---- Capítulo 5 Después de escuchar eso, Lucas pareció recobrar la compostura. Forzó una sonrisa, asintió con la cabeza y apartó la mirada del paquete que aún tenía en las manos. Siguiendo a Marco, se dirigió a la habitación del hotel donde Fiona descansaba. AAntes de Ilegar, Marco le pidió a Lucas que comprara un ramo de flores, en secreto, con la idea de sorprender a Fiona Pero justo cuando Ilegaron a la entrada, escucharon el sonido de un encendedor. La puerta estaba entreabierta, y Lucas no podía creer lo que veía: Fiona, la chica que supuestamente tenía cáncer de pulmón, fumando como si nada Frente a ella, en el sofá, estaban mi padre, Carlos, y la madre de Fiona, Isabel, con expresiones de satisfacción plena. Isabel contaba las joyas y el dinero que Lucas le había dado para casarse con Fiona, con una cara Ilena de codicia y emoción. -Fiona es defectivamente una genia, hizo que ese tonto de Lucas creyera que tenía cáncer de pulmón. Podemos sacarle con ese cuento una buena cantidad de dinero. Jajajaja. La voz de Isabel rezumaba veneno mientras miraba a Carlos, que sonreia satisfecho. -Lucas es un tonto, dejó a Celia, que lo había amado durante quince aíios, para seguir detrás de mi hija. Es que igual tiene un encanto único. Carlos, tomando un sorbo de vino, dijo con una sonrisa arrogante: -Celia tiene mala suerte, como su madre. Esa perra sin suerte. Si hubiera obedecido y entregado la herencia, no habria terminado ---- saltando desde un edifício. Y no tendríamos que estar gastando tanto tiempo engafiando a ese imbécil de Marco. Fiona, visiblemente impaciente, puso los ojos en blanco y, con desdén, dijo: -iY esa maldita Celia, por qué no Ilega? Si se atreve a huir de la boda, la mato. Si no fuera porque no puedo tener hijos ; qué es lo que la hace acreedora del derecho de casarse con Lucas? Cuando lo hagan, busquen la oportunidad de mandarla a esa escuela de control obligatorio. -Después, yo me pongo a llorar frente a Lucas, diciéndole que Celia me maltrata, y seguro que me cree. Y luego, usaremos al nifio de Celia para reclamar la herencia de su madre. Los tres se rieron a carcajadas, sin darse cuenta de que las dos personas tras la puerta estaban escuchando, ofuscadas. De repente, un estruendo sacudió la habitación y la puerta salió volando por los aires. Lucas estaba tan furioso que su cara se enrojeció de rabia y su cuerpo temblaba. Con los ojos Ilenos de ira, preguntó con voz sombria: -éNos han estado mintiendo todo este tiempo? Marco, dejando de lado su fachada de amabilidad, no pudo contener su odio: -Entonces, fue realmente su culpa que mi madre muriera? Los tres quedaron paralizados, especialmente Fiona, que se apresuró a apagar el cigarro y, con lágrimas en los ojos, empezó a mostrar debilidad ante Lucas: ---- -Lucas, tú lo entendiste mal. Esas cosas las dijo Celia para amenazarnos. Ella dijo que, si no lo decíamos, mataría al bebé... -iMaldita! z Aún te atreves a mencionar a Celia? Lucas, fuera de sí, pateó a Fiona, que seguía acusando injustamente a Celia. Su ira estaba fuera de control, y las imágenes de los últimos afos pasaban por su mente como una película: Celia siempre habia sido la víctima... Quince afios... LCuántas mentiras habia inventado Fiona sobre Celia? Y cuántas veces é| mismo habia herido a Celia? Lucas no podía soportarlo. Cada vez que lo pensaba, sentía como si su corazón se rompiera en mil pedazos. Fiona, aterrada, intentó huir, pero Lucas la agarró del cabello y la arrastró de nuevo hacia él. -Te gusta hacerte la enferma, zeh? Pues ahora vas a saber lo que es sufrir de verdad. Con una sonrisa despiadada, Lucas tomó una botella de vino y la lanzó hacia la cabeza de Fiona. El vidrio rompió su cara, dejando marcas profundas. Fiona gritó de dolor, cubriéndose la cara. Isabel, fuera de sí por la furia, comenzó a gritar: -iVoy a Ilamar a la policía! iLos van a arrestar! justedes son unos asesinos! jFiona siempre ha sido inocente! j; Qué tenemos nosotros que ver con todo esto?! jUstedes dos son que han abusado de Celia!