---- Capítulo 9 Mi vida en la Manada Luna Plateada transcurria en paz y felicidad. Luciano era la pareja perfecta, un alfa fuerte que me respetaba, valoraba y no solo me daba mucho espacio, sino también, poder. El jardín de hierbas que administraba florecia, y las nuevas plantas de hoja plateada que cultivábamos tenían las mejores propiedades curativas. Felipe crecia rápidamente bajo la guía de Luciano; era honesto, valiente, y sus ojos brillaban con emoción por el futuro. Se adaptó completamente a la Manada Luna Plateada y veía a Luciano como su único padre. Pero los días pacíficos no duraron. Las patrullas fronterizas de la Manada Luna Plateada comenzaron a enfrentarse cada vez más a pequeas provocaciones y ataques. Los fuertes guerreros de Luna Plateada los manejaban con facilidad, pero esos incidentes siguieron ocurriendo con mayor frecuencia, por lo que Luciano comenzó a fruncir el ceão constantemente, sabía que algún poder desconocido estaba detrás de esos eventos inusuales, aunque no estaba seguro de quién. Un dia, Felipe salió en una misión de patrulla fronteriza con mi primo, León. Los emboscó un pequeio grupo de lobos intrusos bien equipados. 'Aunque Felipe era joven, se mantuvo calmado. León y é! trabajaron juntos perfectamente, mostrando astucia en el combate y un coraje muy superiores a su edad. Lograron repeler a los enemigos e incluso capturaron a uno de sus líderes. ---- Bajo interrogatorio, el líder reveló un nombre impactante: *Román". Dijo que el "Sefior Román" de la Manada Arroyo Piedra, les había ordenado en secreto, seguir hostigando las fronteras de la Manada Luna Plateada, para probar su fuerza y cómo reaccionaban. Cuando Ilegaron las notícias, Luciano entendió lo que pasaba, pero no dijo nada. Todos en la Manada Luna Plateada elogiaron a Felipe por cómo su desempeão en esa pelea. El mismo Luciano le dio una medalla colmillo de lobo, símbolo de honor para los guerreros de Luna Plateada. -Felipe -dijo Luciano, mirándolo con tanto orgullo-, has demostrado tu valía. Eres un verdadero guerrero, la esperanza de un futuro para la Manada Luna Plateada. Felipe me miró, parada junto a Luciano, y dijo en voz alta, -; Protegeré a mi madre, protegeré a mi padre, Luciano, y protegeré a la Manada Luna Plateada! Más tarde esa noche, me enteré de que Carlos había estado acercándose mucho a las fronteras de Luna Plateada, tratando de ver a Felipe. A veces dejaba atrás alguna presa que había cazado, o hierbas raras, como una disculpa inútil para Felipe. Felipe se había topado con Carlos cuando practicaba sus habilidades de rastreo cerca de la frontera. Carlos trató de acercarse a él, pero mi hijo lo rechazó duramente. -Tio Román -su voz fue clara y fria-, este es territorio de la Manada Luna Plateada. Por favor, retírese. Carlos se tambaleó, sus ojos Ilenos de dolor. -Yo... solo queria verte... ---- -Ya tengo un padre alfa -lo interrumpió Felipe-. Es muy bueno conmigo, así que no necesitamos tu "preocupación'.