---- Capítulo 8 Punto de vista de Isabel Hoy se cumplían tres meses desde que empecé a salir con Kai, y él insistió en que lo celebráramos, -Cada pequeão aniversario importa -me dijo con esa sonrisa encantadora-. Ya sea nuestro primer encuentro, el mes, o un afo completo, todos forman parte de nuestra historia Así que nos vestimos con un estilo elegante, cenamos bajo luces de hadas, compartimos el postre, y él me Ilevó a casa como el perfecto caballero que siempre fue. AA mitad del camino, nos topamos con mi hermano, Damián. Me echó un vistazo rápido y se dirigió a Kai. -Puedes quedarte a pasar la noche, si quieres. Pero Kai negó con la cabeza, con una voz suave y respetuosa. Todavia no. Esperaré hasta proponerle matrimonio a Isabel y presentarme formalmente a tus padres, eso es lo que hace un caballero. AA veces olvidaba que Kai Díaz era un líder mafioso. Se comportaba con la gracia del viejo mundo, sus modales eran refinados, sus límites cristalinos. Nunca me presionó para quedarme, ni le faltó el respeto a mi famiília, ni siquiera con una mirada. En cambio, me consentia. No con extravagancias, aunque habia de sobra, sino con atenciones. Algunos días era una sola flor que él mismo había recogido. Otros, joyas hechas a medida, tan delicadas que parecían estar hechas de luz de luna. Me hacía sentir deseada, querida y segura. ---- Y desde que Carlos y Alexandra se mudaron, tras la develación de su embarazo y la finalización de su casa, mi vida había vuelto a algo parecido a la paz. Honestamente, los últimos meses se sentían como un suefo, habían sido demasiado perfectos, parecía un cuento de hadas. El fin de semana pasado, Kai me Ilevó a conocer a sus padres. Los Diaz estaban de viaje por Boston celebrando su aniversario de bodas, y él queria que yo compartiera con ellos, Me recibieron como famiília. La sefora Diaz me tomó la mano durante la cena y dijo. -Si Kai alguna vez te hace enojar, me Ilamas. Me aseguraré de que se arrepienta. Era elegante, feroz y amable, de esa manera que solo las mujeres poderosas pueden ser. Y antes de irme, me deslizó una caja de terciopelo en la mano, dentro estaba la joya familiar de los Diaz, un anillo de rubí y diamantes. Y entonces, justo allí, en la terraza del hotel, Kai apareció de la nada, con un ramo de flores silvestres y arrodillándose a mis pies. -éQuieres casarte conmigo? -preguntó suavemente. No dudé. -Sí. Por supuesto que sí. Con el cielo de Boston brillando detrás y sus padres con lágrimas enllos ojos, dije que sí Nos comprometimos. Quería una boda en otofio, algo dorado y fresco, como el aire antes ---- del invierno, así que solo nos quedaban dos meses. Pero Kai, siempre el prometido dedicado, ya había contratado a todo un equipo de especialistas en bodas. Solo tenía que elegir mi vestido, todo lo demás ya estaba en marcha, Contaba los días para convertirme en la sehora Diaz. Así que no esperaba encontrarme con Carlos justo al salir de una tienda especial para novias, todavía sonrojada por probarme los vestidos, radiante por el futuro que se acercaba. Pero ahí estaba él, salió de las sombras de una licorería cercana y me acorraló en el callejón detrás. Primero me Ilegó el olor, bourbon barato y algo amargo debajo. Su ropa estaba arrugada, desentonada. Tenías los ojos inyectados en sangre y la mandíbula sin afeitar, parecía un desastre. -Encantador -murmuré, intentando pasar a su lado. Sin embargo, me agarró de la mufeca y me empuió el teléfono en la cara. Foto tras foto de Kai y yo aparecían en la pantalla, riendo, abrazados, él arrodillado con un anillo en la mano. -iAhora me estás acosando? -pregunté, arqueando una ceja- Vaya, Carlos. No te imaginaba tan desesperado, Su rostro se torció. iCómo pudiste hacerme esto, Isa? Parpadeé. -;Hacerte qué? -;Vas a quedarte ahí y fingir? zÉ| es tu novio ahora? zEn serio? -Llevo meses con Kai, Carlos -repliqué con frialdad-. No es ningún secreto. Se burló, con un sonido amargo. -Novio, por favor. No actúes como si estuvieras por encima de todo. ; Te gusté durante qué, quince ---- afos? Y ahora qué? ; De repente ya no me quieres porque él besa mejor? ; Porque es mejor en la cama? Esas palabras me golpearon como una bofetada, pero no a mí, sino a Kai. gCómo podia faltarle el respeto a mi prometido? Así que le di una bofetada, fuerte. El golpe resonó en el callejón y por un instante, Carlos se congeló. Luego, sonrió inquietantemente. -Si terminas con él, aceptaré estar contigo -dijo, casi con alegría-. Incluso me casaré contigo. ;No es eso lo que siempre quisiste? Le levanté la mano, mostrando el anillo de rubí que brillaba bajo la luz del callejón -Ya estoy comprometida, Carlos. Y para que quede claro, no te quiero. Ni en esta vida, ni en la próxima, ni nunca. Su mirada se oscureció, pero en lugar de retroceder, me agarró por ambos brazos y me acercó a él, obligándome a mirarlo. -iNo te casarás conmigo? -preguntó en voz baja-. Qué curioso, porque ya lo hiciste.