---- Capítulo 8 Pensé que Hugo dejaría de molestarme después de ese incidente, pero no esperaba que Sara también viniera por mí. Rogó a Hugo: - Regresemos para terminar nuestra relación. jNo quiero robarle la pareja a mi hermana! j Soy una mala persona! Ella tiró del dobladillo de la ropa de Hugo, 1Ilorando desconsoladamente. La atención de él se desvió de inmediato. Abrazó a Sara con una mirada angustiada, susurrando con dulzura: - Sara, no llores. No es tu culpa. Es mi culpa. Te hice dafio. jVolveré contigo! En ese momento, ella me miró, intentando arrodillarse, y me dijo: -Hermana, lo siento. No te enfades con Hugo. jNo tenemos ninguna relación! Hugo la agarró y me fulminó con la mirada. - Alba, é estás satisfecha? jHiciste todo esto solo porque envidias a Sara! jTe juzgué mal! Armaron todo ese escándalo, y varios de mis compahieros que pasaban se detuvieron a observarnos, pero no me vi afectada en absoluto. Les dije con indiferencia: -Si no quieres que tu buena ---- hermana sufra, Ilévala de vuelta. Son la pareja perfecta. jNo vengan a causar problemas! Hugo me amenazó, muy furioso. - Alba, ya que es tu decisión, jno te vayas a arrepentir después! Me di la vuelta y me fui. No me arrepentiría, porque recordaba con mucha claridad las dolorosas lecciones de mi vida anterior. Nunca más viviría para los demás. Después de ese día, él no volvió a aparecer. Mientras trabajaba a tiempo parcial en el campo de entrenamiento, conocí a Alberto Gómez. Era mi compahero de un curso superior. Era alto y delgado, con una sonrisa radiante. Después de que nos hicimos amigos, me cuidó mucho, facilitándome el trabajo; así podía dedicar más tiempo al estudio. É] tenía excelentes calificaciones y me daba clases particulares en su tiempo libre. Para agradecerle, solía invitarlo a comer. A medida que nuestra relación se fortalecía, Hugo empezó a acosarme de nuevo. Luego de conseguir mi nuevo número de teléfono, me enviaba mensajes a diario. [éSigues enfadada conmigo? He reconocido mi error. ---- Vuelve]. [Alba, Sara está embarazada y el bebé es mío]. [Sé que te cuesta aceptarlo, pero tienes que creerme. Eres la única persona en mi corazón]. [éCuándo dejarás de enfadarte conmigo? éPor qué no me respondes? ; Qué quieres que haga para que me perdones?] Los borré todos y bloqueé su número. Después de llevar toda mi vida viviendo con él, no tenía idea de que pudiera ser tan descarado. -iCómo? iQuién te ha enfadado? Tienes las mejillas hinchadas, como las de un hámster. -Al decir esto, Alberto se me acercó y me pellizcó la cara suavemente. Me puse roja como un tomate. Entre timidez y enfado, lo perseguía para golpearlo mientras gritaba: -jEres como un hámster! jNo te invitaré a cenar! - -No, no, no, llevo siglos esperando a que me invites. Me equivoqué, jestá bien? -Se giró y me suplicó clemencia, dejando caer mi pufio sobre su pecho. Me miró con los ojos Ilenos de afecto, pero entré en pánico y aparté la mirada. Quizás por mis experiencias ---- pasadas, inconscientemente me resistía a dejar que Alberto se me acercara. Él percibió mi resistencia y volvió a estar a mi lado como amigo. Nunca me dejaba hacer los trabajos pesados en el campo de entrenamiento y dedicaba un esfuerzo considerable en mi estudio. Aunque lo invitaba a comer, pagaba la cuenta a escondidas, sin dejarme dar ni un céntimo. Después de conocerlo, me di cuenta de que yo también tenía a alguien que me apreciaba.
