---- Capítulo 4 Me senté en la camilla de la clínica privada y, muy cerca, escuché el susurro de mi mejor amiga. Unos segundos después terminó la Ilamada telepática y volvió el rostro hacia mí. -Tranquila, todo está arreglado. Saldrá justo como planeaste. 'Asentí apenas, con la voz serena: - Ajá. En ese momento llamó a la puerta mi sanador privado, Ilevaba la carpeta clínica en la mano y el gesto grave. -Sehora Luna Diana, debo confirmar por última vez su voluntad antes de la intervención. Abrió el expediente, me miró a los ojos con renovada seriedad: - El cachorro ya está casi a término; interrumpir la gestación ahora dafiará mucho su cuerpo... Además, este nifio ha sido difícil de concebir... Está completamente decidida? Lo observé sin el menor temblor en la mirada y respondí sin titubeos: -Estoy decidida, Titubeó y volvió a preguntar: -;Hay alguien que la acompae? iAcompatiarme? Solté una risa seca. Esos parientes que repiten "es por tu bien" solo urden trampas a mis espaldas, me engaíian y me adormecen, esperando que traiga al mundo a este hijo para dárselo a otro. Alcé la cabeza y le respondí con la calma de un agua muerta: -No. ---- El sanador guardó silencio unos instantes; pareció querer decir algo más, pero solo suspiró y le indicó a la enfermera loba: -Lleven a la Luna al quirófano. La puerta de madera se cerró despaci: por el pitido del monitor. ; el silencio volvió, roto solo Este es el primer gran paso que doy por mi misma. Está bien. Sin ellos también puedo vivir... y viviré con más claridad. Después de la cirugí conciencia cuando escuché una voz famiíliar. , aún no había recobrado del todo la -EI Alfa Nate te buscó hace un rato por el vínculo mental; al no hallarte me contactó a mí. Le di una ubicación falsa, pero pronto notará que algo no cuadra. Abrí los ojos y me topé con la mirada inquieta de mi amiga. -iCómo te sientes? -preguntó en un murmullo casi cauteloso. Me quedé un segundo inmóvil y, casi sin pensarlo, Ilevé la mano al vientre ya plano. Los dedos se detuvieron sobre la piel ahora silenciosa, como si todavia quisieran confirmar algo, o tal vez buscarlo instintivamente. Ella vio mi gesto, vaciló y susurró: -;...Te arrepientes? Guardé silencio; los dedos se cerraron poco a poco hasta que sentí un leve dolor sordo en la palma, entonces aflojé. iArrepentirme? Imposible. ---- Solo hay repulsión. Detesto sus mentiras... y detesto haber tardado tanto en despertar. Pero, al menos, no les di el gusto. Alcé la vista y dibujé una sonrisa helada. -Ni un poco. Extendí la mano y saqué del cajón junto a la cama un documento que habia ocultado mucho tiempo. -Ya tengo lista la solicitud -la voz me salió algo áspera, pero firme. Ella la abrió, se le heló el semblante: -zEs... la petición de arbitraje ante el Rey Alfa? Asentí: -Envíala ahora mismo al Tribunal Central de Arbitraje. Para romper el vínculo con el Alfa de un clan no basta con rechazarlo de palabra, y está claro que Nate no aceptará. No hizo más preguntas; solo dijo con decisión: - Entendido. Tras una breve pausa afiadió: -Las minas de roca lunar que compré a mi nombre, como me pediste, ya subieron de valor. Las traspasaré a tu nombre en cuanto salga. Bajé los párpados y respondí con suavidad: Está bien Pasaron unos segundos; de pronto solté una risa baja y una chispa gélida cruzó mi mirada: -No dejes que se enteren demasiado pronto. Cuando me recupere, les cobraré cada agravio... uno por uno.
