---- Capítulo 9 Los ojos de Victoria se abrieron con sorpresa y dolor. Ese no era el Esteban gentil y considerado que solía visitarla en sus aposentos. -Para que quede claro, nunca tuve intención de unirme contigo desde el principio. -Dijo él, sosteniêndole la mirada, asegurándose de que comprendiera la magnitud de su engaíio. Victoria forcejeó, su rostro usualmente delicado se torció con rabia. La fachada dulce desapareció por completo. -Por qué? -Escupió, con las garras extendidas en defensa. -iTú viniste a MÍ! iTú me buscaste! Esteban sonrió con crueldad, como un depredador jugando con su presa. -De verdad que no tienes ni un poco de autoconciencia, z verdad? Apretó un poco más su agarre. -Solo acepté la ceremonia de apareamiento contigo como venganza por haberme dejado aíios atrás por poder. El cuerpo de Victoria se quedó quieto, la confusión reemplazó la furia. -éDe qué estás hablando? -Antes de mi hermano, estaba yo. ;0 lo olvidaste convenientemente? -Su voz bajó a un susurro peligroso. -Lo elegiste a él porque era el siguiente en la línea para ser alfa. Y ahora intentaste el mismo juego otra vez. La comprensión apareció en los ojos de Victoria -Esteban, eso fue hace aíios. Éramos prácticamente nifios... ---- -Ahora que el teatro terminó, ya no me sirves para nada. -La interrumpió con frialdad. Sin más, arrancó con violencia la amatista de su cuello. La cadena se rompió, dejando una marca roja sobre la piel. Victoria soltó un grito de dolor, Ilevándose la mano al cuello. Ignorándola, Esteban dio un paso atrás y Ilamó a su subordinado de confianza, sin apartar la vista de ella. -Averigua adónde fue Otofio. -Ordenó con voz firme. -Y consígueme el vuelo más temprano hacia el territorio de la Manada Luna Plateada. Necesitaba actuar rápido, antes de que cerraran las fronteras. La amatista en su mano se veía opaca, sin vida, incapaz de brillar como lo hacía cuando la Ilevaba Otofio. La piedra púrpura, antes brillante, yacía inerte en su palma. La giró entre los dedos. Todavía estaba tibia por el contacto con la piel de Victoria, pero algo no estaba bien. Se sentía... muerta. -Por qué no me di cuenta antes? -Murmuró. -Nunca brilló para ella. Victoria se deslizó por la pared hasta quedar sentada, una mano en la garganta, la otra protegiendo su vientre. Su postura cambió en un segundo: de seductora a madre aterrada. -No puedes irte. -Susurró con desesperación. -La manada necesita a su alfa. Tu hijo necesita a su padre. Esteban se volvió hacia ella. Sus ojos destellaban oro. Su lobo estaba peligrosamente cerca de la superficie. -Mi hija va camino a la Manada Luna Plateada con su madre. -Su ---- tono era inquietantemente sereno. Miró su vientre con desprecio. -zEso que Ilevas en el útero? No significa nada para mí. El rostro de Victoria se tornó gris. -Los Ancianos no te dejarán ir. La ceremonia.. -Nunca se completó. -La interrumpió él, con una oscura satisfacción. -Intercambiamos anillos, sí, pero nunca te marqué. Nunca te reclamé como mi pareja ante la sacerdotisa lunar de la manada. Esbozó una sonrisa helada, mostrando los colmíllos extendidos. - Una tecnicidad... pero una importante. Victoria se puso de pie, su voz rozaba el grito. -Todo esto es por el puesto de alfa en la Manada Luna Plateada, ; no? jEstás usando a Otofo para conseguir poder! Esteban se detuvo. La acusación le golpeó un nervio. Su lobo retrocedió ligeramente, dejando espacio a la duda. iEra eso? ;Solo estaba cambiando una maniobra de poder por otra? iSe habia corrompido tanto por la ambición que incluso esta persecución desesperada era solo otro juego de autoridad? No. Esto era distinto. Esto era por la sonrisa de Lilia cuando lo Ilamaba "papá". Por el calor de la mano de Otofo en las noches frias. Por promesas hechas y rotas. Por el hombre que una vez fue, el que trepaba por las ventanas por amor, no por poder. La amatista se calentó en su palma, irradiando un tenue brillo púrpura. El cambio era sutil, pero inconfundible. ---- Esteban la observó asombrado, una extrafia esperanza creciendo en su pecho. El cristal nunca había respondido así antes. -Ella aún se aferra. -Susurró. A pesar de todo, alguna parte del vínculo seguía intacta. Se volvió hacia Victoria, la decisión ya tomada. Su camino estaba claro. -pDiles a los Ancianos lo que quieras. Que abandoné la manada. Que perdí la razón. Me da igual. Le lanzó el medallón alfa que Ilevaba al cuello. Cayó a sus pies con un golpe sordo. -Querías el puesto de alfa de la Manada Sombra Lunar? Es tuyo. Renuncio a todo reclamo. La boca de Victoria se abrió de par en par. -No puedes simplemente.. -Yalo hice. -La interrumpió Esteban con dureza. -Mi abuela quería un alfa que pusiera a la manada primero. Ese no soy yo. Eres tó Guardó la amatista y se dirigió a la puerta. Cada paso era más ligero. Por primera vez en meses, sentía que podía respirar. - Y el hijo de tu hermano? -Gritó Victoria detrás de é|l. -;No te importa? Esteban se detuvo en el umbral. No se volvi respuesta. , pero le concedió una -Mi hermano querria que su hijo fuera criado por alguien que de verdad lo ame. No por alguien que lo use como ficha de ajedrez. ---- Su voz era más suave, casi triste. -Adiós, Victoria. Espero que el poder haya valido la pena. Al salir de la villa, su celular vibró con un mensaje de su subordinado: "Vuelo hacia territorio de la Manada Luna Plateada confirmado. 5: 45 a. m. mafiana. La alfa Serena ha sido notificada de tu solicitud de entrada. En espera de su respuesta.]
