Capítulo 47: Kyla, aparentemente ajena a su creciente irritación, se inclinó con una sonrisa burlona. —¿Podría ser que haya algo entre Sadie y el Sr. Domínguez? Hizo una pausa dramática, con la voz cargada de insinuaciones. —Pero el Sr. Domínguez es bastante mayor, ¿no? ¿De verdad eso no le molesta a Sadie? El aire alrededor de Noah pareció enfriarse, y sus ojos se entrecerraron hasta convertirse en dos rendijas heladas mientras clavaba una mirada severa en Kyla. —Basta de tonterías. A pesar de la advertencia, un escalofrío recorrió el cuerpo de Kyla y su pulso se aceleró. Contuvo una risita, cubriéndose ligeramente la boca con la mano mientras se apresuraba a seguir el paso rápido de Noah, con los tacones haciendo clic contra el suelo. Sus ojos brillaban con picardía, disfrutando de la conmoción que había causado. Roy los vio primero. A pesar de sus más de cincuenta años, su presencia era distinguida y vibrante. Se mantuvo erguido, saludando a Noah con una sonrisa cálida y calculada y la mano extendida. Wall, creía que no se encontraba bien. ¿Por qué ha venido en persona? —Sadie no había previsto encontrarse con ellos y sus rasgos se torcieron en una incómodas muecas de sorpresa. Noah echó un vistazo rápido a la propuesta comercial que había sobre la mesa antes de fijar la mirada en Roy, que mantenía una expresión impenetrable. En ese instante, el agudo instinto de Noah se activó, susurrándole que la situación era compleja. Abrió los labios para hablar, pero Sadie, rápida de reflejos, se interpuso: —Sr. Wall, ¿cómo se encuentra hoy? —Su voz estaba teñida de una sincera preocupación—. No esperaba que viniera en persona. Parece que valora mucho la asociación con Maple Group. Sus palabras le dieron una pista a Noah, ya que reconocía que sus propias medidas audaces habían orquestado la reunión de ese día. No obstante, si eso aseguraba la asociación con Maple Group, Wall Group se beneficiaría igualmente. Noah, siempre astuto hombre de negocios, captó sus insinuaciones sin perder el ritmo. Asintió con la cabeza, con una respuesta firme pero impregnada de una solemnidad innegable. —Mis disculpas, señor Domínguez, por no haber llegado antes. Los labios de Kyla se curvaron en una mueca casi imperceptible, y sus ojos brillaron con un destello de desdén. Había visto a través de la farsa; la negociación de alto riesgo de hoy era obra de Sadie. Y ahora, Sadie estaba pasando hábilmente la responsabilidad, obligando a Noah a desenredar la red que ella había tejido: qué movimiento tan estratégico. Kyla observó cómo Noah mantenía una fachada estoicamente indiferente. No había señales de que tuviera intención de frustrar el plan de Sadie, y Kyla no pudo evitar sonreír por dentro. Parecía que Sadie había conseguido convencer incluso al calculador Noah para que se saltara las reglas solo por ella. Roy y Noah ya habían tomado sus respectivos lugares en los lujosos sofás, listos para sumergirse en su discusión de negocios. Roy se inclinó hacia delante con una cálida sonrisa, con los ojos brillantes de admiración genuina. —Señor Wall, debo decir que su secretaria es extraordinaria. Es muy joven, pero comprende las complejidades del proyecto como una profesional experimentada. Es un hallazgo poco común —señaló, con voz llena de sinceridad mientras asentía con la cabeza hacia Sadie—. ¡Realmente ha conseguido un talento extraordinario! Sadie esbozó una pequeña y humilde sonrisa en respuesta. Su voz era suave pero segura cuando respondió: «Sr. Domínguez, es usted muy amable. Solo cumplo con mis responsabilidades y aprendo continuamente del Sr. Su postura seguía impecable, testimonio de su profesionalidad, mientras anticipaba el exitoso cierre de la reunión, que a su vez le aseguraría una merecida bonificación. La sola idea hizo que sus ojos brillaran con sutil anticipación. Al margen, Kyla observaba el intercambio, con el corazón hirviendo de envidia. ¡Ni loca se iba a quedar allí parada dejando que Sadie le robara el protagonismo!