---- Capítulo1o Después de enfermarme, mi temperamento empeoró muchísimo. Mi actitud hacia Yulia y Alejandro se tornó más áspera. En el último examen, aunque enfermé y mi rendimiento bajó un poco, aún superé con eso a Yulia. Me alegré; al menos en los estudios la superaba. Cuando levanté la vista, me encontré con su mirada de odio. Luego, una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios. Al principio no entendí con claridad qué significaba. Poco después de que saliera con algunos compafieros, se esparció el rumor de que yo era una maldición que había matado a mi madre. Al volver a clase, encontré serpientes muertas y arafias venenosas en mi asiento. Mis muebles estaban rotos e inutilizables. Como si el abuso físico no bastara, Yulia también ahora atacaba mi mente. Ala salida, me lanzó una sonrisa triunfante. éCómo podían sus ojos de cervatillo esconder tanta maldad? Cegada por la rabia, le arrojé mi libro con todas mis ---- fuerzas. Le di justo en la cabeza. Ella se agachó, gimiendo y sujetándose la cabeza. Yo sentí una extrafia satisfacción. Alejandro presenció todo el espectáculo. Se acercó furioso, me empujó al suelo y me gritó. Su rostro apuesto estaba desfigurado por laira. - éCómo puedes ser tan cruel, Lucía? -rugió. Mi mente estaba en caos. Sentía que iba a perder el control. - Sí, soy cruel -grité con toda la fuerza que me quedaba-. jSolo lamento no haberla matado! Mi grito espantó a los gorriones en los cables y resonó enlos oídos de todos los presentes. Vi la conmoción en los ojos de Alejandro y escuché los murmullos a mi alrededor. - Estás loca -dijo él, visiblemente avergonzado. Yo solo pude reír. - Sí, estoy loca éy qué? -respondí-. Alejandro, si supieras lo que ella me ha hecho, tú también enloquecerias. Espero que cuando sepas la verdad, no sea demasiado tarde para arrepentirte. ---- Me fui sin mirar atrás. Ya no me importaba nada en lo absoluto. El carifio de Alejandro, las buenas notas, un futuro brillante... todo era una mierda. Siempre me esforcé tanto en los estudios porque, cuando sacaba las mejores notas, papá me acariciaba la frente y Alejandro me traía un pastel como premio. Me aferraba a esas migajas de afecto.
