---- Capítulo 6 En un momento de desesperación, mis manos comenzaron a buscar cualquier excusa para moverse en la mesa, hasta que mis dedos se detuvieron en el teléfono fijo. Sin pensarlo, presioné el botón de acceso rápido para la recepción y activé el altavoz. -Hola, aquí es la recepción -respondió Clara al otro lado de la línea. Diego se puso muy alterado al escuchar su voz y lentamente me soltó. Aproveché la oportunidad para escapar de su abrazo, agarré el teléfono y le dije con mucha furia: -Clara Vega, lIlévate a tu subdirector y sal de mi oficina. j|No quiero que pongas un pie aquí sin mi permiso alguno! Después de decir esto, colgué de un solo golpe, sin mirarlo, abrí la puerta de la oficina y le dije confundida: - jLárgate! El rostro de Diego se tornó oscuro, me miró profundamente y, en silencio, se dio la vuelta y se fue. Justo en ese momento, me sumergí por completo en la preparación para el Congreso Nacional de ---- Odontología que se Ilevaría a cabo en dos meses. Este congreso era muy importante para mi; mi papá es un conocido experto en odontología en el país y tiene mucha reputación en el campo. Si me destacaba en esta conferencia, me recomendaría para ser profesora invitada en una de las mejores universidades de medicina del país. En ese momento, no solo podría acceder a las técnicas odontológicas más avanzadas del país, sino que también podría publicar algunos artículos profesionales en la universidad, abriendo caminos para mi futura carrera. Era irónico pensarlo; en dos meses, iba a casarme con Diego. Pero bueno, sería mejor poner fin a esto; tuve cosas más importantes que hacer. Un día, mientras trabajaba en la presentación del congreso, me levanté para ir a la sala de descanso a prepararme un café. Justo al Ilegar a la puerta, escuché pasos muy apresurados y el Ilanto de una mujer que resonaba por el pasillo. Curiosa, asomé la cabeza y vi a una mujer de mediana ---- edad arrodillada en medio del pasillo, Ilorando desgarradoramente: - jDoctor! jPor favor! jSalve a mi hijo! éQué le pasa? Ese grito de desesperación hizo que cada uno se asustara. Me acerqué rápidamente, apartando a la multitud, y vi ala mujer arrodillada frente a la puerta de un consultorio dental, donde había algunos instrumentos médicos esparcidos por el suelo. Era el consultorio de la doctora Paola; aunque era algo despreocupada, era una persona muy eficiente en su trabajo. ;Cómo pudo suceder esto? Entré en el consultorio de inmediato y vi a Paola, con la frente empapada de sudor, realizando reanimación cardiopulmonar a un nifio de ocho o nueve afios. En un rincón, Clara, pálida como un papel, apretaba sus manos con mucha fuerza, temblando suavemente, como si hubiera recibido un gran susto. Corrí hacia el nifio, me arrodillé para ayudar con la reanimación y le pregunté con mucha ansiedad: - Paola, équé es lo que está pasando? La doctora Paola, con el rostro completamente pálido ---- y temblorosa, respondió: - Este nifio se Ilama Hugo Banderas; vino a sacarse un diente. -Como es tan pequefio, se resistió al tratamiento y se revolcó mucho en el consultorio, así que Ilamé a Clara para que ayudara... - -Pero, de repente, no sé por qué, se puso pálido, con los labios morados, y su respiración se hizo cada vez más débil... Miré a Clara, y ella, asustada por mi mirada, retrocedió un poco, evitando mirarme. Conteniendo mi ira, me devolví donde se encontraba Paola y le pregunté: - ;Cómo pudiste Ilamar a una recepcionista sin experiencia para que te ayudara? Paola, con una expresión incierta, dijo: -Hoy hay muchos pacientes; realmente no puedo con todo. Pensé que solo era cuestión de ayudar a calmar al niho y ponerle un poco de algodón en la boca para detener el sangrado; pensé que eso sería algo muy sencillo...
