---- Capítulo 6 Ni mis padres, ni Hugo, ni Gloria... nadie imaginó que yo pudiera rebelarme, mucho menos que fuera capaz de hacer que expulsaran a Gloria de la universidad. Dentro de la casa, los gritos y el sonido de cosas estrellándose contra el suelo no paraban. Gloria estaba fuera de control. Ana, agotada, se frotaba las sienes, intentando acallar el dolor que le martillaba la cabeza. - Ay, épor qué Elena sigue siendo tan egoísta? - suspiró, exasperada- . Todo por un disefio... Mira cómo dejó a Gloria, hecha pedazos, lIlorando sin parar. César tenía el rostro tenso, la mandíbula apretada. Soltó un resoplido por la nariz. - Ahora resulta que se cree la gran cosa... Ni siquiera se digna a contestarnos. Pues que no nos llame más, ésí? Y que ni piense en volver a pisar esta casa. Hugo, en cambio, estaba en un rincón, mirando fijamente el celular, sin decir nada. Desde que Elena le colgó, no podía sacarse esa angustia del pecho. Le había escrito por todas las redes posibles, una y otra vez... pero nada. Ni una sola respuesta. ---- Con inquietud, abrió el historial de chats. Deslizó el dedo por la pantalla, repasando las conversaciones. iCuándo dejaron de hablar a diario? fEn qué momento pasaron de contarse todo... a no decirse casi nada? Sintió un nudo en el estómago. Ahí estaba: ese mensaje. La fecha coincidía con la primera vez que cancelaronla boda. Elena le había escrito: "éDe verdad me amas?" Ese día é] estaba pescando con Gloria, queriendo despejarse... pensó que Elena solo quería discutir, así que no respondió. Y después... simplemente dejó pasar el mensaje. Como si no significara nada. Pero ahora que lo pensaba, desde ese día, algo en ella cambió. Dejó de contarle sus cosas, se volvió más callada, más distante. Hugo murmuró, casi sin darse cuenta: - éYa estabas decepcionada de mí desde entonces? Sacudió la cabeza. No podía ser. É sabía que Elenalo amaba. (O no? iDe verdad eso bastaba? ---- Justo cuando estaba por jalarse el cabello de frustración, sonó el timbre. En ese instante, sus ojos se Ilenaron de una esperanza absurda. Corrió a la puerta, la abrió de golpe y su voz salió con una mezcla de emoción y ansiedad: -iElena! Sabía que no te ibas a ir así... feh? éY tá quién eres? -Vengo a ver a Gloria. Era un hombre encorvado, con olor penetrante a sudor rancio y alcohol barato. Sin decir permiso ni nada, empujó a Hugo con el hombro y entró como si la casa fuera suya. -iGloria! jSal de una vez, carajo! -iOye! -la voz de César tronó con firmeza-. No sabemos quién eres, así que mejor te largas antes de que llame a la policía. Pero el tipo, completamente ebrio, se desplomó en el sofá con una sonrisa torcida. - êA mí me van a asustar ustedes? Tú debes ser el que la adoptó, éêno? Tranquilo, no vengo a reclamar nada. Solo ando corto de billete y pensé que mi hija podía echarme una mano. ---- Yalzando la voz, gritó sin vergiienza: -iGloria! jSé que estás ahí! Si no sales ya, voy a soltar todo, feh? jNo me provoques! -éQué haces aquí? - Gloria apareció por fin, rígida, con los ojos abiertos de par en par al verlo- . éQué quieres? El hombre soltó una risa seca y estiró la mano como si fueralo más normal del mundo. - Vine por plata. No tengo ni para una botella. Suéltame unos cincuenta mil dólares, ésí? Gloria se quedó helada. Apenas era estudiante y no tenía ni la sombra de esa cantidad, y mucho menos quería que ese tipo apareciera en su vida frente a César, Ana o Hugo. Niloca. - Sí, eres mi padre biológico. Pero desde que me dejaste tirada en ese orfanato, para mí estás muerto. No te debo nada. Así que lárgate antes de que lIlame a la policía. - iA la policía? -el hombre se echó a reír, como si hubiera escuchado el mejor chiste del afio. Luego se recostó, cruzó las piernas y la miró con burla-. Perfecto. Justo me encantaría hablar con ellos... sobre ese secuestro que tú planeaste hace cinco afios.