---- Capítulo 10 Pensé que Rose se calmaria, pero no-todavía no había tocado fondo. Un día mi mejor amiga me mandó un enlace y, con voz gélida, soltó: «Mira esto; de verdad que no le cabe más descaro». Abrí el enlace: un extenso post viral me saltó a la cara, encabezado por un título estridente: «Ella me robó toda la felicidad desde que éramos nifias» En el texto Rose desgranaba, sin respiro, su supuesto "calvario". Contaba que yo la había intimidado desde pequeãia, que abusaba de mi condición de primogénita y me aduefaba de todo lo bueno. Decia que, detrás de mi fachada afable, manipulaba a la família para forzarla a ceder, incluso que le arrebaté a su compaíero destinado y la obligué a aceptarlo. Afiadia que ahora, amparada en mi título de princesa del Norte, la oprimia con sed de venganza, la empujaba al divorcio y arruinaba su reputación. Cada frase, un lamento bafiado en lágrimas, pintándola como la víctima indefensa. En cuestión de horas, la publicación trepó a lo más alto del foro de la comunidad licántropa, Muchos se tragaron su versión y colmaron los comentarios de insultos contra mí Mis padres biológicos leyeron aquello y su expresión se ensombreció. ---- Mi madre temblaba de ira: -jEsta mujer no conoce la vergienza! Voy a frenar esto antes de que crezca. Mi padre frunció el ceão y buscó a los mejores estrategas de comunicación del clan: -Si quiere guerra en la red, la tendrá. Negué con la cabeza, -No hace falta. Se quedaron perplejos. -Si tapamos la tendencia-expliqué con calma-parecerá que escondemos algo. Si ella quiere mentir, dejemos que sus mentiras se desmonten ante todos. Saqué el móvil y reproduje un audio. Era la conversación que habiía grabado a escondidas frente a la mansión Charles. La voz se oía nítida, cristalina: -gQuién es la Luna Diana? Todo lo que fue suyo me pertenece. -Tranquila: te daré a su compatiero y también a su hijo. -Aguanta, Rose, cuando nazca el cachorro.. Subí la grabación sin filtros a la red. Bastó un instante para que la marea cambiara de rumbo. Aun así, algunos dudaban de la autenticidad y gritaban montaje. Entonces apareció una voz conocida. El Alfa Nate se presentó en público... para pedirme perdón. La red estalló: ---- "cEn serio este tipejo viene a lavarse la cara ahora?" "Usar el cuerpo de tu esposa para parirle al amante? jEstá mal de la cabeza!" "Alfa Nate, zqué pensabas? Nos dejas en shock." "La pobre titular sufrió el infierno; tú perdiste todo derecho." "Alfa Nate, ojalá te hundas con Rose." Nate me envió un mensaje: queria reunirse. «Diana, sé que no quieres verme, pero debo explicarte algo en persona.» Lo rechacé. Ya no tenía crédito para hacerme dudar. Ala mahana siguiente, al salir de casa, un automóvil aceleró directo hacia mí; un chirrido cortó el aire. En un parpadeo alguien se lanzó y me empujó. iBum! El impacto retumbó; la persona cayó y la sangre tió la fria calzada. Sonaron sirenas; los guardias lobo acudieron y redujeron al conductor. La puerta se abrió de golpe: Rose saltó fuera como una fiera desquiciada, los ojos inyectados de odio. -iLuna Diana! ;Todo es culpa tuya, loba rastrera! jArruinaste mi vida! ;Con qué derecho sigues viva? ---- Gritaba fuera de sí mientras los guardias la sometían; pataleaba y chillaba con histeria, Yo contemplaba la escena con la mirada helada, impasiíble. En el suelo, el Alfa Nate yacía en un charco rojo; pálido, me miró con un gesto indescifrable. -Dia... na.. -musitó, intentando aferrarse a mi falda con la mano ensangrentada. Di un paso atrás y lo esquivé.
