---- Capítulo 3 -eEsteban, esto también es lo que tú quieres? -pregunté, notando la marca fresca en el cuello de Victoria cuando ella levantó la barbilla. Mi corazón dolia con punzadas finas, como agujas persistentes y agudas. Esa amatista había sido nuestro símbolo de unión. Nos habíamos conocido en una subasta benéfica, donde ambos fijamos la mirada en ese cristal. La amatista poseía propiedades curativas excepcionales y estaba valorada en diez millones de dólares. La noche en que Esteban me marcó, tejió a mano un cordón y ató la amatista a mi cuello y me prometió un «para siempre». Yo sabia que Victoria la codiciaba. Se la habia pedido a Esteban varias veces, pero é| siempre se habia negado. Esta vez, sin embargo, é| desvió la mirada, con los ojos Ilenos de duda y culpa. -Tal vez deberías... -Está bien. Rei con amargura, arranqué la amatista de mi cuello y la coloqué en la mano extendida de Victoria. Mientras Victoria se la ponía con evidente alegría, comenté: -Te queda perfecta. Pero no olvides transferir los diez millones de dólares a mi cuenta. ---- Luego me fui con mi hija, dejando a Esteban parado, mirándonos con asombro. De regreso en la villa, Lilia seguía Ilorando sin consuelo. Conteniendo mi propio dolor, tomé sus pequeõas manos y le pregunté: -Lilia, si mamá quisiera Ilevarte lejos de aquí, c te irias conmigo? Las lágrimas de Lilia cayeron con más fuerza -Mari, .no podemos quedarnos? -Pero Lilia, papá y la abuela no nos quieren aqui. ;Quieres Ilamarlo «tio» para siempre? Contuve las lágrimas mientras miraba con ternura a mi hija. Egoistamente, deseaba que fuera solo mía, alguien que me amara incondicionalmente. Pero sabía que eso no era realista. Lilia apretó la caja de Legos contra su pecho, el regalo que Esteban le habia hecho el afio anterior por su cumpleafios. -Mami puedo tener un cumpleaõos más con paps .. por favor? La nifa se negaba a dejar de Ilamarlo papá. Cerré los ojos brevemente, la abracé con fuerza y asentí. -Está bien. El 12 de febrero era el cumpleafos de Lilia. Le habia recordado a Esteban con dos días de anticipación, para ---- que pudiera prepararse, dado que, probablemente, sería el último cumpleaõos que su hija celebraría con él Yo solo queria que Lilia pudiera cumplir su deseo. La mafiana de su cumpleaos, Lilia se levantó temprano y se puso un lindo vestidito, antes de preguntar, nerviosa: -Mari, papá vendrá a mi fiesta, gverdad? -Claro que sí -le aseguré, mientras le enviaba un mensaje a Esteban: «Hoy es el cumpleaios de tu hija. ,Dónde estás?» El mensaje fue como una piedra lanzada al mar: sin respuesta. Mi hija bajó la cabeza y sujetó el lazo de la caja del pastel. -Papá no vendrá, icierto? Luego de un momento, como si intentara consolarse a sí misma, dijo: -No pasa nada. El tío está ocupado. No debemos molestarlo. Mami, comamos el pastel. Esa fue la primera vez que mi hija Ilamó «tío» a Esteban. Parecía que, poco a poco, aceptaba que no era importante para su padre. Pero la forma en que bajó la boca y sus ojos enrojecidos demostraban su tristeza. Ver a mi hija intentar ser fuerte encendió algo dentro de mí. El dolor me quemaba el pecho y los pulmones. Tomé el teléfono y abrí el chat con Esteban: «iTan ocupado estás que ni siquiera puedes venir al cumpleaõos de tu hija?» ---- «;Amas tanto a Victoria que necesitas estar a su lado cada minuto? » Mi dedo tembló sobre el botón de enviar, incapaz de presionario. Justo entonces, apareció un nuevo mensaje en el chat: «Ven a la casa de la manada.»
