Capítulo 46: Ahora, atraída por la prometedora bonificación vinculada al proyecto, se sentía obligada a lanzarse de cabeza al reto. Roy reflexionó brevemente sobre la situación, tamborileando con los dedos un ritmo pensativo sobre la pulida superficie de la mesa antes de dirigirse a ella con una calma calculada. —Por favor, siéntese, señorita Hudson. ¿Ha sido el propio señor Wall quien ha elaborado esta propuesta? El ligero arqueo de sus cejas delató su sorpresa, lo que proporcionó a Sadie un momento de alivio al sentir que se le quitaba un peso de encima. Intuyó que, por fin, las tornas estaban volviéndose a su favor, pero, dadas las circunstancias, era muy consciente de que la mayor parte del mérito debía recaer en Noah. Era absurdo pensar que una simple secretaria pudiera representar a todo el Grupo Wall. Con una sonrisa contenida, Sadie asintió con la cabeza en señal de reconocimiento. —Señor Domínguez, su perspicacia es encomiable. Sí, el señor Wall lo ha hecho personalmente. Por desgracia, hoy no se encuentra bien, así que me ha enviado en su lugar. Espero que todo sea de su agrado. Su voz mantenía la compostura, pero bajo la superficie hervía una sutil amargura. Por el bien de Noah, había dejado de lado sus propias ambiciones, satisfecha con apoyarlo desde detrás. Sin embargo, al final, seguía siendo una desconocida, y sus contribuciones se reconocían en silencio, pero nunca se celebraban. Roy asintió levemente y devolvió la propuesta a la mesa con delicadeza, con una expresión que delataba una pizca de admiración mientras miraba a Sadie. —Señorita Hudson, con alguien tan capaz como usted al lado del señor Wall, las cosas deben de ir mucho mejor. Me inclino por examinar más detenidamente este proyecto. ¿Podría explicármelo con más detalle? El nudo de ansiedad en el estómago de Sadie se aflojó ante el tono alentador de Roy. Le dedicó una sonrisa serena y segura y respondió con fluidez: —Por supuesto, señor Domínguez. Déjeme profundizar en los detalles de nuestra propuesta». Su voz era suave pero clara, y eligió meticulosamente las palabras mientras desentrañaba las complejidades de la propuesta, salpicando su explicación con observaciones perspicaces que parecían resonar en Roy, quien asintió con aprecio a sus argumentos. Mientras Sadie se deleitaba con su creciente sensación de logro, seguía felizmente ajena a dos figuras familiares que poco a poco acortaban la distancia entre ellas. La voz de Kyla flotó en el aire, teñida de emoción. «He oído que hay un restaurante nuevo en Elmsgate. ¿Lo probamos esta noche?». Se aferró afectuosamente al brazo de Noah, con tono juguetón y tentador. Sin embargo, Noah no respondió. Su mirada estaba fija en la elegante figura que se encontraba a poca distancia. Sadie vestía un traje elegante y discreto, con el largo cabello recogido en un elegante moño que acentuaba su delicado cuello. Irradiaba una mezcla de competencia y gracia. En ese instante, estaba sentada, parcialmente de espaldas, con una leve sonrisa de confianza en los labios mientras mantenía una animada conversación con Roy. Era un lado de Sadie que Noah nunca había visto antes. Los ojos de Kyla se dirigieron disimuladamente hacia Sadie, con una sonrisa astuta apenas visible en su rostro. Se llevó una mano a la boca, fingiendo sorpresa. —Noah, ¿me engañan los ojos? ¿Es Sadie? ¿Qué demonios hace aquí? Noah permaneció en silencio, con la mirada fija en Roy, que estaba enfrascado en una animada conversación con Sadie. Una sombra de duda se dibujó en su rostro. Los celos de Kyla se desataron cuando vio que Noah estaba tan fijado en Sadie. Sus emociones se transformaron en una ira latente. Agarró a Noah por el brazo, con voz fingidamente sorprendida. —Noah, ¿de verdad Sadie está hablando de negocios con el Sr. Domínguez? Pero creía que Wall Group no estaba colaborando con Maple Group en este momento, ¿o me equivoco? —Noah frunció el ceño, con un tono de disgusto inconfundible.
