---- Capítulo 7 Los espectadores estaban muy sorprendidos. No pude evitar en ese instante mirar hacia ellos dos. De repente, la puerta se abrió de golpe y varios policías entraron apresurados. Sin embargo, Alejandro sonrió y dijo: -Carmila, el espectáculo ha comenzado. Miré a Alejandro mientras presionaba con fuerza el botón. La gran pantalla que mostraba fotos de bodas ahora mostraba un video de vigilancia. Una parte era el video de mi accidente. Otra parte era el video de Isabela escapando temerosa de la casa de los Souzas. Finalmente entendí qué era el regalo del que mencionó Alejandro. Él queria desenmascarar a Isabela hoy. La boda, que al principio era feliz, ahora estaba muy desordenada. Isabela estaba confundida, buscando la protección de Sebastián. Sin embargo, Sebastián simplemente la empujó con indiferencia, mirándola con desprecio. -Isabela, ; pensaste que podías ocultar las cosas que hiciste? Mataste a mi madre y también a Camila. Te mereces morir. Isabela gritó desesperada, mientras Sebastián solo la miraba con ---- indiferencia cuando la Ilevaban los policías. Los crímenes fueron expuestos, y esta boda se convirtió en todo un escándalo. Alejandro, como un espectador, después de ver este escándalo, se levantó para irse. Al salir por la puerta, de repente sonó una firme voz. -Alejandro, devuélveme las cenizas de Camila. Tanto Alejandro como yo nos detuvimos. Sebastián se acercó apresurado a Alejandro, con una mirada indiferente: -Revisé la grabación de la cremación, fuiste tú quien se Ilevó las cenizas de Camila, Alejandro, devuélveme a Camila. Alejandro se rió arrogante: -Sebastián, tú fuiste quien abandonó sus cenizas, ; qué derecho tienes ahora de pedírmelas? -iAlejandro! -Sebastián, recuperé las cenizas de Camila personalmente, y por tu culpa, están Ilenas de polvo. No tienes derecho alguno a quedártelas, y yo nunca te las entregaré. Hubo un silencio absoluto en el auto, y cuando miré a Alejandro, nuestros ojos se encontraron fijamente. Él sonrió: -No vas a culparme por guardar tus cenizas, ;verdad? Negué con la cabeza. ;Cómo podria? Estaba agradecida con él. ---- É! continuó: - Ya pensaste dónde quieres que te entierren? zEn el pueblo natal, o en el cementerio? Su rostro parecía cubierto de polvo, y me sentí algo incómoda al verlo. Mi pueblo natal también era el pueblo natal de Alejandro. Pero no queria regresar a ese lugar. Después de pensar un rato, sefialé la botella de agua. Alejandro frunció el cefo, y su voz sonó triste. -Quieres que arroje tus cenizas al mar? Le confirmé con la cabeza. Alejandro se rió, con los ojos enrojecidos. É! aceptó y dijo: -Bien, que sea en el mar, para que Sebastián nunca te encuentre. Nos miramos y sonreímos. El día en que Isabela fue condenada, Alejandro me Ilevó a observar en el tribunal. Él dijo que quería que viera el destino que merecían los malvados, para que yo también pudiera estar en paz. Después de varios días sin verla, la brillante Isabela ahora lucia bastante desalifiada y desanimada. Parecia haber pasado por una terrible tortura; durante el interrogatorio, temblaba, como si al tardar en responder, fuera a ser ---- castigada al instante. Vi ansiosa todo el proceso. Desde la declaración de culpabilidad hasta la sentencia de muerte, todo transcurrió sorprendentemente rápido. Sin embargo, al salir del tribunal, Isabela de repente miró en una dirección y comenzó a gritar. Sin preocuparse por nada, intentó correr hacia ese lugar. Gritaba como loca sin parar: -Sebas, isálvame! No quiero morir, solo te amo demasiado. jSebas, Sebas, ayúdame, ayúdame! Miré hacia la esquina y me di cuenta de que Sebastián también habia Ilegado. Él la miró con expresión impasible y le dijo: -;Por qué no la salvaste cuando vi cómo mi madre tuvo un ataque al corazón? Cuando contrataste a alguien para matar a Camila, uno pensaste siquiera que ella también no queria morir? Isabela tienes que enfrentar las consecuencias de tus actos. Isabela se calmó un poco, y con compasión dijo: -gEntonces, esa boda, era toda falsa? ;Me hiciste tan feliz y luego me hiciste tanto dafio, solo para vengarte? Sebastián sonrió con crueldad. La expectativa en los ojos de Isabela se desvaneció por completo, y se rió como una loca: -iJajaja! Sebastián, 4 de qué sirve que te hayas vengado? Camila no volverá, ella está muerta. Por cierto, olvidé decirte que, antes de ---- morir, ella esperaba poder contarte la verdad, pero lamentablemente, un accidente de coche la mató. ;Y tú, en ese momento, qué hacías? Sebastián, estabas teniendo sexo tranquilo con otra mujer, jjajaja! De repente, me dio náuseas y no pude evitar vomiítar, pero no salió nada. Alejandro intentó darme una palmadita en la espalda para consolarme, pero solo pudo mirar cómo su mano pasaba a través de mi cuerpo. Él murmuró: -Camila, é! no vale la pena. Es verdad. Pero yo lo había amado profundamente, y me arrepentía por eso. Al ver el final de Isabela, de repente sentí que todo mi cuerpo se aligeraba Una vez fuera de la corte, Alejandro me miró fijamente, con dolor y alivio en sus ojos. Sus ojos estaban enrojecidos y su voz temblaba. -Carmila, te Ilevaré a ver el mar. Bajé la vista hacia mis pies, que ya se estaban volviêndose transparentes. Sonreí con tristeza y acepté
