---- Capítulo 9 Miraba por la ventana el paisaje que pasaba velozmente, riéndome para mis adentros con amargura. Los 800,000 ya estaban perdidos, sin posibilidad de recuperarlos. Lo tomaría como el castigo merecido para Roberto y su madre. Ahorales tocaba el turno a Roberto y a esa banda de animales. Ninguno en todo el pueblo se iba a salvar. Ya había entregado todos los videos de vigilancia grabados esta vez, junto con los resultados de la evaluación de lesiones. Aunque la aparición de Martina fue inesperada, mi visita a la casa de Roberto era parte de mi plan. Como no había cámaras de seguridad en el pueblo durante el incidente anterior de la boda, no pude probar quiénes participaron exactamente. Esta vez, al volver al pueblo, tenía dos objetivos: conseguir el teléfono de mi suegra y, por si acaso, decidí involucrarme personalmente para inducirlos a cometer otro delito. Ahora, todas sus acciones quedarían registradas en video de alta definición. No esperaba ganar una tonta como Martina en el proceso. Me intrigaba cómo Roberto pudo fijarse en ---- ella. Solo demostraba que él era igual de estúpido, y que la verdadera ciega había sido yo en mi juventud. Me reí de mí misma con ironía. Ya había pagado mi precio, ahora les tocaba a los demás. Al salir después de dar mi declaración, ya había oscurecido. Recibí un correo de Roberto rechazando mi propuesta de divorcio, y empezó a bombardearme con mensajes, algo inusual en él: - Camila, volvamos a como éramos antes. Ahora solo te tengo ati. - Camila, me siento terrible. Déjame ir a verte, empecemos de nuevo. - Camila, ipor qué cambiaste la contraseha de la casa? - Ven a mi lugar, nunca has venido, éverdad? Te mando la ubicación. Ya cambié la contraseha a tu cumpleaãos. - Camila, ;ipor qué aún no lIlegas? ; Estás celosa de Martina? Ya corté todo contacto con ella, la haré pagar por esto. - Ya no hay nadie más entre nosotros. é Por favor, ---- vuelve, sí? Luego, pareció emborracharse y comenzó a enviar notas de voz de un minuto. Me pareció extrafio, ya que Roberto no me había enviado mensajes así en tres ahos. Vagamente recordé que cuando estábamos enamorados, él era así de pegajoso, enviando mensajes sin parar si yo no respondía. Ver la pantalla 1Ilena de mensajes otra vez me hizo sentir que todo había cambiado irremediablemente. Le envié un recordatorio de la fecha del juício y luego borré todos sus contactos. Me di cuenta de que tenía demasiadas formas de contactarme, en cada aplicación, en cada rincón. Debimos haber estado muy enamorados alguna vez. Qué repugnante. Era como un gusano que se había infiltrado en cada aspecto de mi vida, devorando lo que alguna vez fue una existencia feliz y hermosa. Se tragó mi felicidad viva, dejándome solo con migajas y una humillación interminable. ---- Afortunadamente, todo estaba por terminar. Decidí sacar la tarjeta SIM del teléfono y la tiré por el inodoro. Después de todo esto, me sumergí en la bafera, sintiéndome liberada. Por fin, todo iba a acabar. Al día siguiente, me despertaron los golpes en la puerta de mi asistente. Mi propia empresa había salido a bolsa y las acciones habían subido enormemente. Mi asistente trajo un pastel grande e insistió en que probara un poco. Me contó que Martina había sido arrestada. Gracias a las pruebas que proporcioné oportunamente, la detuvieron antes de que saliera del hospital. No solo enfrentaba un juício legal, sino también una indemnización de casi 500,000. Unos 200,000 eran por mi ropa, bolsos y el jarrón de porcelana azul y blanca para la ceremonia de bodas. Los 800,000 restantes eran la compensación que exigía Roberto.