---- Capítulo 9 Mariano no quería irse con las manos vacías, así que intentó todo para verme. Ya fuera enviando flores a mi oficina o comprándome dulces, aunque cada vez que lo veía me daba náuseas. - Mi amor, lo siento, realmente lo siento. |Déjame volver a casa! - suplicaba frente a mis compafieros, actuando como el esposo perfecto. Quería que todos pensaran que yo era irracional por pedir el divorcio. é Creía que así me haría retroceder? jQué iluso! - Por qué no vino tu amiguita contigo? Si te gusta y te trae tanta suerte, ipara qué me molestas? -iNo es así, Fabiola es solo una buena amiga! Me reí con sarcasmo. - Ah, fasí que las buenas amigas se abrazan a medianoche y viajan juntas en avión mientras mandan a la esposa a manejar sola? La gente alrededor nos miraba, haciendo que Mariano se sonrojara. - Me equivoqué, realmente reconozco mi error. iDebí mantener distancia con Fabiola, soy un imbécil! - intentó arrodillarse frente a mí. Vi a alguien acercándose corriendo. El espectáculo estaba por comenzar. ---- Fabiola levantó a Mariano de un tirón. -jNo le ruegues! Esta mujer no merece que te humilles así. jValeria, si estás enojada, desquítate conmigo, no tortures a Mariano! Me dio asco. - Ahora te preocupas por é1l? -Me di la vuelta para irme, asqueada de ver su teatro romántico. Fabiola me agarró del brazo. Le sonreí provocativamente y me dejé caer siguiendo la dirección de su agarre. Al instante, la sangre comenzó a correr por mis muslo: Ambos se quedaron paralizados. Gracias a mis compafieros que Ilamaron al 911 rápidamente. Perdí el embarazo. La policía se 1levó a Fabiola directamente. Cuando Mariano vino al hospital, su primera frase fue: - Dime tus condiciones para dejar libre a Fabiola. - Divorcio. Mariano, atormentado: - iTiene que ser así? iNo hay otra solución? Lo miré fijamente. -No. El día que salí del hospital, firmamos el divorcio.