---- Capítulo 8 Carlos contemplaba el vestido de Luna que debía haber sido de Valen. Estaba arrojado descuidadamente en un rincón, como un tesoro pisoteado. Temblando, el artesano dijo que alguien había venido hace tres días, afirmando que estaba allí por órdenes del alfa para lIlevarse el vestido. El recibo de pergamino firmado tenía el nombre de Valen, pero para entonces, ella ya había abandonado Bosque Negro. La verdad carcomía el corazón de Carlos. No pudo evitar extender la mano, tocando el dobladillo del vestido profanado. De repente, recordó que hace tres afios, la noche en que oficialmente se convirtió en el joven alfa de Bosque Negro, y Valen fue anunciada como su futura Luna, ella estaba inclinada sobre los bocetos del disefio, había reído y dicho. -FCarlos, el dobladillo del vestido debe tener bordados los tótems de Bosque Negro y Deluna. También nuestras tres iniciales, C, D, V. Así, sin importar quién se convierta en mi pareja al final, los tres siempre ---- estaremos unidos, y nunca podremos huir el uno del otro. Ahora, el bordado en el dobladillo había sido arrancado de forma grosera, solo quedaban unas letras torcidas " S.M." El nombre de Sofía. -iCarlos? La voz de Sofía Ilegó desde la puerta. Entró caminando, usando un vestido de satén recién hecho, con un broche de zafiro, un regalo reciente de Carlos, estaba prendido prominentemente en su cintura. -La ceremonia de unión es mafiana Carlos, équé estás haciendo aquíi? iValen te envió a buscar el vestido de Luna? - Indagó. - Quería ser su dama de honor en la ceremonia, me pregunto si Valen estará de acuerdo. Carlos, écrees que mi vestido es bonito? Le supliqué al artesano durante horas para que lo hiciera de la noche a la mafiana, está basado en el disefio de Valen. Carlos se volvió y vio el brazalete en su mufieca. Era idéntico al brazalete de protección que Valen había perdido en la emboscada. ---- Los recuerdos lo inundaron como una marea furiosa, completamente abrumadora. Por un momento, Carlos no supo si debía Ilorar o enfurecerse. Después de una larga pausa, dejó escapar una risa amarga y habló lentamente. -Sofía Mendoza. fO debería Ilamarte... hija del alfa de Sombra Nocturna? El pánico destelló en los ojos de Sofía. - Alfa, équé estás diciendo? No entiendo. -Su voz tembló. - Deja de actuar -respondió Carlos fríamente- . Víctor es tu padre, lo he descubierto. - Solo quiero preguntarte una cosa. éPor qué? Valen te salvó de tus perseguidores, te dio refugio y nunca te hizo dafio. Además, Diego y yo queríamos protegerte genuinamente. El vestido hizo un suave sonido de desgarro entre los dedos de Carlos. Sofía, viendo que ya no podía ocultarlo más, estalló en sollozos desesperados y afligidos. - jNo! jAlfa! jNo es lo que piensas! jEstaba tan asustada de perderlos a ambos! j Diego y tá han sido tan buenos conmigo, me han dado un calor que nunca había sentido! jTe juro que nunca pensé que Valen se quemaría! jNunca quise lastimarla! ---- -iLo que hizo mi padre no tiene nada que ver conmigo! j No sabía nada al respecto! jAlfa, tienes que creerme! -êNunca lo pensaste? Pero aun asílo hiciste, éêno es cierto? Carlos no pudo evitar reír, un sonido de burla hacia sí mismo. De repente, recordó que después de aquel devastador incendio, Diego y él, los dos machos más fuertes de Bosque Negro, tontamente se habían se arrodillado ante ella, jurando: "Sofía, tú eres la esperanza de nuestra manada Bosque Negro." Y Valen, su Luna destinada, después de ser quemada hasta quedar irreconocible por ese fuego despiadado, ni siquiera había dejado escapar un solo gemido de dolor. Entonces rio y sus ojos se volvieron rojos, como si la sangre de lobo estuviera a punto de derramarse por las comisuras. -éSabes qué, Sofía? Mientras los sanadores reparaban dolorosamente la carne quemada de Valen con hierba de rayo lunar, iDiego y yo estábamos eligiendo gemas para que tú las lucieras en la celebración! - Nunca he odiado a nadie tanto como te odio ahora. j Pero me odio aún más a mí mismo! jOdio estos ojos ---- ciegos míos! Con eso, Carlos ignoró a Sofía y salió directamente del taller. El día de la ceremonia de unión, Carlos, vistiendo las túnicas ceremoniales negras que simbolizabanla autoridad alfa, estaba solo al pie del altar de la Diosa de la Luna, pero el camino hacia el centro del altar estaba vacio. Todavía se aferraba a un pequefio y tenue rayo de esperanza. Durante toda una semana, había estado como un loco, esperando fuera de las cuevas Deluna, solo rogando por una última mirada de Valen. Aunque solo fuera una mirada distante, para confirmar que no había abandonado Bosque Negro. La ceremonia de unión de ese día era su última oportunidad. Había enviado a los mejores rastreadores de la manada en secreto, para bloquear todas las rutas de salida. Mientras Valen todavía estuviera en territorio de Bosque Negro, vendría. Tenía que venir. Porque ella era su Luna y era un vínculo ordenado por la Diosa de la Luna. Escuchó unos pasos ligeros detrás de él, y los ojos ---- apagados de Carlos finalmente se iluminaron con un débil resplandor.
