.. con Kai Díaz. - Hizo una pausa, y su voz sonó cargada de burla, cuando afiadió-: Isa se portó mal hoy. Solo estaba dándole una lección.
