---- Capítulo 8 Perspectiva de Sofía Finalmente, la voz de Diego resonó por toda la habitación. -Basta. Los guardias retrocedieron. Valeria sollozaba, su voz era débil, pero sus palabras seguían siendo claras. -Por favor, Diego... tu sobrino murió y me quedé sola. Me prometiste cuidarme, ;cómo puedes hacerme esto? Su voz rugió en respuesta. -;Cómo puedo hacerte esto? ; Qué mierda le hiciste a Sofía? ;A mis gemelos? iMaldita psicópata! Valeria rio entre lágrimas, sonaba amargada y maniática. -iHice lo que tenía que hacer! ;Crees que pude haber sobrevivido en la Mansión Herrera sin hacer esas cosas? ;Siquiera me habrias notado de otro modo? -iNo te protegi? ;No te prometí el Casino Herrera? ;Por qué simplemente no pudiste dejar en paz a Sofía y los gemelos? -Hablas como si hubieras tenido esa opción, pero yo lo sabia, todos lo sabían: sin Sofía no serias nada. ; Tu casino, negocios y reputación? Todo lo que tienes es gracias a ella. ,Habrías querido nombrar a Luna tu heredera teniendo a tu familia? Por favor, si Sofía no hubiese estado de acuerdo, no habrias hecho nada. Por una vez, casi me sentí impresionada, hasta Valeria lo había descubierto; el imperio al que Diego se aferraba con tanta fuerza, nunca fue suyo, era mio. -iMaldita perra! -rugió Diego en el vídeo, antes de abalanzarse y ---- abofetearla. -Tú no eres mejor que yo -siseó Valeria, con la boca ensangrentada, pero aún desafiante-. Bastardo asesino de esposas, fuiste tú quien la abandonó con esos matones. -ilntentaba protegerte! -gritó Diego. -Sí -rio amargamente-. Sigue diciéndote eso una y otra vez. Al final del día, estás tan enfermo como yo, fingiendo que era amor. Fingiendo que me protegías mientras ambos disfrutábamos de la porqueria que creamos. Diego la miró atónito, probablemente nunca imaginó que Valeria podria ser tan mordaz, viciosa y directa. Se quedó paralizado un momento, luego su voz se volvió gélida. -A partir de hoy, Valeria, ya no eres la madre de Luna y vi sótano, justo como mis gemelos lo hicieron. -iNo puedes hacer eso! -gritó Valeria, intentando levantar la cabeza sin éxito, con sus fuerzas agotadas. -Quería matarte -dijo Diego. Su voz era calmada y letal-. Pero pensé en mi sobrino. Esta es la última vez que te perdono, si intentas algo de nuevo, terminaré lo que empecé, Valeria. Lo decia en serio, pude notarlo, incluso a través de la pantalla. Solo ponía esa expresión cuando estaba listo para matar. Valeria sollozó, finalmente comprendió que su juego había terminado. -Vivirás aqui abajo -continuó Diego--, comiendo la misma basura que les diste a mis hijos. Tendrás guardias vigilándote día y noche; si te golpean, humillan, o quiebran... no moveré un dedo. Sufrirás diez veces el dolor que Sofía sufrió. ---- La pantalla mostró a Valeria siendo arrastrada y gritando, antes de que el video se cortara. Miré fijamente a Diego. -iY qué? -pregunté, con voz fría-. ;Crees que torturar a otra mujer me hará perdonarte? ;Crees que el dolor se equilibra con más dolor? -No -dijo rápidamente, con voz tensa-. No estoy pidiendo perdón de esa manera, solo queria que supieras que ella está fuera de mi vida, también me encargué de la banda que te secuestró, así que ya no hay peligro y puedes volver a casa. Por favor, Sofía. Te he extrafíado, sin ti, yo... -su voz se quebró-. No quiero vivir más. Casi merrío. Ahora lo entendía. Después de todo, decidió tomar una postura. -No es gracioso? -pregunté, con voz suave, pero tan cortante como una navaja-Después de que morí, o eso creíste, finalmente hiciste todo lo que te supliqué hacer hace un aíio. Por fin nos protegiste a los gemelos y a mí, pero es demasiado tarde, Diego. Se puso pálido. -Sofía... no lo sabía. Valeria me dijo que estabas muerta y confié en ella para cuidar a los gemelos, no sabía que los habia encerrado, te lo juro... -;Y eso en qué te convierte? -lo interrumpí-. zEn un idiota? Un cobarde? Dices que no lo sabías, pero, 4por qué no lo comprobaste? Pudiste haber enviado a alguien, Ilamado a alguien o preguntado a cualquiera, pero no lo hiciste. Le creíste, dejaste que te envenenara, luego te acostaste con la viuda de tu sobrino muerto y le diste una hija. Diego bajó la cabeza. ---- No discutió porque sabia que yo tenía razón. -Lo siento -susurró, Pero no era suficiente, sus disculpas no significaban nada para m. -Ahora vete -dije-. Déjame con la vida que reconstruí para mis hijos. Déjame tener la paz que nunca me diste. Con eso, me di la vuelta y caminé hacia el auto. Camila me miró con sus ojos grandes y dulces. -Mami, no estés triste -susurró. Sonreí suavemente y la atraje hacia mis brazos. -Ya no estoy triste -respondí, besando su frente-. Para nada. AAl día siguiente, recibí un envío urgente, Se trataba de una pequeãa caja de terciopelo y una tarjeta. Era el anillo familiar de los Herrera, el mismo que Diego deslizó en mi dedo una vez, con manos temblorosas y demasiadas promesas. La tarjeta era simple, solo una línea. "Sofía, lo siento." Un mes después, José me informó que Diego había muerto, fue asesinado por Valeria. Nadie supo exactamente cómo lo hizo, solo que fue sangriento y rápido. Después, ella se quitó la vida, ahorcándose en el sótano. El otrora poderoso apellido Herrera se desvaneció como el humo. El casino fue subastado a un millonario anónimo y la mansión fue demolida, como si eliminarla pudiera borrar los pecados que ---- albergaba. No pregunté por Luna, esa pobre bebé no merecía nada de eso: una madre que mintió, un padre que falló. Solo podía esperar que encontrara un buen hogar, uno donde el amor no fuera condicional. No les conté a los gemelos sobre la muerte de Diego, no queria que é! siguiera influyendo en sus vidas. El día que nos alejamos de los Herrera, dejamos todo atrás: el apellido, linaje y dolor. Mateo se estaba recuperando. Lentamente, pero con firmeza. Camila prosperaba: era primera de su clase, siempre sonriente, su risa Ilenaba las habitaciones como la luz del sol por las ventanas. éY yo? Acababa de cerrar otro trato para el negocio de mi padre, otra victoria, otro día siendo exactamente quien siempre debí ser. El pasado ya no me perseguia. El futuro era brillante. Y finalmente recordé algo que debi haber sabido desde el principio: no necesitaba que nadie me protegiera, nunca lo necesité. Era una mujer fuerte e independiente, carajo. Y habia sobrevivido perfectamente por mi cuenta.
