---- Capítulo 6 Punto de vista de Isabel -iUna lección? -grufó Damián-. Que quede bien claro: esta es mi casa, y ella es mi hermana. No me importa si eres mi mejor amigo o el maldito príncipe de la mafia de la Costa Este, no tienes derecho a ponerle un dedo encima, nunca. Luego, se volvió hacia mí, con los ojos abiertos de par en par por la preocupación. -Isa -preguntó-, te lastimó? ;Por qué tiemblas? No respondí, solo negué con la cabeza y miré a Kai. Carlos seguia allí, como si no hubiera hecho nada malo, por lo que Damián dio un paso adelante, con los puíios apretados. -Confiaba en ti, Carlos. Incluso quería que estuvieses con mi hermana, pero elegiste a esa mufieca de plástico, Alexandra. Está bien. Mi hermana siguió adelante y encontró a alguien que la trata mejor de lo que tú podrías. Entonces, ;cuál es tu excusa para seguir acosándola así? Kai intervino, colocando una mano firme en mi espalda y atrayéndome suavemente a sus brazos. -No sé qué tipo de complejo retorcido tienes -dijo con calma-, pero no permitiré que la toques. Ahora, deberías irte, antes de que se me olvide que intento ser un caballero. Carlos se burló, con una sonrisa amarga y mordaz. -Oh, qué perfecto. El caballero y el hermano, Ilegan al rescate. No es de extrafiar que Isabel piense que puede salirse con la suya en ---- todo, incluso al amenazar con matar a Alexandra. -Esa es una acusación atrevida -grufió Damián-. Pero te aclaro que aunque mi hermana hubiera matado a alguien, la protegería. Y, francamente, si hubiera matado a Alexandra, asumiría que se lo merecíia. Damián dio otro paso adelante. -Así que adelante, dime exactamente cómo amenazó a tu preciosa mufeca. La voz de Carlos se elevó. -jElla destrozó toda la ropa de Alexandra como si fuese una psicópata! Damián arqueó una ceja. -zEn serio? Se supone que eres inteligente, Carlos. Pero, supongo que te sobreestimé. Chasqueó los dedos y un guardia de seguridad se adelantó, sosteniendo una pequeõa memoria USB. -Por si acaso, instalé cámaras de seguridad el mes pasado.. veamos, i quieres? Veremos quién entró realmente en esa habitación, Unos momentos después, las imágenes se proyectaron en una pantalla. Ahí se demostraba, claro como el día, que yo nunca me acerqué a su habitación. Ni una sola vez, pero Alexandra... apareció en la grabación, dos veces. La primera, entrando sigilosamente con dos pares de tijeras en las manos. Luego, nerviosa, mirando por encima del hombro, antes de cerrar la puerta con llave. El rostro de Carlos palideció. Por mi parte, habia salido de la casa justo antes del mediodía. Lo recordaba claramente porque tuve una cita con Kai y fue una de mis mejores tardes en semanas. ---- Cuando terminó la grabación, el silencio en la habitación era tan denso que cualquiera se podía asfixiar, El rostro de Carlos se torció en algo extrafio; confusión, furia e incredulidad, mientras se giraba lentamente hacia Alexandra. -Está -preguntó, con voz baja y cortante-, zes la amenaza de muerte que dijiste que Isabel te hizo? Alexandra se estremeció, completamente sorprendida. Fue muy obvio que no esperaba que tuviéramos cámaras instaladas, y mucho menos, una en el pasillo. Esa habia sido mi idea, por supuesto. Tuve un presentimiento, porque algo en Alexandra siempre gritaba espectáculo. Y ahora que se habia levantado el telón, habia sido atrapada con las manos en la masa, cortando su propio guardarropa como la villana de una telenovela diurna. Casi sonreí. -Carlos, no...- tartamudeó Alexandra, con la voz temblorosa-. No les creas. Isabel... pudo haber entrado por el balcón, quizás lo hizo. -De hecho -la interrumpió Damián con frialdad-, instalamos otra cámara en el jardín, apuntando directamente a tu ventana. Si quieres, podemos revisar esas imágenes también, para ver si mi hermana se coló como Spider-Man. Alexandra palideció. -Yo. -iBasta! -exclamó Carlos, su furia la azotó como un látigo-. ; Qué diablos te pasa, Alexandra? Ella parpadeó. -Carlos... ---- -Pensé que eras diferente, no como esas otras chicas de mi círculo. Jamás imaginé que serías una manipuladora, tramposa y conspiradora, creí en ti. -Por favor -intentó extender la mano hacia él. É| se apartó, como si su toque le quemara. -Y me dijiste, no, me juraste que fue Isabel, que ella te amenazó y cortó tu ropa. Casi hago que mi guardia... No terminó la frase, pero todos sabíamos cómo terminaba. Casi hizo que mi guardia me desnudara para humillarme. La habitación quedó en silencio absoluto. Alexandra estalló en lágrimas. -Lo hice por ti, Carlos. Dijiste que me amabas y querías casarte conmigo, pero tú... tú sigues mirándola, aunque yo esté en la misma habitación. Solo quería que la odiaras para que nos fuéramos, para que la olvidaras. La mandíbula de Carlos se apretó. Desde el día que comenzaron su relación, Alexandra habia interpretado el papel de novia perfecta, pero ahora se le notaban las costuras, y él ya no le creía. -Para -ordenó-. Basta ya, Alexandra. Ella siguió, frenética. -Las cosas no debian Ilegar tan lejos. Pensé que si la incriminaba, finalmente la odiarías y nos iríamos de aqui. -gCreíste que eso funcionaria? -grufó Carlos-. ; Pensaste que al incriminarla y hacerle daio, haría que yo te amara más? Su voz bajó a un susurro mortal. -Eres una mentirosa, manipuladora, tramposa y patética mentirosa. Y ahora te veo por lo ---- que realmente eres. Alexandra retrocedió como si la hubiera golpeado. -Carlos.. Él se volvió de espaldas, como si no pudiera soportar mirarla. Y por primera vez, fue ella quien se volvió invisible.
