---- Capítulo 4 Ante la confianza de Laura, me quedé sin palabras. Estábamos en un callejon sin salida cuando mi celular sonó. Era Pablo: - María, los animales que adoptaste ya han Ilegado seguros a Riberasol. Planeo mantenerlos en mi finca mientras tanto, hasta que regreses para organizar su alojamiento. ;Hay algo en particular que deba tener en cuenta? -iCómo tan rápido! - Sí, los traje de regreso en mi avión privado. - Riberasol es más frío que Altarreal, asegúrate de mantenerlos abrigados para que no se resfríen. -ijEntendido, lo haré! Pablo, al otro extremo del teléfono estaba feliz, parecía un nifio que había recibido un elogio, felizmente aceptando mi petición. Esa noche, toda la atención de Tomás estaba puesta en Laura; obviamente no se preocuparía por la ---- situación en la clínica veterinaria, por lo que le pedí a Pablo que se lIlevara a todos los animales esa misma noche. Ya que los animales se habían ido, no tenía sentido seguir actuando. Estaba a punto de dejar el vaso a un lado y salir de allí cuando Laura agarró mi mano y gritó a todo pulmón: - María, si te gusta este anillo, me lo quitaré con delicadeza para ti, pero no lo jales fuerte, me duele murcho la mano. Sus cejas se arquearon en un gesto de desagrado y su rostro se tihó de un rojo intenso, reflejando la aparente magnitud de la injusticia que creía estar sufriendo. Tomás, que estaba afuera, corrió desesperado hacia nosotras al oír esto. Miró a la pobre Laura y luego al anillo en mi mano, y frente a todos los invitados gritó: -iMaría, cómo puedes ser tan descarada, robando las cosas de otros! Eres de clase baja, sin ninguna gracia. j Si sigues así, terminaremos! En ese preciso momento, todas las miradas se ---- centraron en mí, la confusión, el desprecio, el disgusto eran como cuchillos afilados clavándose en lo más profundo de mi corazón. Ya no quedaba dignidad entre Tomás y yo. Miré al hombre que había amado durante tanto tiempo mientras las lágrimas caían desbordadas. é Por qué no empecé a salir con Pablo desde el principio? éCómo pude desperdiciar parte de mi juventud con este despreciable? Bruno, que siempre había intentado mediar, asombrado guardó silencio, me palmeó la espalda y me pasó un pafiuelo para secar mis lágrimas. Le sonreí agradecida a Bruno; incluso un amigo no me trataría como Tomás. -Llevamos tres ahos juntos, fasí es como me ves, como una despreciable mujer que roba anillos? ;Por qué no confías en mí, por qué solo escuchas su versión? Tomás me observó detenidamente, tratando de discernir la verdad: ---- -PLaura no es como tú, ella nació en una familia adinerada, tú eres de clase baja. Qué ridículos son sus valores. Interrumpí furiosa: - R Así que crees que los ricos son buenos y los pobres son malos? Sabes eres ridículo. Eres indeciso en tus sentimientos, no tienes una percepción correcta del mundo; quitando la fachada y la riqueza, jno signiíficas nada! -iCállate! -Tomás, no esperaba que le dijera eso, se puso furioso hasta el punto de ponerse pálido y me miró fijamente. Contuve las lágrimas y dije con la voz más calmada posible: --La piedra del anillo es mía, necesito Ilevármela, tú quédate con el engarce. Tomás se giró y gruhó a regahadientes: -Está bien. - PBien, entonces Ilamaré al joyero. ---- Enseguida contacté al joyero, dándole detalles sobre la situación. É] respondió al instante: [Salgo ya, estaré allí en 30 minutos.) Luego agregué: [Trae también el diseho del anillo, por favor.]
