---- Capítulo 10 Desde la perspectiva de Valen - Porque ella sabía que, en el corazón de ustedes, los dos candidatos para el puesto de alfa, ella era más importante que yo. Levanté la mirada, sonriendo, dejando que la cicatriz brillara con un tono rosado bajo la luz. -En realidad, lo sabía desde hace mucho tiempo. Desde la primera vez que me obligaste a darle el regalo de mi madre solo porque Sofía lloró, desde que dijiste: "Sofía solo nos tiene a nosotros", debí haberlo entendido. Tu protección siempre tuvo prioridades. Carlos cayó de rodillas de repente, agarrándome la mufieca. - jValen! jDame otra oportunidad! jLe suplicaré al Gran Anciano, le rogaré a la Diosa de la Luna que cure tu herida! jPodemos...! -iCurar mi herida? De pronto me reí, y la forma en que lo miré fue como si fuera un extrafio, como si todo el amor y el odio que sentí antes simplemente... se hubieran esfumado. -FCarlos, ya no te necesito. No debiste haber venido aquí. Un vínculo verdadero no debería ser una elección ---- basada en sopesar los pros y contras, sino que debería ser la única respuesta. Lástima que ustedes dos nunca me vieron como esa "única". La puerta de madera del centro de apoyo se abrió, yun joven hombre lobo con gafas entró, sosteniendo algunos archivos. - Valen, tenemos nuevos heridos que acaban de llegar. Hizo una pausa cuando vio a Carlos, luego asintió educadamente. -Este es Matías, mi compafiero. Lo presenté con una sonrisa, ignorando la forma en que los ojos lobunos de Carlos se ensancharon. -Matías no le da importancia a la cicatriz en mi rostro. Y para él, soy su única y verdadera Luna. - FEI pasado es pasado y no quiero seguir pensando en ello. Lo que debe olvidarse, que se olvide. Matías extendió su mano y Carlos vio el anillo en su dedo anular. Hacía juego con el hilo rojo atado alrededor del dedo anular de mi mano derecha. Entonces, Carlos se marchó sin decir palabra, salió del Refugio del Bosque. ---- La puerta de madera se cerró de nuevo y miré a Matías. -Gracias por seguirme la corriente. La cena corre por mi cuenta esta noche. Matías se rio, haciendo girar su "anillo". - No es necesario invitarme a cenar. No quiero que mi novia real se ponga celosa. FAA Desde la perspectiva de Carlos Carlos permaneció bajo un sicomoro, observando la silueta de Valen a través de la ventana de cristal. Su cicatriz se veía suave bajo la cálida luz. Su risa, mezclada con el aroma único del Refugio del Bosque, se filtraba hacia afuera. Tan alegre como solía ser, solo que...la persona frente a ella ya no era él. Un mensaje mental 1legó de parte de Diego: "Sofía Mendoza ha sido despojada de sus poderes y exiliada a los Páramos de Hielo Eterno. Carlos, icuándo volverás? La manada te necesita. No podemos dejar que traidores como ella se salgan con la suya." Carlos eliminó el mensaje, levantó la mirada y vio que las luces del interior se apagaban, así que rápidamente se escondió detrás del árbol. ---- Valen y Matías, compartiendo un paraguas, caminaban lado a lado, desapareciendo gradualmente en la distancia. La lluvia cayó con más fuerza. Carlos recordó un aguacero cuando tenían dieciséis afios, Diego y él se habían apifiado bajo el paraguas de Valen. Ella lo había inclinado completamente hacia ellos, por lo que la mitad de su cuerpo quedó empapada. "Dense prisa, no dejen que la lluvia caiga sobre su armadura." Resultó que algunas pérdidas quedaron selladas hacía mucho tiempo, cada vez que dijeron que Sofía los necesitaba más. Y solo ahora lo entendía; la verdadera devoción no era una elección hecha después de sopesar las probabilidades, era un instinto de protegerla primero, incluso si el mundo se estaba desmoronando. Una hoja de sicomoro cayó sobre su hombro. Carlos se dio la vuelta y caminó bajo la Iluvia. Esta vez, nadie sostenia un paraguas para él, y nadie le dejaría una luz encendida esperando que volviera a casa. Por fin lo entendió. Algunos errores, como promesas arrojadas al fuego, nunca pueden renacer de las cenizas.