---- Capítulo 5 Mis tres hermanos alfa regresaron a la sala junto con Elena. Antes de que ella pudiera comenzar su teatro, Diego ya habia establecido conexión mental con toda la manada. -Busquen dónde ha estado Ariana estos últimos días. Ahora mismo. Quiero nombres: quién la vio, a dónde fue. También revisen la vieja guarida de nuestros padres. Necesito saber todo lo que hizo, cada cosa. Cortó la comunicación con frialdad calculada. En cuanto obtuviera esa información, reconstruiría mi ruta paso a paso y después me haría pagar de una forma que jamás podría olvidar. Solté una risa amarga. ;Ya había borrado Diego de su memoria lo sucedido? Hacia poco, cuando salió a cazar solo, la Manada Luna Roja le tendió una emboscada y tres de sus mejores guerreros estuvieron a punto de destrozar a su lobo. Cada golpe de sus garras plateadas buscaba el punto mortal, calculado para matarlo. Percibí su peligro al instante. Me lancé hacia él sin dudarlo, abriéndome paso entre los árboles hasta Ilegar completamente herida por enfrentar a esas bestias sedientas de sangre. Pero no me rendí. A pesar de estar herida y temblando de miedo, logré cargarlo y escapar mientras esos lobos nos perseguían para rematarnos. Tras la muerte de nuestros padres, este lugar era mi único refugio. Si mis hermanos me echaban ahora... ;a dónde podría ir? Sergio recorrió la sala vacía con una mirada despectiva y despreciativa. ---- -Ariana no tiene cara. Nosotros aqui cuidando a Elena, y ella campante por ahí sin pagar por lo que hizo. Un gruíido grave escapó de su garganta -Voy a hablar con los alfas de las otras manadas. Mejor que no la estén protegiendo solo por respeto a mí. Carlos mostró la misma hostilidad, con los ojos encendidos de ira contenida. -Yo tengo mis propios contactos. Quizás se refugió con alguno de ellos Diego esbozó una sonrisa cruel. -Que se esconda. Ya veremos cuánto tiempo aguanta. Al final va a tener que pedirle perdón a Elena, quiera o no. No tiene a dónde ir. Sergio y Carlos se marcharon indignados, abandonando a Elena en la sala. Me quedé junto a Diego, tal vez porque era donde habia caído mi cuerpo. Elena los siguió con la mirada hasta que se fueron, y algo frio y resentido brilló en sus ojos antes de lanzarse sin dudarlo a los brazos de Diego. -Tal vez Ariana piensa que no merezco ser tu hermana -murmuró fingiendo que estaba dolida-. Quizás... quizás debería irme. Hasta que pueda demostrar que sí valgo la pena. Así ya no me haría daãio. Las lágrimas brotaron de sus ojos, resbalando hasta las garras de Diego, quien las secó con ternura fingida. -Elena, cálmate. Cuando la encontremos, va a pedirte perdón. Te lo prometo: no te va a volver a lastimar. ---- Elena se acurrucó contra su pecho, con una mirada que delataba triunfo y maldad. Observé la escena Ilena de rabia e impotencia, con ganas de gritarle y arrancarle la cara, de destruir cada una de sus mentiras, pero no podia ni tocarlos. En ese momento apareció un guardia. Diego movió las orejas y una sonrisa malévola se dibujó en su rostro. -eQué encontraron? -preguntó con anticipación mal disimulada, El guardia titubeó. -Alfa Dieg, Nadie la vio, no hay rastros. no encontramos nada de Ariana en estos tres días. Diego se puso rígido por completo, sacó las garras instintivamente, y una inquietud helada se apoderó de él. -iNo puede ser! gritó-. iMentira! iNo puede haber desaparecido por tres días! ;La estás protegiendo? ;Cómo te atreves a venir con una investigación a medias? jVe y búscala ahora mismo! Sus gritos hicieron temblar las paredes y el frio se sintió en todo el lugar. Tras un silencio tenso y prolongado, el guardia habló nuevamente, con una gravedad que lo cambió todo. -Alfa Diego... la loba de Ariana todavía estaba herida por el ataque de esos tres lobos de Luna Roja. No tenía fuerza para ir muy lejos. Las palabras impactaron a Diego como un golpe devastador. Diego abrió los ojos como platos, completamente aturdido, abrió la boca pero no pudo decir nada. Desde adentro salió un gemido profundo y desgarrador. ---- En ese instante... comprendí que Diego estaba empezando a darse cuenta de la verdad.
