---- Capítulo 10 Mientras tanto, en el avión con rumbo al territorio de la Manada Media Luna Plateada, la cabina zumbaba con susurros. Decían que Esteban Monteverde había huido de su boda. iNo era esta la ceremonia que siempre había sofiado? ; Aquella que eligió sobre el cumpleaos de su propia hija? El camino al poder que habia preferido a nosotras? -Escuché que Esteban Monteverde se fue porque su exnovia lo dejó. -Murmuró una mujer a su compatíera del otro lado del pasíllo, con un perfume demasiado fuerte para mi sensible olfato de loba. -No era Victoria su ex? -Respondió su amiga, inclinándose. - Siempre escuché que ella era su verdadero amor. Dicen que quedó devastado cuando ella lo abandonó y que por eso huyó al territorio de Media Luna Plateada. -Mi prima trabaja para el consejo de la Manada Sombra Lunar. Dice que la ceremonia de compromiso apenas iba a la mitad cuando é! simplemente... se fue. -iEso ya es viejo! -Intervino otra mujer. -iTenía otra novia en Media Luna Plateada, incluso tienen una hija juntas! Aparentemente, ella huyó con la niõa y por eso él las está persiguiendo. A mi lado, Lilia bajó su antifaz de dormir, su pequeto rostro inquieto. Las ojeras bajo sus ojos mostraban lo poco que habia dormido desde que dejamos la Manada Sombra Lunar. Susurró, apenas audible: -Mami, zestán hablando del tío Esteban? Mi corazón se encogió. Incluso ahora, ella se esforzaba por ---- recordarse a Ilamarlo "tío", como le había ensefiado. Le acomodé suavemente el antifaz, alisando su cabello. -Oíste mal, amor. Vuelve a dormir. Mamá está aqui contigo. Ella dudó un momento y preguntó aún más bajo: -£El tío Esteban va a venir a buscarnos? Tragué saliva. -No, Lilia. Él está donde quiere estar. Asintió y se acurrucó más cerca de mí, abrazando el lobo de peluche que había insistido en traer, el único objeto que conservó de Esteban. En pocos minutos, su respiración se hizo regular. Lilia durmió hasta el aterrizaje, afortunadamente ajena a los rumores cada vez más extravagantes que recorrían la cabina sobre el alfa fugitivo de Sombra Lunar. Ya en el aeropuerto regional de Media Luna Plateada, su ánimo mejoró visiblemente. El peso opresivo de Sombra Lunar se desvanecia de sus pequefios hombros. Caminaba con entusiasmo hacia la salida, sefalando los símbolos de manada tallados en los arcos de piedra. -iMami, mira! |Son como los de tu collar especial! La detuve antes de que corriera adelante. -Lilia, aún tenemos que tomar otro vuelo. Su rostro se desanimó. -;zOtro más? Ya estoy cansada de volar. Me agaché a su altura, apartándole un mechón de cabello. -Solo un viaje más, muy cortito. Vamos a ver a la abuela. Sus ojos se agrandaron. -; La alfa? Tu mami? AAsentí, sorprendida de que lo recordara. -Sí, exactamente. ---- Dos horas después, de pie frente a los límites del territorio, me invadió una inquietud inesperada. Los antiguos árboles plateados que marcaban la frontera parecían observarme, juzgando mi ausencia de cinco afios. En aquel entonces, mis padres habían ido a conocer a Esteban por mi causa. -No tiene columna vertebral. -Había dicho mi madre. -Y carece de visión más allá de sus propios deseos. Pero fui yo quien insistió en quedarme con él, lo defendí con fiereza, incluso abrimos una tienda juntos para demostrar que podíamos construir algo. -Necesita tiempo. -Repetí puede ser. -Se convertirá en el lobo que sé que Esteban siempre pensó que acepté su marcaje secreto porque lo amaba demasiado, que era demasiado humilde para exigir reconocimiento oficial. Creía que me quedé porque no podía vivir sin él Pero jamás me importó la ceremonia de apareamiento ni la posición de Luna. Esas eran obsesiones de la Manada Sombra Lunar, no mias. Porque yo crecí en lo que se conocía como el Último