---- Capítulo 7 Punto de vista de Carlos -Ella se ofreció para ser su química -dije, forzando las palabras-. La más joven en la historia. Luis no dijo nada, también sabía lo que eso significaba. Si Sofía realmente se había unido al Grupo Morales, estaba perdida para nosotros. Incluso si seguía viva, nunca podría regresar. Mi mente daba vueltas. iCómo habia permitido que Ilegáramos a esto? .Cómo era posible que la nifia que una vez Ilevé sobre mis hombros, se hubiera alejado tanto que ni siquiera noté que se estaba marchando? Ylo peor era... 6por qué sintió que tenía que hacerlo? Un dolor frio y hueco se instaló en mi pecho. Luis se levantó bruscamente. -Me voy a México. -éQué? -Voy a hablar con Sebastián Morales. No me importa lo que cueste, es nuestra hermana -Ya hablé con é| -dije en voz baja-. Es casi imposible traerla de vuelta ahora. Y temo que si hacemos enfadar a Sebastián, le podría hacer algo. Tenemos que mantener la calma. Pero Luis no me estaba escuchando, ya había perdido la razón. -iéCómo puedes estar tan tranquilo?! jEs nuestra hermana! Aunque me muera, la traeré de vuelta -espetó, elevando la voz-. Carlos, sabes qué clase de monstruos son los Morales. ---- -Luis, cálmate de una puta vez... -iéCómo podría?! -Gritó, con los ojos rojos de furia-. jMe dijiste que mantuviera la distancia! Dijiste que si nos acercábamos demasiado, la pondríamos en peligro. Y mira... ahora se ha ido. Me estremeci. -Hiciste que eligiéramos a Valentina -dijo-. Por encima de Sofía, una y otra vez. Diego irrumpió en la habitación, interponiéndose entre nosotros. Qué demonios está pasando? -Sofía -respondió Luis con amargura-. Nos abandonó. Diego parpadeó. -z Qué? ;No está en Cuba? Pensé que estaba trabajando en el nuevo producto... -Se fue -lo interrumpió Luis-. Huyó a México y firmó un contrato con el Grupo Morales. Ahora es una de ellos. Diego se quedó en silencio, Luis se volvió hacia mí, con la voz temblorosa. -Durante todos estos afios, te escuché. Fuiste nuestro padre después de que papá murió, así que seguí tu ejemplo sin cuestionar, pero mira adónde nos ha Ilevado eso. Tus decisiones y tu arrogancia la alejaron, la perdimos por tu culpa. Sus palabras me golpearon más fuerte que una bala. Me desplomé en el borde de la silla, con la respiración entrecortada, Mis rodillas apenas me sostenían No pretendí que eso sucediera, solo pensé que... si manteníamos a Valentina cerca, Sofía podría estar a salvo. Así, los reflectores ---- estarían sobre Valentina, no sobre ella. De esa manera, nuestra hermana podría vívir fuera de la sombra de nuestro mundo... sin cicatrices, ni exposición. je en voz baja-. Yo me encargaré, me pondré en contacto con Morales e iré a México personalmente. Pero hasta entonces, necesito que mantengas todo en orden, cuida de Diego y de Valentina. Si algo me sucede... tú serás el jefe de esta família. Luis no respondió, pero lo vi en sus ojos: apenas podía contenerse. Mi esperanza de hablar nuevamente con Sebastián Morales se desvaneció con rapidez. Después de esa única Ilamada, desapareció. Cada vez que intentaba comunicarme con él, algún asistente respondía con vagas cortesías y mentiras diplomáticas. Contacté a todas mis conexiones: antiguos socios, enemigos mutuos y fantasmas de aliados pasados. Todos me rechazaron, nadie se atrevería a ayudarme a enfrentar a los Morales. Finalmente, Ilamé a un viejo amigo, ahora retirado, que vivía en Italia, muy alejado de nuestro mundo. -Los Morales no rompen contratos -me dijo-. Si sigues presionando, te verán como una amenaza. Y cuando eso suceda, no dudarán en tomar acciones. -No puedo simplemente dejarla ir. -Tal vez tengas que hacerlo -dijo suavemente-. Si es inteligente, y lo es, no le harán dafo. Trabajará y se mantendrá útil, así es como ---- sobrevivirá, -Pero es mi hermana. Suspiró. -Entonces, confía en que ella puede cuidarse sola. Ya está dentro y ese estilo de vida es real. Los Morales no pierden tiempo ni recursos en alguien que no consideran valioso. Ella tiene valor, esa es su protección. Me quedé en silencio después de que terminó la Ilamada, con el teléfono aún presionado contra mi oreja Esa fue su manera de decirme que la dejara ir. Y quizás... quizás una parte de mí ya lo sabía. Porque si seguía presionando, se cansarían. Y cuando lo hicieran, matarían a Sofía solo para acabar con la molestia. Y la perdería... no solo por su elección, sino de verdad. Para siempre. Miré por la ventana, observando cómo la nieve cubria Nueva York en un silencio espeso y pesado. Hacía más frio de lo habitual ese afio. El tipo de frío que se cuela bajo tu piel y se asienta en tus huesos. Y me pregunté: ";Cómo será en México?" "iSofia Estará abrigada? ;Se habrá adaptado? zEl nuevo trabajo será lo que ella esperaba?"
