---- Capítulo 8 El rostro de Rose se volvió ceniciento; los labios le temblaron mientras intentaba abrir la boca para justificarse. Pero sus suegros no eran ingenuos; hacía tiempo que percibían algo extrafio. Su nerviosismo-sumado a mi comentario cargado de intención- había echado raíces de sospecha. -Rose, este cachorrito... zes realmente de tu sangre? -preguntó la suegra, ceão fruncido y tono grave. -iClaro que lo parí yo! |Mamá, cómo puede dudar de mi! La voz de Rose se quebró; apretó al cachorro contra su pecho como si cualquiera pudiera arrancárselo. Esa tensión excesiva solo la delataba más. El suegro endureció el semblante y decretó sin réplica: -Mafiana mismo harás una prueba de ADN. Rose vaciló; se quedó pálida como ceniza sobre la nieve. En ese instante el Alfa Nate, que habia permanecido al margen, por fin intervino. El gesto le mutaba a cada segundo; fruncia el entrecejo como si recién entendiera la escena. Se acercó y me miró con voz ronca: -Diana... jamás pensé que todo llegaria a esto. Solté una risita helada y no respondí Se alteró y afiadió atropellado: -Creí que tu loba era más fuerte, que eclipsabas a Rose; pensé que tus padres te favorecían... por eso ---- quise protegerla. Yo... yo nunca imaginé este desenlace. Sus palabras pretendían empaparse de arrepentimiento. Pero yo solo sentí náuseas. iSe lamentaba de verdad o solo vacilaba ahora que descubria mi posible sangre real? No me importaba, Solo sabía una cosa: lo que me debe, tendrá que pagarlo. Lo miré, la voz tan fria como escarcha: -Alfa Nate, el remordimiento no sirve. Elegiste tu senda; ahora afróntala. Los labios le temblaron, como si buscara replicar. Pero yo ya no tenía ganas de oírlo. Me di media vuelta y me marché sin mirar atrás. Tal como sospechaba, pocos días después se conocieron los resultados. Yo era la hija menor del Rey Alfa del Norte, perdida hacía mucho. Cuando mis padres biológicos supieron la verdad, sus ojos se Ilenaron de sorpresa, culpa y una alegría incontenible. Me habían buscado más de veinte afios sin rendirse; jamás imaginaron que su cachorra fuera despreciada y explotada como loba callejera en la casa Charles. Me ofrecieron lo mejor, dispuestos a emplear la fuerza de todo el clan para devolverme los veinte aõos de calor y dignidad arrebatados. Yo solo sonreí con suavidad. ---- Sabía que la falta no era de ellos; los verdaderos deudores eran los Charles. Pero ya era adulta y no pensaba ocultarme tras nadie. Con mis propios colmillos y garras abriria mi camino. Aunque les dolia, acabaron aceptando mi decisión. Mientras tanto, sin mi visión ni mis estrategias, el comercio del clan del Alfa Nate se hundió en errores: los recursos se agotaron y su reputación se desplomó. Peor aún, yo me habia convertido en su enemiga más poderosa Como princesa del Norte controlaba varias rutas clave de comercio; mis padres respetaban mi autonomía, pero, al enterarse de cómo me trató Nate, no dudaron en bloquear su cadena de suministros. Él suplicó ayuda por doquier, pero nadie respondió: quienes antes lo adulaban ahora lo tomaban a burla. Sin mí, no era más que un Alfa con título vacío y sin talento. Ni siquiera volvería a tener la oportunidad de levantarse.