Matriarcado, como heredera alfa de la Manada Media Luna Plateada. Mi linaje se remontaba sin interrupción por diecisiete generaciones de alfas mujeres. Media Luna Plateada mantenia las tradiciones del último clan matriarcal, reverenciando a las lobas por encima de todo. Mi madre era la alfa actual de la manada, temida por sus enemigos, adorada por su pueblo. ---- Respiré hondo, tomé la mano de Lilia y caminé hacia casa, cruzando los árboles de corteza plateada que habían dado nombre a nuestra manada. -Tu abuela talló su marca en ese árbol cuando se convirtió en alfa. -Le dije, sefialando un tronco imponente con un símbolo en espiral -Y algún dia, tú podrías tallar el tuyo. Lilia lo contempló maravillada. -;Yo? Pero soy solo una nifia. -Eres una heredera de Media Luna Plateada. -La corregí suavemente. -Y eso no es poca cosa. En el camino, viejos amigos y ancianos me saludaron con abrazos cálidos y miradas cómplices. Me trataron como si nunca me hubiera ido, como si los últimos cinco aõos hubieran sido solo unas vacaciones. Nadie preguntó por la marca en mi cuello que aún no se desvanecia del todo. Nadie mencionó el nombre de Esteban. Simplemente, me dieron la bienvenida,. Cuando mi madre me vio en la casa principal de la manada, se quedó inmóvil un instante, perdiendo por un momento su porte regio. Luego, las lágrimas corrieron por su rostro mientras me envolvia en un abrazo que olía a pino y hogar. -Hija mía. -Susurró con la voz cargada de emoción. - Mi heredera ha regresado. Se arrodilló al nivel de Lilia, estudiando su rostro con unos intensos ojos plateados. -Y has traído un milagro contigo. Lilia se escondió tímidamente detrás de mis piernas, espiando con curiosidad. ---- Esa noche, toda la familia se reunió bulliciosamente para una cena de bienvenida. Primos, tías, tíos... todos trataban a Lilia como a una princesa largamente esperada. La sirvieron primero, le ofrecieron las mejores porciones, le preguntaban su opinión sobre temas mucho más allá de su edad Era tradición en Media Luna Plateada: la línea femenina era sagrada, y Lilia representaba su futuro. Lilia no habia sentido ese calor famíliar en mucho tiempo. La rigidez que la caracterizaba en Sombra Lunar se disolvió mientras reía con sus nuevos primos. Me apretó la mano bajo la mesa y dijo: -Mami, aquí me gusta. Todos son muy amables. Recordé nuestra vida en Sombra Lunar con una claridad que solo la distancia podía concederme. Allí, la abuela de Esteban había sido casi cruel en sus exigencias hacia mí y hacia Lilia, tratándonos más como sirvientas que como famiília. Cuando ellos comían, nosotras debíamos estar de pie, sirviendo. Lilia no podía hablar si no se le preguntaba. Yo tenía que anticiparme a cada necesidad antes de que fuera expresada. Cuando nosotras comíamos, era entre críticas y órdenes " "Corta trozos más pequeõos." "Una Luna de verdad sabria comportarse." constantes. "Siéntate recta. Pensando en todo eso, besé la mejilla suave de mi hija, inhalando su dulce aroma. -Entonces nos quedaremos aqui para siempre y no volveremos jamás. -Le prometí con absoluta convicción. ---- Lilia asintió, los ojos brillantes de felicidad, dejando ver al fin algo de la inocencia propia de su edad. Por primera vez en meses, parecía una nifia, no una sombra silenciosa entrenada para desaparecer. Justo en ese instante, la asistente de mi madre -una loba delgada llamada Cora, que habia sido mi guardiana en la infancia- irrumpió desde el exterior. Su rostro, usualmente sereno, mostraba agitación. -iOtofio, ven rápido! Tienes que ver esto! -Exclamó, captando todas las miradas. Sus siguientes palabras cayeron en la sala como una piedra en el agua: iEl hombre que te marcó está haciendo un escándalo fuera del terrítorio de la manada!
