---- Capitulo 9 jFuera de mi casa! Punto de vista de Olivia Me quedé congelada en el umbral de lo que solia ser mi habitacién, observando las pertenencias de Raquel que habian reemplazado las mias. Los frascos de perfume sobre el tocador, la ropa desconocida colgada en el armario... todo era prueba de que llevaba tiempo planeando esta invasién. Diego aparecié detrds de mi, conteniendo la respiracién al ver mi expresién. -Olivia, puedo explicarlo... -Empez6, su voz temblando entre la culpa y la defensa. Me giré lentamente para mirarlo. -Por favor, hazlo. Se pas6 una mano por el cabello, un gesto que antes encontraba entrafiable, pero que ahora reconocia como su sefial infalible de que estaba a punto de mentir. -No es lo que parece. -Me dijo Diego, lanzando una mirada nerviosa hacia las escaleras, donde Oscar luchaba por subir con su pierna herida. -{De verdad? Porque parece que metiste a tu amante en mi casa mientras yo estaba en el hospital con nuestro hijo. -Le respond, mi voz sonando escalofriantemente tranquila. Raquel aparecié en lo alto de las escaleras, ayudando a Oscar. Su rostro mostraba una expresidn de inocencia ensayada que me revolvia el estémago. ---- -Diego, te dije que esto la alteraria. -Dijo ella en voz baja. -Deberia haber esperado a que tuvieras la oportunidad de explicarle. Diego carraspe6 y se acercé a mi con las manos levantadas en sefial de paz. -Mira, Raquel fue desalojada de su apartamento. El duefio vendio el edificio sin previo aviso y no tenia a donde ir. -Qué conveniente. -Le dije, sin emocidn. -Solo necesitaba un lugar para quedarse por un tiempo. -Continué su explicacién que sonaba perfectamente ensayada. -Y con tus horarios tan largos, pensé que seria util tenerla aqui para ayudar con Oscar. Ya sabes, para compartir un poco la carga. Solté una risa amarga que resoné hasta en mis propios ofdos. -{Compartir la carga? {Asi lo llamas ahora? Raquel dio un paso adelante, aun apoyando a Oscar, quien observaba todo con ojos muy abiertos. -Olivia, nunca quise causar problemas. Puedo quedarme en el cuarto de huéspedes si eso te hace sentir mas comoda. La desfachatez de esa mujer al sugerir donde deberia quedarse en mi casa casi me hizo perder el control. -=No quiero que estés cémoda en ningtin lugar de mi hogar. -Siseé. -Quiero que te vayas. Oscar se solté del apoyo de Raquel, su rostro enrojecido de ira -iNo puedes obligarla a irse! jEsta también es la casa de papa! Ignoré el arrebato de mi hijo y saqué mi teléfono del bolsillo. ---- Déjame dejar algo muy claro. Esta casa es mia, pagada con mi dinero. Y quiero que ambos se larguen ahora mismo. -Olivia, sé razonable. -Me suplicé Diego. -Es tarde, Oscar esta herido. gAdénde se supone que vayamos? -Ese no es mi problema. -Le respondi mientras marcaba un numero en mi teléfono. {Qué estds haciendo? -Me pregunté Diego, con su voz subiendo de tono. Levanté un dedo, indicéndole que esperara mientras hacia la llamada. -{Hola? Si, soy Olivia Valdés. Necesito reportar intrusos en mi domicilio, Camino Piedra de Luna 457. Si, espero. El rostro de Diego se oscurecié de rabia -{Estés llamando a la Guardia de la Manada? cEstas loca? Bajé ligeramente el teléfono. -No, simplemente estoy protegiendo lo que es mio. -Has ido demasiado lejos. -Grufd. -jPiensa en lo que estas haciendo! jToda la manada hablard de esto mafiana! Quieres que todos se rian de nosotros? ;Que sepan nuestros asuntos privados? Ya no me importa. -Le respondi con honestidad. -Mi reputacién no significa nada comparado con mi dignidad. Raquel dio un paso adelante, posando una mano suave sobre el brazo de Diego. Sus ojos brillaban con lagrimas no derramadas, una actuacién digna de un premio
