Capítulo 2: ???? ???? ???? ???? ???? “La hija pródiga regresa. Dime que volviste casada y con hijos”. “Abuela, me fui con el señor Román para ser su criada… a eso me dediqué estos años”. “¿Criada? Te envidiaba, ahora te compadezco”, se burló Mindy. Después de aparentar haber perdido el apetito, llenaba su plato como si no hubiera comido en días. “Dime que por lo menos regresaste gestante… las mujeres que embaraza Gustav les dan una indemnización bastante sustanciosa, me imagino que el Señor Gibrand, al ser un hombre exitoso de la ciudad, te daría más dinero” Añadió la abuela inspeccionando la comida sobre la mesa. “No, abuela… Como dije, solo soy la criada”. Atiendo a su esposa e hijos, los cuido y mantengo la casa en orden. “Haces todo lo que haría su mujer, pero sin ser su mujer…”, dijo la abuela con el ceño fruncido. “¿Hay algo más patético?”, preguntó Mindy viendo fijamente a Lorena con sorna. “¿Por lo menos has tenido intimidad con él?” “¿Creo que la que no tiene hambre soy yo?” dijo Lorena dispuesta a subir a su habitación. Pensar en Román de esa forma le revolvía el estómago. “No sé cuánto tiempo planeas quedarte en esta casa… pero tendrás que conseguir un trabajo, ni creas que vivirás aquí de a gratis”, dijo la abuela sin voltear hacia Lorena. “Yo no voy a solapar mantenidas” [Mi familia me odia, el pueblo me odia… ¿En verdad tenía que venir aquí?] Le mandó un mensaje a Álvaro, necesitaba hablar con alguien que no la repudiara. [Créeme, estás mejor allá], respondió el abogado. [Los abuelos de Bastian descubrieron que tú lo mataste, pero no tienen pruebas. Ya logramos absolver a Emma de atropellar a Emily, pero aún falta terminar de cubrir tus huellas y archivar el caso]. [¡No me dejen aquí! ¡Por favor! ¡Dile al señor Román que estoy dispuesta a volver, correré el riesgo! ¡Esto es un infierno!]. Escribió desesperada. [¡Por favor, Lorena! ¡No puede ser tan malo, ahí creciste!]. [¿Quién dice que por haber nacido aquí, es el mejor lugar para mí? ¡Exijo regresar!]. [Exigencia denegada y te aguantas. Lorena se dejó caer en la cama y borró toda la conversación. “Hay un hombre que podría contratarte como su criada”, dijo Mindy recargada en el marco de la puerta, viendo a Lorena preparando la cena. “No pienso ir a la casa de Gustav…”, respondió hostil, sabiendo que Mindy solo quería burlarse de ella. “No me refiero a él” Torció los ojos y robó un trozo de manzana de la tarta. “Me refiero a Estefan”. Las tierras de cultivo en el pueblo pertenecían principalmente a dos familias. Los Benatar y los Phair. Cuando Lorena era joven, Estefan Phair la había pretendido y estaba a punto de aceptarlo si no fuera por Mindy que estaba perdidamente enamorada de él. “Creí que te gustaba…” “Olvídalo, prefiero quedarme con mi jefe. Es muy guapo, educado y me eriza la piel con su mirada. Tú quédate con Estefan”, respondió Mindy como si en vez de hombres hablaran de juguetes. “Solo quiero el empleo para que la abuela no se moleste…” “Hablaré con Estefan. Verás que no dudará en aceptarte… y tal vez no solo consigas un empleo sino también un hombre. La gente del pueblo dejaría de molestarte si supieran que eres su novia” Agregó Mindy con arrogancia y antes de irse de la cocina, tiró la tarta de manzana al piso. Date prisa que mi jefe no debe tardar en llegar”. ´Si crees que haré una tarta nueva, estás tonta´, pensó Lorena levantando la tarta del piso y acomodándola, retirando las boronas y cubriendo las grietas con crema batida. ´Como si me importara que tú y tu bendito jefe comieran tierra y pelusa´ En cuanto la puerta sonó, Mindy salió corriendo para atender. Un hombre alto de mirada profunda y actitud arrogante entró a la casa. Tenía una complexión delgada y un rostro anguloso, así como unas manos largas pero curtidas. Su media sonrisa pícara y esa actitud soberbia lo hacían ver atractivo, pese a su aura peligrosa. “Bienvenido, Señor Goretti”, dijo Mindy con las mejillas sonrojadas. “¿Tuvo problemas para llegar?” “No, es la casa más elegante de esta parte del pueblo, imposible no notarla”, respondió Johan. “El trabajo duro de mi familia se ve reflejado en la casa. Todos nos hemos esforzado para que sea lo más cómoda y cálida…” Presumió con una sonrisa, aunque sabía que cada arreglo era gracias al arduo trabajo de Lorena. Cuando llegaron al comedor, Johan se asombró del banquete que había sobre la mesa. Todo olía de maravilla y por un momento se acordó de esas comidas sustanciosas que hacía Lorena en la casa Sorrentino. Tanto la abuela como los tíos saludaron a Johan, recibiéndolo como si de un rey se tratara. “¿No vendrá a cenar?”, preguntó Gwen preocupada por Lorena. “Déjala, tía. Así es mejor”, respondió Mindy intentando decidir qué sería lo primero que comería. “Ella hizo la comida, por educación debe de comer con nosotros”, reclamó Gwen con molestia. El egoísmo de Mindy la purgaba. “Mindy tiene razón, así es mejor… ¿Qué puede aportar a la plática una criada como ella?” Añadió la abuela tomando un sorbo del delicioso consomé. “¿Nos explicará cómo cocinó todo esto o nos dará consejos para desmanchar la ropa?” “Mamá… creo que tiene mucho que aportarnos, trabajó en la ciudad y…” “Como criada” Agregó la abuela torciendo los ojos. “Esa huérfana aprendió a ser tan tonta y sentimental como tú”. “Sí ella no está durante la comida, ¿Quién nos servirá el postre?”, preguntó el Tío John con apatía. “Yo lo haré”, respondió Mindy luciendo una sonrisa amplia. “No tengo problemas en servirá mi familia y a mi jefe”. “Mi niña, siempre tan acomedida y dulce”, dijo la abuela. “Tiene a mi nieta, la más servicial y bondadosa, Señor Goretti”. Johan sonrió incómodo, dándose cuenta de la clase de familia con la que había ido a cenar, pero al carecer de restaurantes serios en el pueblo, no tenía otra opción. De pronto la puerta de la cocina se abrió, era Lorena, cansada de escuchar la plática y sintiéndose humillada. “Si ya no necesitan nada más… me voy a mi habitación…” Lorena se quedó sin habla en cuanto la mirada del invitado se clavó en ella. “¡Perfecto! ¡¿Qué te retiene?! ¡Solo vete!”, exclamó Mindy. “Ya me voy…”, contestó Lorena y cuando desapareció del comedor, Johan aún estaba paralizado. “Repudiada…”, dijo Mindy con recelo. “Cobarde”.
