---- Capítulo 7 Perspectiva de Sofía Cuando la boda de Diego terminó, yo me habia marchado hacia tiempo. José, mi hermano, nos habia escoltado personalmente a los gemelos y a mí, de regreso a casa. Oficialmente habíamos vuelto a ser parte de la família Morales, Me crie junto al mar, en una casa bulliciosa y luminosa de Los Ángeles. Mi estancia en Nueva York nunca fue pensada como algo permanente, solo me quedé allí por Diego. Construí una vida para él y me conformé con estar a su lado. Pero siempre había pertenecido a ese lugar cerca del océano, con mi famiília. Desde que decidí dejar a ese bastardo egoísta y arrogante, había estado planeando cómo hacerlo correctamente. Porque Diego... era el tipo de hombre que nunca me dejaría ir. Incluso sabiendo que era incorrecto mantenerme bajo el mismo techo que Valeria, sabiendo cuánto me destruía eso, aun así, se habria aferrado a míi. Así que tuve que desaparecer de manera limpia y permanente. Curiosamente, fueron aquellos matones del centro comercial quienes me dieron la idea, ya que Diego no dudó en abandonarme ese día, ni siquiera pestafieó,. Podría haber muerto en ese callejón, y é| se habría marchado del brazo con Valeria, probablemente ni siquiera le importaba si vivía o moria. ---- Entendí que quizás, el vídeo del tiroteo falso era exactamente lo que necesitaba -algo para quedar libre finalmente, sin culpa. Así que le di lo que queria, y obtuve exactamente lo que necesitaba: Libertad. Antes de irme, dejé los papeles del divorcio firmados y sellados en su habitación, ya no tendria más opción que firmarios. éY yo? Estaba en casa, esta vez de verdad. Mateo y Camila se adaptaron rápidamente a la vida en Los Ángeles, quizás lo Ilevaban en la sangre. Amaban el sol, la brisa y el sonido de las olas rompiendo en la noche. José nos consiguió nuevas identidades, eso fue fácil, considerando quién era él y quiénes éramos nosotros. No me gusta presumir, pero la familia Morales habia criado a más de un genio. Mateo aún cargaba con el trauma de aquellos días oscuros en el sótano, así que lo mantuve cerca, lo eduqué en casa con cuidado y paciencia. Pero Camila, mi dulce y resiliente hija, estaba prosperando. Se había inscrito en una pequeõa escuela local, una lo suficientemente tranquila como para que nadie pensara en buscarla allí. éY yo? Volví al negocio familiar. Mi padre necesitaba ayuda con el club de luchadores, su pequeão imperio privado de apuestas y combates clandestinos. Las matemáticas se me daban bien, además, tenía ese tipo de enfoque frío, necesario para los números y la sangre. La vida era más tranquila, más simple. Se sentía bien estar rodeada de personas que realmente me amaban, que nunca me habían hecho suplicar por un espacio en su mundo. ---- Pasó medio aio. Fue entonces cuando empecé a escuchar los rumores. Diego estaba causando problemas por toda Nueva York; iniciando peleas y metiéndose en tiroteos, sin importar si era un viejo rival o un desconocido, elegía cada pelea como si tuviera algo que demostrar. Preguntaba por todos lados, siempre lo mismo: -;Conocen a una mujer Ilamada Sofía Morales? zUna mujer con gemelos? Fue entonces cuando lo supe; no se habia rendido, seguía buscándome. Era más persistente de lo que habia anticipado. Probablemente debí haber fingido dejando tres cadáveres, solo para asegurarme de que se detuviera. Porque así era Diego, hasta que no viera un cuerpo, no creeria que todo habia terminado. Más tarde, resultó herido en uno de los fuegos cruzados. Tuvo las costillas rotas y un brazo fracturado. De hecho, pasó semanas en silla de ruedas. Pensé que se detendría entonces, que quizás el dolor lo ralentizaria. Pero una vez que sanó, siguió adelante. José pensaba que Diego no era más que un chiste, preguntándome si quería hacerlo sentir peor. Le dije que no me importaba, así que José lo hizo. Le entregó las grabaciones de seguridad a Diego: la prueba de que Valeria habia encerrado a nuestros hijos en el sótano, que los había matado de hambre y golpeado. La prueba de que esa mujer le habia mentido en sucara. ---- También fue Valeria quien habia fingido mi muerte tras el secuestro, mintió durante meses para que Diego no me buscara. éY la cereza del pastel? ;Los matones del centro comercial? También fue organizado por ella. Los contrató, les prometió el dinero de Diego y les ordenó que me mataran. Era su perfecta e inocente angelita. Me pregunté cómo lo había tomado al descubrir la verdad. ;Habría Ilorado, gritado o finalmente se habría dado cuenta de lo equivocado que estaba? ;La odiariía ahora o se odiaría aún más a si mismo por haber dudado de mií? Pensé que mi vida seguiría con tranquilidad. Hasta el día en que fui a recoger a Camila de la escuela y vi a un hombre merodeando cerca de las rejas. No fue hasta que me acerqué que me di cuenta de quién era. -Sofía? -preguntó. Era Diego, pero apenas estaba reconocible, Su rostro, antes perfecto, estaba marcado con cicatrices, sus ojos se veían hundidos y vacios por meses de deterioro, incluso su mano extendida temblaba mientras intentaba alcanzarme. Seguía vestido como el hombre que una vez conocí, pero todo lo demás en él estaba fracturado, agotado y destrozado. No respondi. Entonces, dirigió su atención a mi hija, agachándose y forzando una sonrisa. -zEsta es Camila? Papi te extrafia, mi amor. Ven a darle un abrazo a papi... ---- Camila inmediatamente se escondió detrás de mí, aferrándose a mi abrigo. -Mami... -susurró con los ojos muy abiertos. No corrió hacia él Ella recordaba, también lo que él había permitido que le hicieran, habia dejado que Valeria la lastimara. Y como la nifia inteligente que era, no queria saber nada de él. Sonreí y me agaché para tomarla en brazos. -é Qué tal si descansas en el auto, mi amor? -murmuré-. Solo necesito intercambiar unas palabras con este sefior. Le besé la frente y la acomodé en el asiento trasero, cerrando la puerta con seguro antes de voltear a ver a Diego nuevamente. Ahora estaba de rodillas, hundido en la tierra, mirándome con ojos llenos de algo... varrepentimiento? ;desesperación? Ya no me importaba. -Cuánto tiempo sin verte, Diego -dije con naturalidad. -Tú... no moriste? -balbuceó, su voz era un cascaron vacío-. Los gemelos... 4dónde está Mateo? -Dónde esté Mateo -dije friamente-, no es asunto tuyo. Tragó saliva con dificultad. -Yo... vine a Ilevarte a casa. -iCasa? -repetí, dejando escapar una risa cruel-. ; Te refieres a ese lugar? ;Dónde tu preciosa Valeria encerró a mis hijos en un sótano? ;Dónde colgaste su foto de boda en mi habitación? zEsa casa? Nunca fue mia, Diego. Tampoco perteneció a mis hijos. -Sofía, por favor... -suplicó con voz ronca-. Después de enterarme de lo que hizo... me deshice de ella. No podía vivir con eso, no podía ---- mirarla después de eso. Mira... mira, lo grabé, por si no me creías.. Sacó su teléfono y presionó reproducir. En el video, Valeria estaba colgada por las mufecas en alguna habitación subterránea, atada a una viga del techo. Su cuerpo era un desastre de moretones y sangre, sus gritos hacían eco mientras los guardias de Diego la azotaban.
