---- Capítulo 5 Los miembros de la manada que nos rodeaban se quedaron paralizados. Esteban y Victoria permanecían entre la multitud, con los rostros lívidos Solo Lilia, mi preciosa Lilia, me miraba como si viera a una heroína. -iMari, eres increíble! La levanté en brazos y me dirigí a Esteban: -Sehor Monteverde, lo lamento, pero Lilia es solo mi hija. No tiene ningún vínculo con la Manada Sombra Lunar. -Nos marcharemos de inmediato. En ese instante, un guardia me sujetó con fuerza el brazo derecho. La voz venenosa de Victoria resonó detrás de m: -Crees que puedes entrar y salir de la casa de la manada como si fuera tuya? -iGolpéenia y sáquenta de aqui! El agarre del guardia era brutal. Pude oir cómo crujían los huesos de mi mufeca. Alguna vez fui la mejor guerrera de la Manada Media Luna Plateada, criada en combate desde la infancia, formada entre conflictos intermanada. Durante estos afios con Esteban, la vida había sido demasiado pacífica. É jamás supo que yo era una verdadera luchadora. ---- Anticipando que el guardia intentaría patearme las rodillas, lo golpeé primero en la espinilla y lo lancé por encima de mi hombro. El llanto de Lilia se detuvo de golpe. Me miró boquiabierta. La dejé en el suelo y le dije que no tuviera miedo. Luego me giré para enfrentar a los guardias que se acercaban. Entre la multitud, vi cómo el rostro de Esteban pasaba de la compasión vacilante al estupor. Nunca imaginó que yo, a quien siempre había tomado por una omega, pudiera vencer a los mejores guerreros de la manada. Victoria aún se aferraba a su brazo, temerosa de quedar atrapada en la pelea Mis movimientos eran instintivos; mi cuerpo recordaba cómo luchar. Cada golpe rompía un fragmento de mis recuerdos. Esteban trepando por mi ventana hace cinco afios, prometiendo que estaríamos juntos para siempre. Esteban abrazándome entre risas hace cuatro afios. Esteban acunando a Lilia hace tres, diciendo que su vida ahora estaba completa.. Todo eso, en mi memoria, se volvió cenizas, El Ilanto de Lilia se volvió desesperado. Le suplicó a Esteban: -Tio Esteban, nos equivocamos, pero mi verdadero papá murió por la manada en la última guerra territorial. Por favor, perdónanos esta vez. Esas palabras. Tanto Esteban como yo alzamos la vista, incrédulos, Esteban frunció el ceão: ---- -iTodos, deténganse! Luego miró a Lilia con asombro: -i Qué dijiste? La nifia, sollozando, pareció envejecer de golpe. Lo miró con los ojos enrojecidos: -Tio Esteban, no somos bienvenidas aqui. Mamá y yo nos iremos ahora. -Gracias por su hospitalidad de hoy. Lilia tomó mi mano y caminó hacia la salida, su pequeõo cuerpo de repente lleno de una fuerza inmensa. La seguí paso a paso, con el corazón hecho pedazos. La amargura me ahogaba. Esta lección era demasiado cruel para Lilia. En nuestro último día, Esteban aún no habia regresado. Solo envió dos mensajes: "Estoy ocupado con algunos asuntos, así que no volveré por ahora. Me disculparé con ambas en unos dias." "No te enojes, pórtate bien." Sabía que esos "asuntos" eran su ceremonia de apareamiento con Victoria por San Valentín. La notícia ya estaba en todas partes, aunque él creyera que yo no lo sabia. ---- O quizás simplemente no le importaba si lo sabía o no. Empaqué todo lo que habíamos traído seis meses atrás. Quemé todo lo que, en esa villa, estuviera relacionado con nosotras, madre e hija. AAquella relación que ni siquiera pudo Ilamarse matrimonio fue un error desde el principio. Ya era hora de despertar. Tomé la mano de Lilia con firmeza y avanzamos juntas. Abordamos el avión de regreso al territorio de la Manada Media Luna Plateada. Antes de apagar el teléfono, le envié a Esteban un último mensaje: "Lilia y yo nos vamos. Te deseo felicidad. No volvamos a vernos."