---- Capitulo6 -No volveré jamas -Sefiora... :de verdad se va? -pregunté Silvia, plantada en la entrada, mientras se jugaba las ldgrimas. Era la unica sirvienta que alin quedaba desde mi llegada. La Unica que me habia tratado como a una hija, con genuino carifio. Y supe que solo ella lloraria mi partida con lagrimas auténticas. -Deberias felicitarme -dije, sonriéndole y tomandole las manos. con carifio-. Esto es una verdadera liberacién para mi. Diego actué con eficiencia empresarial: en cuestién de horas, transfirié los bienes acordados. Y yo, con solo los intereses de mis cuentas, compré un atico de doscientos metros cuadrados que habia codiciado desde el mes anterior. Los antiguos duefios habian emigrado, dejando tras de si un decorado roméntico estilo francés, del cual me enamoré de inmediato. Sin necesidad de reformas, podria instalarme esa misma noche. Entusiasmada, firmé el contrato antes de que cambiaran de idea, tras lo cual el personal de mudanza descargé todo en cuestién de horas, y las organizadoras profesionales que contraté hicieron magia: en media jornada, cada objeto tenia su lugar. Definitivamente, este era un dinero bien invertido. Ahora reposaba en el sillén junto al ventanal, contemplando tranquila el horizonte. Mi vida, por fin, habia dado un giro de trescientos sesenta grados. * Miguel fue el primero en saber del divorcio y aparecié cargado como ---- un burro de carga. Dieciséis afios de confesiones a medianoche lo habian convertido en mi cémplice perpetuo. -{Trajiste una tienda de campajia completa o qué? -pregunté con asombro al ver las bolsas. -El primer banquete en tu nuevo hogar debe ser casero -respondié mientras llenaba el refrigerador de manera obsesiva-. Traje fruta, leche... que ahora esté bien fria. Déjala a temperatura ambiente antes de... -iAy, madre mia! Pareces mi abuela -lo interrumpi, justo cuando una caja se sacudié sola, haciéndome gritar del susto-: iMiguel, eso se mueve! -Tu regalo de solteria. Abrelo -explic6, sonriendo como un nifio pequefio. E| maullido fue tan leve que casi lo atribui a mi imaginacién... hasta que vi un destello dorado. Del interior de la caja, emergié un gato dorado de ojos ambares, y, répidamente, comenzé a frotarse contra mis pantorrillas como si me conociera de toda la vida El corazén se me derritié enseguida. Diego, con su obsesién por la limpieza, jamas hubiera permitido una mascota. Solo Miguel recordaba cémo envejecian las fotos de gatitos en mi teléfono. -iEres mi angel de la guarda! -chillé, ahogando al minino en abrazos, al cual de inmediato bauticé Lumbre. Miguel cocinaba como si preparara un exorcismo: con un ---- exhaustivo fervor religioso. -Segura que quieres pasar sola tu primera noche? -pregunté con curiosidad, depositando un jamén ibérico en mi plato, Su mirada delataba el miedo: que el vacio me devolviera a los brazos de Diego. -Firmé el divorcio de manera voluntaria -aclaré, mordiendo el pan, satisfecha-. El accidente me reconfiguré el cerebro. Es algo irdnico tno es asi? Su sonrisa fue de alivio al comprobar mi sinceridad. -Diego nunca merecié esa obsesién tuya -dijo, moviendo la cabeza con desdén. Y entonces, llegé la pregunta crucial: -{Volverds a la empresa? Antes del embarazo, dirigia la compafiia familiar. Y, al retirarme, mi padre le entregé las riendas a Miguel, quien entonces era un universitario de dieciocho afios. Asustados, los accionistas pusieron el grito en el cielo de inmediato. Hasta que vieron cémo las. ganancias se triplicaban en tan solo dos meses. Miguel, el nifio prodigio que compaginaba MBA con juntas directivas, ahora figuraba en la lista Forbes -30 under 30.