---- Capítulo 02 -Leandro... mahana lo entenderás -le dije, sonriéndole con dulzura -, Tengo una sorpresa para ti -Hoy estás rara... ,Qué pasa? -preguntó, mirándome de reojo con el ceão fruncido-, ; Tan emocionada estás por casarte conmigo que perdiste la cabeza? «Y sí... sí que estoy feliz», pensé. «Porque por fin te volví a ver... vivo. » Le sonreí con ternura. -Yo creo que eres la mejor persona del mundo. La mujer que se case contigo será muy afortunada. Soltó una risa seca y se giró para irse. Si no supiera que no le gustaba, casi pensaría que se sonrojó. A nuestro lado, una pareja hablaba animadamente. -jEsta noche habrá una Iluvia de estrellas que solo ocurre una vez cada cien ahos! Dicen que si una pareja la ve junta, estarán juntos toda la vida. Vamos, amor? Mis pasos se detuvieron de golpe, recordando esa misma noche en mi vida pasada. Yo, tonta y esperanzada, traté de convencer a Leandro de que fuéramos juntos a ver la Iluvia de estrellas, A cambio, solo recibí su sarcasmo: -gCrees que una pareja superficial puede durar solo por ver unas estrellas fugaces? cEntonces si todo el mundo las ve al mismo tiempo, ya no existirán los divorcios? zEn qué mundo vives? Esta vez... no esperaba nada ---- Pero entonces, su voz me sorprendió. -Si quieres ver estrellas, te acompafio. Pero ni suees con luna de miel, estoy Ileno de trabajo. Me giré a mirarlo, confundida. Y en ese momento lo entendí. Leandro siempre había tenido un carácter difícil, pero un corazón noble. Si no fuera así, jamás habría dado su vida por m... tres veces. La primera fue a los dieciocho aíios. Me asaltaron en un callejón, y é! saltó a defenderme, permitiendo que le cortaran la mano derecha con una navaja. La herida le daõó el nervio radial, por lo que, desde entonces, no pudo volver a tocar el piano. Su sueõo se extinguió esa noche. La segunda fue durante un terremoto. Mientras estábamos atrapados bajo los escombros, me convenció de comer y beber lo poco que quedaba, mientras me sonreía diciéndome que todo estaría bien. Si el rescate hubiera Ilegado un poco más tarde, habria muerto por mií. La tercera... fue la última. Cuando el camión que iba a toda velocidad hacia mí, é| corrió, me abrazó, recibiendo el impacto, y el vidrio que, me habria matado a mí, se clavó en su cabeza... Yo salí apenas con rasguíos, mientras que él... no volvió a despertar. Tres veces. Me salvó tres veces. ;Cómo se deja de amar a alguien asi? Leandro frunció el ceio con impaciencia, -Vas a ir o no a ver las estrellas? Salí de mis pensamientos y le sonreí. ---- -Claro que sí. Esta noche, vamos juntos. Su expresión se suavizó un poco, y detuvo un taxi. -Primero te Ilevo a casa. Más tarde paso por ti y vamos al observatorio. Justo entonces, su celular sonó, y, cuando atendió, su rostro se transformó. -Clarisa se lastimó la mano. Voy a verla. Vuelve sola. -Está bien -asentí con naturalidad. Él me miró con extrafieza. -No se supone que antes te morias de celos cuando iba a verla? ; Qué te pasa hoy? Abrí la boca, pero no Ilegué a responder. -Ah, claro... -repuso, soltando una carcajada seca-, ya estamos casados. Supongo que ahora te sientes segura. Ella ya no representa una amenaza, ; verdad? Avísame cuando Ilegues. Me voy. Subió al taxi sin mirar atrás, sin ver mi sonrisa amarga... ni el vacío en mis ojos. Solo intenté separarlo de Clarisa una vez. Fue cuando yo, junto con sus padres, descubrimos a Clarisa besándose con un hombre mayor en plena calle. Cuando investigamos, nos dimos cuenta de que ella Ilevaba tiempo siendo mantenida por diferentes hombres. Ahí fue cuando quise protegerlo y frenar cualquier vínculo con ella. Pero él nunca lo supo. Y cuando Clarisa murió, su dolor lo consumió ---- durante una década. Si tengo que elegir, prefiero verlo con ella... a verlo destrozado, Ileno de odio, muriendo por mí. Porque la culpa, cuando no se apaga... también mata.
