---- Capítulo 4 Sebastián se quedó paralizado por un momento, mientras Alejandro aprovechaba la oportunidad para darle un pufietazo en la mandíbula. -Ugh... Alejandro se levantó del suelo, mirando desde arriba a Sebastián que no salía de su asombro. Con voz indiferente, Alejandro le dijo: -Ahora, Ilévate a tu gente y lárgate ahora mismo de mi casa, Pero Sebastián se levantó de repente, empujó a Alejandro y corrió hacia el estudio. Sobre el escritorio, había un montón de fotos mias. En todas, mi rostro estaba cubierto de sangre, y en algunas era casi imposible reconocerme. Apenas les di un vistazo antes de apartar la mirada. Sabía cuán terrible se veía mi cadáver, con un ojo fuera de su cuenca y una gran parte de mi frente izquierda hundida. El forense habia tenido grandes dificultades para identificarme en su momento. Pero Alejandro tenía esas fotos ahí, a plena vista sobre su escritorio. Me sorprendió demasiado; no parecía temer asustarse a sí mismo. En ese momento, Sebastián sostenia las fotos, como si buscara desesperado algo, examinándolas detenidamente sin dejar pasar ni el más mínimo detalle. Una esquina de una de las fotos se había doblado debido a la fuerza con la que las sostenia. Mientras escuchaba el detallado informe de uno de sus subordinados, su mirada incrédula se trasladó a la pantalla de la computadora. En la pantalla habia un video del accidente en el que dos autos chocaban de frente. Mi auto salió volando casi de inmediato. Era ---- una imagen bastante impactante. Los ojos de Sebastián se enrojecieron de inmediato, y su mano temblaba mientras sostenía el ratón, pero insistió en ver el vídeo una y otra vez. - Cómo supiste que ella tuvo un accidente? La voz de Sebastián era ronca. Quizás también se preguntaba por qué Alejandro sabia algo que él aún no sabia. Alejandro, con un tono sarcástico, respondió: -iNo lo sabes? El último Ilamado que hizo fue para mí. Ya no tenía fuerzas suficientes para hablar, pero usó su último aliento para contarme un secreto. -é Qué secreto? -Sebastián preguntó, visiblemente ansioso. Alejandro, sin prisa, lo miraba sin contestar, viendo cómo Sebastián se alteraba cada vez más. -éCuál es ese bendito secreto? -Sebastián miraba a Alejandro con los ojos enrojecidos, ansioso por conocer la respuesta, Finalmente, Alejandro dejó de lado la burla, y con la expresión bastante seria, dijo: -Dijo que quien mató a tu madre fue Isabela. -jEso no puede ser! -Sebastián lo negó de inmediato. Sacudia la cabeza aterrorizado, murmurando: -No puede ser Isabela. Mi madre la trataba tan bien... Alejandro, z cómo te atreves a mentirme? z Es esto un truco tuyo y de Camila? Quieres ayudarla a escapar de mí, ;verdad? Alejandro, dile a Camila que, aunque muera, tendrá que quedarse a mi lado. Sentí una tristeza tan profunda, intentando reprimir el dolor en mi corazón. Ya estaba muerta, y no importaba si Sebastián creía o no ---- en esa verdad. No podría volver a hacerme dafio. Me vi obligada a seguir a Sebastián fuera de la casa de Alejandro. Mientras salíamos, sentí una mirada sobre mí. Me giré en busca de esa mirada, y mis ojos se encontraron justo con los de Alejandro. Sus ojos de repente se Ilenaron de lágrimas, y él pronunció mi nombre en silencio. -Camila... Me quedé al instante paralizada unos segundos, sintiendo un calor en los ojos. No fue hasta que vi esa silenciosa "Camila" de nuevo que finalmente lo creí: Alejandro podía verme. Quería correr hacia él, pero mi cuerpo se alejaba cada vez más, Estaba sentada en el auto. Aunque el ambiente en el coche era algo tenso, mis manos temblaban de la emoción. Alejandro había sido mi amigo de la infancia; crecimos juntos y sabíamos muchos secretos el uno del otro. Conocí a Sebastián en la universidad, y en el primer día que empezamos a salir, me apresuré a contarle el secreto a Alejandro. En ese preciso momento, la primera reacción de Alejandro no fue alegrarse, sino que me miró con una expresión compleja. -iDe verdad lo amas? -Sí, lo amo, quiero estar con él para siempre. -respondí sin vacilar. Ese día, Alejandro, que solía hablar demasiado, estuvo inusualmente callado. Poco después, se fue a estudiar al extranjero, y Sebastián y yo comenzamos a enfrentar la fuerte oposición de nuestras familias. Mi contacto con Alejandro disminuyó con el tiempo. Hasta que la madre de Sebastián murió, y é| solo sentía odio hacia mí. Fue entonces cuando Alejandro regresó del extranjero. Me preguntó si queria irme con él. En ese momento, sus ojos estaban ---- llenos de determinación y urgencia, pero yo no podía dejar a Sebastián, así que rechacé definitivamente su oferta. Alejandro se sintió muy decepcionado y poco después se fue de nuevo por fuera del país. Pasaron dos aíos. Y para ese entonces, el odio de Sebastián habia extinguido mi amor por él. Ya no queria estar a su lado. Cuando Alejandro se enteró, voló apresurado de regreso sin dudarlo. Sin embargo, la última vez que fui a la tumba de la madre de Sebastián, escuché a Isabela maldiciendo frente a su lápida. Fue en ese momento que me enteré de que la noche en que la madre de Sebastián me Ilamó, Isabela había ido a verla, suplicándole que la dejara estar con Sebastián. Al enterarse de las intenciones de Isabela, la madre de Sebastián se enfureció tanto que sufrió un ataque al corazón. Isabela le robó las medicinas, lo que causó su muerte.