---- Capítulo 7 Sonreí mientras avanzaba hacia el campo de entrenamiento, cada paso medido y lleno de confianza. La multitud se abría ante mí, susurros flotaban a mi paso. Mi voz cortó el murmullo con firmeza y claridad. -Estoy aquí para la selección Gamma. Ni siquiera he subido al escenario, icómo es que Valeria ya fue nombrada Gamma? Los miembros de la manada se miraron entre sí, sin saber cómo responder. Valeria, aún en su forma Gamma mejorada, volvió a transformarse en humana y se vistió rápidamente con la túnica que le habían ofrecido. Su arrogancia anterior había sido reemplazada por una cautela calculada. - Qué momento tan oportuno, Alejandra. -Dijo, su voz resonando por el campo. - Podrás presenciar mi ceremonia de victoria. ---- Aunque intentaba mantenerse tranquila, noté el destello de inquietud en sus ojos. Inclinó la cabeza y me preguntó con frialdad: - Ale, parece que no tienes ningún elixir con qué competir, iverdad? No causes más problemas. Ya hiciste suficiente ridículo. Varios miembros de la manada asintieron, mirándome con lástima y desprecio. Ricardo dio un paso al frente y colocó una mano protectora sobre el hombro de Valeria. - PAlejandra, la selección ha terminado. Valeria demostró merecer el puesto de Gamma. Lo mejor sería que te retiraras antes de empeorar las cosas. Tal como esperaba, Valeria podía percibir todos los elixires que yo había preparado. Ese vínculo seguía existiendo, aunque no comprendía por qué yo no estaba desesperada. Y era cierto: ya no me quedaba ni un solo elixir. Los había destruido todos, uno por uno. Sin embargo... Abríla boca y sonreí, sintiendo un calor que brotaba ---- desde mi centro hasta mis ojos. Por los jadeos que escuché a mi alrededor, supe lo que veían: el resplandor rojizo de un lobo Alfa encendiéndose en mi mirada. Un poder que no se podía fabricar ni robar. - éQuién dijo que necesito un elixir? Mis palabras flotaron en el aire como una fuerza tangible. La multitud enmudeció. Todas las miradas se fijaron en mi rostro, en el brillo de mis ojos. Al ver esa luz roja, el rostro de Valeria perdió todo el color. Retrocedió un paso y tropezó con Ricardo. Sus ojos se abrieron de par en par, y su expresión serena se desmoronó por completo. -Tú... tú... -Balbuceó, sefialándome con un dedo tembloroso. La mano de Ricardo se aferró a su hombro, los nudillos blancos. ---- -iAlejandra, estás loca! ;Qué hiciste? -Su voz se quebró de puro pánico, un tono que jamás le había escuchado al respetado Beta. La multitud comenzó a murmurar otra vez, la confusión y el asombro se propagaban como fuego. -Sus ojos... -iEso es imposible! -iSolo los lobos Alfa tienen ese brillo! Sentí la presencia de Luna más fuerte que nunca. Ya no era una entidad separada luchando por el control, sino parte de mí, completándome. Inspiré profundo y dejé que la transformación me envolviera. Me convertí en loba. Mis huesos crujieron, mi cuerpo se reconfiguró, el pelaje estalló desde mi piel. Pero esta no era la misma loba que la manada había conocido. Esta era más alta, más poderosa, con un pelaje blanco plateado que parecía absorber y reflejar la luz del sol. Avancé hacia Valeria, paso a paso, dejando profundas marcas en la tierra compacta con cada zancada. ---- Incluso en forma de loba, seguía sonriendo con una expresión depredadora que mostraba justo lo necesario de mis colmillos para dejar clara mi intención. - Me adentré en el territorio de los lobos renegados. - bDije. Mi voz sonó clara, a pesar de estar transformada. Otro rasgo de Alfa: la capacidad de hablar incluso en forma animal. - Durante la batalla, mi loba murió... y renació. Fue entonces cuando descubrí que, en realidad, mi loba es un lobo Alfa. Valeria intentó retroceder, pero su espalda ya tocaba el muro del campo de entrenamiento. Su forma Gamma mejorada parecía de repente un disfraz de niãa, ridículo ante la energía real que emanaba de mí. - Aunque aún no sé qué método usaste para hacer que todos mis elixires funcionaran solo contigo. Ccontinué, deteniéndome a escasos centímetros de ella, -dime, épor qué no intentas ahora hacer que mi loba Alfa se someta a ti? El reto quedó suspendido entre nosotras. ---- Varios miembros de la manada se alejaron, dándonos espacio. Nadie quería quedar atrapado entre dos lobas poderosas - especialmente si una de ellas era un Alfa. Recordé la decisión que cambió todo. Dado que cualquier lobo que bebiera mis elixires se sometía a Valeria, y que ella siempre sabía en tiempo real lo que preparaba, necesitaba otro camino. Aunque preparara cien, mil, diez mil elixires... el resultado sería el mismo. Siempre sería la ladrona. La fracasada. La que se arrodilla. Así que decidí enfrentar la muerte para encontrar una nueva vida. Dejar de obsesionarme con la alquimia para ganar fuerza y, en cambio, fortalecerme a través del combate real-la forma más antigua y pura del lobo. Esa noche, de pie ante el campamento de los lobos renegados, mis piernas temblaban de miedo. Mi corazón latía con fuerza. Cada instinto me gritaba que diera la vuelta. éY cómo no iba a tener miedo? Más de veinte lobos contra uno solo... era un suicidio. Pero hay cosas peores que la muerte. Como vivir una mentira. Como dejar que Valeria volviera a ganar. ---- Quería vivir con dignidad. De pie sobre mis propias patas. Sin trampas, sin engafios. No convertirme en la ladrona de la que todos se burlaban. No morir en un pozo de plata, olvidada y sin lágrimas que me lloren. Cuando los lobos renegados me rodearon, supe que debía verlos lanzarse hacia mí. Quería grabar ese momento en mi memoria como el instante en que decidí mi propio destino. Y uno por uno, los despedacé a mordidas. El primero cayó bajo mis fauces, sorprendido por mi ferocidad. El segundo y el tercero se lanzaron juntos, desgarrando mis costados mientras yo luchaba con todo lo que tenía. Mi loba estaba cubierta de sangre, mía y de ellos. Por cada herida que me causaban, yo devolvía el doble. Pero eran muchos. Al final, caí, sin fuerzas, luchando hasta que la muerte me envolvió. Pensé que era el final. La visión se nubló. El dolor se desvanecía. Pero en realidad, era un renacer. Después de que los renegados se marcharon, ---- convencidos de que me habían destruido, sucedió lo imposible. El cuerpo de mi loba comenzó a emitir una luz plateada, pulsando con un poder ancestral. Todas mis heridas empezaron a cerrarse. Mis huesos se soldaban. Mi carne se regeneraba. Volví a respirar con un jadeo, más fuerte que nunca. Llena de un poder que nunca supe que me pertenecía.