Capítulo 28: «¿Quién quiere hacerme el favor?». Su tono, cargado de arrogancia, no dejaba lugar a dudas de que rechazar su petición no era una opción. Como supuesta novia de Noah, Kyla era alguien con quien muchos querían congraciarse. Su voz apenas se oía entre la multitud cuando una multitud de voluntarios se abalanzó hacia ella, compitiendo por su atención. «¡Señorita Wade, permítame acompañarla!». Los labios de Kyla se curvaron en una sonrisa burlona, su satisfacción era palpable. Sin embargo, con un brillo astuto en los ojos, ignoró los rostros ansiosos y se fijó en Sadie, que permanecía acurrucada en el… La soledad se instaló en el rincón mientras Sadie permanecía inmóvil, con la mirada fija en Kyla, que ahora se dirigía a ella con un tono provocador. «Tú, Sadie», declaró, entreabriendo sus labios rojos. Sadie levantó la cabeza bruscamente y sus ojos se encontraron con la mirada gélida de Kyla. El mensaje era claro. Como si fuera una señal, la atención de la sala se desplazó hacia Sadie, iluminándola con una intensidad casi palpable. «¿Por qué estás tan callada? No me digas que no estás dispuesta a hacerme este favor», continuó Kyla, con voz dulce, pero bajo los tonos melosos se percibía un inconfundible tono coercitivo. Sadie apretó los puños sutilmente a los lados y luchó contra el impulso de negarse. Ahora, más que nunca, con su embarazo, mantenerse alejada de esas cenas era la opción más sensata. Pero antes de que pudiera expresar su objeción, la atención de Kyla se centró en otro colega masculino. —Mack, ¿por qué no te unes a nosotros? Su voz era suave e innegablemente seductora mientras se dirigía al colega masculino con un encanto natural. Mack Walsh, que estaba adormilado, se despertó de golpe. Una pizca de entusiasmo iluminó sus ojos mientras respondía, con una voz que mezclaba sorpresa y alegría: «Por supuesto, señorita Wade. Será un placer». Mientras Sadie observaba el intercambio, una fría sensación la invadió. Kyla estaba orquestando un espectáculo, un movimiento deliberado para acorralarla y obligarla a aceptar, para quitarle la opción de negarse. Era un juego de poder destinado a mostrar su dominio, y Sadie era el peón elegido. Fingiendo calma, respiró hondo y esbozó una sonrisa a Kyla. —Le agradezco la oportunidad de apoyar a la empresa, señorita Wade. Juntos, los tres se dirigieron a una sala privada de un restaurante. Mack iba delante, con paso rápido, consciente de su nueva importancia, mientras Kyla y Sadie le seguían, con un ritmo más mesurado. Sadie podía sentir la mirada de Kyla sobre ella, estudiándola, analizando cada uno de sus movimientos con una mezcla de curiosidad y un sutil destello de victoria. Al acercarse a la puerta, Kyla se detuvo bruscamente, con una sonrisa de disculpa que no llegaba a sus ojos. —Mack, Sadie, les pido disculpas por imponerles esta obligación social. Como saben, acabo de regresar del hospital debido a mi problema cardíaco y el médico me ha prohibido expresamente beber. Sin embargo, esta colaboración es vital y, si la ocasión lo requiere, tendré que contar con ustedes para brindar más tarde —dijo Kyla con una sonrisa encantadora y un tono sutilmente persuasivo. Mack se golpeó inmediatamente el pecho con una sonrisa tranquilizadora. —No se preocupe, señorita Wade. Es usted una invitada muy apreciada en nuestra empresa, y es admirable que siga adelante a pesar de su enfermedad. ¡Lo menos que podemos hacer es encargarnos de las bebidas! Kyla asintió con gratitud, mostrando claramente su satisfacción. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció cuando se volvió hacia Sadie y su voz adoptó un tono ligeramente más severo. —Sadie, tu dedicación te precede. Incluso antes de llegar aquí, había oído historias sobre cómo te sumerges en el trabajo, ganándote la reputación de «adicta al trabajo». Confío en que manejarás esta situación con tu habitual estilo, ¿verdad? El término «adicta al trabajo» golpeó a Sadie como una puñalada en el corazón. Estaba claro que Kyla la estaba poniendo en evidencia intencionadamente, tratando de desconcertarla delante de Mack.