---- Capitulo 9 Al despertar con un intenso dolor de cabeza en el hospital, senti como si todo mi cuerpo estuviera rompiéndose. El olor a desinfectante era desagradable. Las discusiones en el pasillo se hacian cada vez més intensas y llegaban claramente a mis oidos. ~iCon raz6n Laura no quiere acercarse a nosotros desde que regresé! jSeguramente piensa que la abandonamos! -iCarlos, como pude engendrar a un bastardo como tu! jCémo voy a responderle a sus padres fallecidos! -Papd, mamé, yo tampoco lo imaging. Solo queria que fuera mas obediente. jPLAF! El sonido de una bofetada resond, seguido de varios grutidos ahogados de Carlos. Pensé que Javier lo habia golpeado de nuevo, hasta que escuché el grito de Gabriela: -jMiguel! iMiguel! Intenté levantarme de la cama, pero cai al suelo. Claro, tenia la pierna rota. La habitacién en la mansin Martinez estaba solo en el segundo piso; saltar desde alli no era suficiente para matarme. Al escuchar el ruido, Miguel irrumpio en la habitacion. Tenia el rostro demacrado y varios dias de barba sin afeitar. -Miguel -murmuré. ---- Agarré la fruta que habia junto a la cama y se la lancé. Aunque le dio, su expresién seguia siendo de preocupacién. Répidamente se acercé para levantarme y devolverme a la cama Gabriela llamo al médico. Después de examinarme, el médico sentencid: -La paciente no debe levantarse durante las préximas dos semanas. Ya tiene dajfios irreversibles en la rodilla, y si se mueve imprudentemente, puede perder la pierna Se notaba que el médico estaba molesto. Miguel se disculpo rpidamente, prometiendo que no volveria a suceder. El médico miré con extrafieza a las personas que me rodeaban y me dijo: -Si necesita ayuda, o asistencia legal, contacte conmigo directamente. Luego salié para continuar sus rondas. Era comprensible; mis heridas inevitablemente despertaban sospechas. Miguel se acercé para abrazarme, todavia polvoriento del camino. Lo aparté, y Gabriela vino a abrazarme. Esta vez no me atrevi a rechazarla. -Mi pobre Laura, has sufrido tanto. Todo es mi culpa, no supe educar a mi hijo. La consolé: -No se preocupe, sefiora. Todo ha pasado ya. ---- Carlos permanecia en silencio en un rincon de la habitacion, lleno de remordimiento. Probablemente no esperaba que saltara por la ventana. -jCarlos! jArrodillate ante Laura! -ordeno Javier. Carlos obedecié y se acerc6. Busqué ayuda en la mirada de Miguel, quien lo levanté de inmediato. -Laura no puede soportarlo -Es cierto, Javier. Los Martinez me han cuidado durante tantos afios. Esta vez, considérenlo mi forma de devolverles el favor. Al escuchar esto, Gabriela llor6 con mas fuerza: -Laura, gest4s marcando distancia con nosotros? Negué con la cabeza. No queria alejarme de ellos, solo de Carlos -Javier, sefiora, antes era inmadura y les causé problemas. Mis padres fallecieron hace mucho tiempo, y les agradezco que me hayan criado. En mi corazén, son como mis verdaderos padres. Javier también se conmovid hasta las lagrimas y me dio unas palmaditas en la mano Son los Martinez quienes te fallaron. Después de una larga conversacién, los padres Martinez se fueron, diciendo que regresarian mafiana y que me concentrara en recuperarme. Carlos se quedé en la puerta, renuente a marcharse. -Laura... ya no hay posibilidad para nosotros, verdad? Al oir esto, Miguel quiso golpearlo de nuevo, pero lo detuve. ---- -No. -Siete afios es demasiado tiempo, Carlos. ¢Cudntos periodos de siete afios tenemos en una vida?