---- Capítulo 10 Los dos hombres que cayeron al suelo no eran otros que... los mismos secuestradores que Olga había contratado. Ella dio un paso atrás, con los ojos abiertos como platos, completamente desencajada. - 2Ya cantaron todo -dijo Diego, con una voz más cortante que nunca-. El secuestro fue idea tuya. Lo organizaste tú solita para culpar a Elsa y hacerte pasar por la víctima. -iEso es mentira! -gritó Olga, negando con la cabeza, desesperada-. jYo no los conozco! jDiego, por favor, no les creas! Pero él no le dio margen para seguir actuando. Sacó el celular del bolsillo, lo desbloqueó y se lo mostró en la cara. -Miraesto. Enla pantalla, una transferencia internacional. Receptora: Olga. Monto: diez millones de dólares. Luego, una foto: Olga en la cubierta de un yate, con ropa de disefiador y una copa de champán en la mano. Muy lejos de la historia que había vendido: sola, en el ---- extranjero, pasando hambre y frío. Olga intentó arrebatarle el teléfono, fuera de sí, pero no lo logró. No entendía cómo todo había salido a la luz. éQuiénla había delatado? éQuién había filtrado ese video en plena fiesta? Diego la miraba con frialdad, el rostro duro, la mandíbula tensa. La conocía desde hacía casi diez afios... y sin embargo, la mujer que tenía enfrente le resultaba irreconocible. Pensó: "La Olga que yo recordaba era dulce, sensible, brillante... En qué momento te convertiste en esto?" Si no fuera por la evidencia tan clara, jamás habría creído que Olga fuera capaz de caer tan bajo. - bDiego, por favor... puedo explicártelo -balbuceó Olga, temblando- . Yo no quería engafiarte solo te amaba tanto que tenía miedo de perderte. - Y lo del dinero... pensaba devolvértelo, te lo juro. No lo necesito. Diego alzó la mano y le acarició la mejilla con una suavidad tan lenta que resultaba casi cruel. Pero de ---- pronto, sin previo aviso, le agarró la mandíbula con fuerza. -éDónde está Elsa? El dolor le arrancó un gemido. Las lágrimas empezaron a correrle por las mejillas. -No lo sé, de verdad... -iéDónde está?! -insistió Diego, apretando más, como si quisiera partirle los huesos con los dedos. Carlos, que hasta ese momento se había mantenido al margen, dio un paso al frente. -Suéltala, Diego -dijo con voz grave- . Yo sé dónde está Elsa. Y está bien. Está protegida. La madre de Olga lo miró incrédula, sin poder asimilar lo que acababa de oír. -icEstás loco?! jáVas a dejar que vaya a buscar a esa mujer?! Pero Carlos la fulminó con la mirada. -PLo que hizo Olga no tiene perdón. Y tú... tá por encubrirla, por criarla con esa impunidad... también eres responsable. Entre las dos ensuciaron mi nombre y el de esta familia. ---- - Desde hoy, están fuera de esta casa. Las dos. La mujer se quedó blanca. Y en cuestión de segundos, se desplomó en el suelo, sin fuerzas para decir ni una palabra. FAA Después de la fiesta, los que participaron en la tortura de Elsa terminaron destruidos. Algunos perdieron literalmente las manos. Otros, sus negocios, su prestigio... su vida entera. En menos de tres meses, ninguno seguía en pie. Durante ese tiempo, Diego removió cielo y tierra para encontrar a Elsa. Viajó al país que Carlos le había indicado. Llegó hasta la universidad donde se había matriculado. Solo para enterarse de que ella se había unido a una organización internacional Ilamada Misión Amanecer. Era un programa de asistencia médica en zonas de guerra. Sus voluntarios operaban con total confidencialidad: nadie sabía dónde estaban ni cómo contactarlos. ---- Diego lo intentó todo: Rogó, amenazó, ofreció dinero. Pero nada sirvió. Perdió el interés en todo lo demás. Renunció a su puesto en el consejo de la Universidad de Ríoalto y se encerró en su propia sombra. Durante los tres meses siguientes, deambuló de bar en bar, como si buscara algo que ni él mismo sabía. Una mujer tras otra. Rostros distintos, cuerpos distintos... pero siempre había algo: un lunar, una sonrisa, un susurro, algo que le recordaba a Elsa. Aquella noche, volvió a terminar en otro bar cualquiera. Uno de sus conocidos, al tanto de su obsesión, se le acercó con una sonrisa cómplice. -Sefior Cruz, hoy le traigo algo especial. - FEstas chicas fueron seleccionadas con cuidado. Elija la que más le guste. Diego levantó la mirada, con el rostro cansado. Fue repasando una por una, sin demasiado interés. Hasta que la vio. ---- Una muchacha con la cabeza baja, el pelo cayéndole como cortina sobre el rostro. Tenía un lunar junto al ojo, como Elsa. Diego entrecerró los ojos. - Ella -dijo con voz firme. El amigo asintió, hizo un gesto para que las demás se retiraran, y se acercó a la elegida. -Escucha -Tle susurró en voz baja- , el sefior Cruz tuvo una ex que se llamaba Elsa. - Te pareces mucho a ella, fentiendes? --Haz bien tu trabajo esta noche... y te va a ir muy bien.