---- Capítulo 6 Perspectiva de Diego -Diego... -la voz de Valeria tembló mientras me agarraba del brazo, deteniêéndome-. No puedes simplemente irte, esta es nuestra boda. Esas palabras me resultaban demasiado familiares, las había escuchado una y otra vez. "Me prometiste que me cuidarias." "Sabías que estaba sufriendo." "Dijiste que me darías un hijo. Un hijo con el apellido Herrera." Y finalmente, "Por favor, solo anuncia que nos vamos a casar. No quiero que Ilamen bastarda a Luna.* éLe había dado demasiado a Valeria? Tal vez. Pero esta vez, sus palabras no me afectaron. Lo único que me importaba en ese momento era encontrar a Sofía y a mis gemelos. Incluso si solo quedaban sus cuerpos... necesitaba traerlos a casa. -Suéltame, Valeria --me sacudí su agarre y me alejé del escenario. Ella se aferró a mi con más fuerza. -iDiego, te prohíbo que te vayas! Me giré lentamente, atónito. ;Por qué no la habia visto claramente hasta ese momento? Tan necesitada, pretenciosa y egoísta iHabia escuchado sobre el video y aun así, me prohibia salvar a ---- Sofía? -He dicho que me sueltes, carajo -mi voz sonó fria y definitiva. Pero Valeria negó con la cabeza, invadida por el pánico. -Por favor, Diego. Si te vas ahora... uqué dirá la gente de mi? ;De Luna? Sofía es fuerte, ;recuerdas? Más fuerte que yo, se salvará sola otra vez La miré sin palabras. -Aunque sea fuerte -dije finalmente-, igual puede morir si alguien le dispara, Valeria Se estremeció, sin embargo, lo intentó de nuevo. -gPero, y si el video es falso? -susurró, desesperada-. ;Y si lo inventó... para asustarte? ;Para arruinar nuestro día? LFalso? La miré como si nunca la hubiera visto antes. -Podria haberlo fabricado, claro -dije lentamente-. Pero incluso si lo hizo... sigue siendo mi deber ir por ella. ;Y quién diablos eres tú para intentar detenerme? Me quité sus brazos de encima con fuerza. - Quizás te he dado demasiado y olvidaste quién carajo soy. No vuelvas a hablarme ni a mencionar a Sofía nunca más. Valeria parecía herida. -Pero sabes que mintió sobre que encerré a los gemelos. ;Por qué no estaría mintiendo ahora? Tomé una respiración larga y profunda. -Me importa un carajo si mintió o no. Voy a encontrarla, zentiendes? Su compostura se hizo pedazos. ---- -cEntonces qué? ;Me abandonas ahora? -chilló. La dulzura se esfumó, en su lugar, quedó una mujer desquiciada, desesperada-. Si vas a decidir abandonarme así, cpara qué me pediste matrimonio? ;Por qué me dejaste mudarme? zO tener tu hija? -Esta boda, Valeria -dije, con voz helada-, era una formalidad. Dijiste que no querías que vieran a Luna como una bastarda, así que te lo ofrecí, pero eso es todo. No hay nada más entre nosotros, no te convertirás en la Sefiora Herrera. Ni ahora, ni nunca. Sus ojos se agrandaron. -No, no puedes hablar en serio, Diego. é Después de todo lo que vivimos? ; Todas esas noches... todas esas promesas susurradas? Me miró como si yo fuera el villano, como si le hubiera roto el corazón, pero ya estaba harto de seguirle el juego. -Sofía fue mi única y verdadera -dije, de forma tajante y definitiva -. Y si tuvieras una pizca de respeto por ella, me dejarías ir... para poder enterrarla como se debe. -Por favor, Diego. Prometiste... Ya estuvo, tras la constante mención de esa maldita promesa, mi paciencia se agotó. -Sí te cuidé, Valeria. Te di seguridad, dinero, comodidades... y todo lo que prometí. Todo lo que le habria dado a mi esposa. 4Y Sofía? Ella me compartió contigo, sufriendo en silencio. Pero ahora veo la verdad, fuiste una egoísta desde el principio. Di un paso atrás, mi voz se volvió más fria. -Luna Ilevará mi apellido, pero tú... vuelves a ser solo la esposa de mi sobrino, nada más que eso. Lo nuestro se acaba aqui. Me alejé mientras Valeria se desmoronaba detrás de mí. Gritando, ---- Iorando y suplicando. No miré atrás ni una vez. Mi asistente y yo seguimos cada pista y contacto, hasta que finalmente pusimos los ojos en una bodega en las afueras del Brooklyn. Cuando Ilegué, solo encontré restos; un pedazo de tela y débiles manchas de sangre secas en el piso. Sin cuerpos, solo silencio. No solo habían matado a Sofía y los gemelos, también se habían llevado sus cuerpos. -Jefe... -la voz de mi asistente vaciló-. ; Qué hacemos ahora? Los cuerpos... quizás ya los hayan... desaparecido. Encendí un cigarro con dedos temblorosos. -No me importa cuántas morgues, basureros o callejones tengan que revisar - ordené-. Encuéntrala, quiero el cuerpo de Sofía o sus restos. También los de los gemelos. Mi voz se quebró. -No regreses hasta que lo hagas. Mientras mis hombres peinaban la ciudad, volví a la mansión. Sofía dijo que habia dejado algo para mí, un regalo de bodas. Fui a nuestra habitación, estaba demasiado silenciosa y vacía, pero sobre la cama habia un sobre. Lo abrí, dentro había un acuerdo de divorcio, perfectamente firmado y sellado. Sofía había completado su parte, solo faltaba mi firma. Me habia dejado. ---- Eso me golpeó como un pufietazo en el pecho y me desplomé en la cama con el papel temblando en mis manos. No podía respirar ni pensar. Todas esas sonrisas, esas palabras suaves y esa ternura... Nunca planeó quedarse, me estaba dejando. éY por qué no debia hacerlo? La había traicionado. Una y otra, y otra vez. La culpa llegó como una marea, pesada e implacable. Me quebré. El dolor brotó de mí en un sollozo silencioso provocando que me encorvara sobre lo único que habia dejado; el acuerdo de divorcio, su último adiós. -Te perdí -susurré, con voz áspera y rota-. Realmente... te perdí, Sofia -Soy un imbécil. No te merezco. El siguiente momento fue pura desesperación. Me levanté y grité al silencio. -iSofía! Si estás aqui... si estás en algún lado... por favor... Por favor, lo siento. Ahora lo veo. Te extrafio. Por favor... Pero la habitación permaneció inmóvil; sin voz, ni aliento, ni respuesta, sin la dulce voz de Sofía Ilamándome "mi amor". Solo el suave eco de mi propio corazón roto rebotando en las paredes.
