---- Capítulo 06 Cuando Ilegué a Ciudad Encina, ya era de madrugada. Mis padres, que se acuestan temprano desde siempre, estaban en la salida de la terminal, buscándome de un lado a otro con ansiedad. En cuanto los vi, corrí directo a sus brazos. -Papá... mamá... -mi voz se quebró apenas abrí la boca. Mi papá acarició mi cabeza con ternura y sonrió con alivio. -Ya estás en casa, Vanesa. Ya estás en casa. Todo en casa seguía como cuando me fui. Después de dos días de descanso, comencé a trabajar en el bufete que fundaron mis padres. Ellos, siempre discretos, no dijeron a nadie que yo era su hija. Así que, como todos, tuve que empezar desde abajo. Nada de privilegios. Si no pasaba el período de prueba, me iría. Pero, curiosamente, esa honestidad me hacía sentir bien. Después de tanto tiempo, por fin estaba viviendo para mi. Si pude ser de las mejores en Santa Lucía del Valle, también podría hacerlo aquií, en Ciudad Encina. Tres meses después, superé el período de prueba, Cuando mis padres lo supieron, me esperaron en casa con una mesa llena de mis platillos favoritos. -ijAy, si yo ya sabía que mi hija podía con todo! -dijo mamá entre risas, orgullosa ---- Pasar el filtro de su bufete no era cosa fácil, y ellos lo sabían. Justo cuando mamá estaba sirviendo la última bandeja de comida, sonó el timbre. Sin pensar, fui a abrir la puerta. Yahíestaba él. Leandro Fuentes. Tres meses sin verlo. Ahora parecía otra persona. Más delgado, despeinado, con la barba crecida y la mirada perdida. Su voz ronca apenas salió: -Vanesa.. Mará, al ver que no regresaba, se acercó preguntando: -iTodo bien? Sabia cuánto lo detestaban mis padres, así que reaccioné rápido. Empujé a Leandro hacia el pasíllo y le grité: -iSalgo un momento, mamá! Bajamos las escaleras a toda prisa. Al Ilegar a la planta baja, solté su brazo y me giré bruscamente. -iCómo supiste que estaba aqui? Leandro parecia nervioso. Bajó la cabeza y respondió en voz baja: -No te enojes. Busqué por todas partes. Ayer vi a tu mamá entrando a este complejo... luego un viejo compaííero me ayudó a entrar. ---- -Seguí a tu mamá hasta la puerta... y estuve ahí mucho rato antes de atreverme a tocar. Sacó algo de su abrigo. Era la pulsera. La pulsera que yo habia destrozado. -La recogí del basurero. La mandé a arreglar -dijo con voz temblorosa. Por un instante, me quedé en silencio. Ahí estaba, otra vez, ese objeto que me habia acompaíado durante cuatro afios. Aunque estuviera reparada, aún se notaban las grietas. No lo tomé. -No hace falta. Mejor dáselo a Clarisa Guzmán. -Aunque... con todo lo que le regalaste, dudo que aprecie algo tan barato. Leandro bajó la cabeza. Susurró: -Lo sé.. lo arruiné todo... Perdón, Vanesa. -Desde que te fuiste entendí lo que perdí. Dame una oportunidad. Déjame compensarte. -No. Mi respuesta fue inmediata. -No voy a lanzarme dos veces al mismo pozo. ---- Leandro levantó la vista. Su rostro se desmoronaba. Y yo, por primera vez, me sentía firme, tranquila. Porque sabía, con toda certeza Yo ya no era la misma,
