---- Capitulo 5 Cuando Leén desperté, ya era tarde; el sol comenzaba a esconderse tras el horizonte. La luz era suave y tenue, y al abrir los ojos, se dio cuenta de que lo habian colocado en la que antafio era nuestra habitacién. La manta que lo cubria atin llevaba el aroma a vainilla, ese que yo tanto solia usar. El perfil de la persona a su lado, con el cabello largo y suelto, le resultaba familiar. Marfa... ~sintié un fuerte latido en el pecho y sin pensarlo, la atrajo hacia él, abrazdndola. -iVolviste! -susurr, aliviado. Pero el fuerte aroma a rosas de la mujer en sus brazos lo hizo volver en si de inmediato. -iOh, Le6n! Te juro que pensé que no querrias hacer el ritual conmigo y que me abandonarias! Jazmin comenz6 a sollozar en su pecho. Len reaccioné al instante, dandose cuenta de que no era yo. La incomodidad lo invadis, y con un gesto de repulsidn, empujé a Jazmin, apartandola de él. -iFuera! jNo soporto ese olor! jNo te acerques a mi! -grufié, irritado. Se levanté torpemente de la cama y comenzé a recorrer la habitacién, buscando mi presencia. -iMaria! La habitacién no solo estaba vacia de mi presencia y la de nuestro hijo, sino que todo lo relacionado con nosotros habia desaparecido. No quedaba ni rastro de ropas en el armario, ni de las fotos y documentos que me permanecian en los cajones; todo se habia esfumado, ---- -iNo, no puede ser! -exclamé, incapaz de aceptar que ya no estabamos alli. Se desploms junto a uno de los cajones y, al abrirlo, vio que el delicado estuche de madera en su interior se encontraba quemado, reducido a pavesa. Ese estuche habia sido el hogar de mis flores secas, las mismas que guardaba con tanto carifio. Y ahora, lo unico que quedaba de ellas era polvo. Leén se quedé mirando fijamente las cenizas dentro del estuche, y fue entonces cuando records el tiempo y el esfuerzo que le habia costado convencerme de que lo siguiera aquel dia. Mi manada vivia en una zona fria, siempre nevaba. Pero yo amaba mucho las flores, siempre lo supe. Y él, a pesar del clima, me las traia todos los dias. Una flor por dia, durante cien dias. En el centésimo dia, cuando me dio la ultima, tomé su mano, calentando sus orejas rojas del frio con la palma de mi mano, y le dije que me iria con él, que dejaria todo atras para perseguirlo. Esas flores, ahora reducidas a cenizas. Ledn se quedé en medio de la habitacion vacia, sintiendo como si le hubieran arrancado el alma. ¢Cémo habia desaparecido tan repentinamente la persona que siempre lo esperaba en casa? Se llevé las manos a la cara y, de repente, comenzé a reir, una risa amarga. -{Cémo puede ser? ¢Cémo Maria podria irse de mi vida? jNo! jEsto no es reall! Se repitio una y otra vez, tratando de autoconvencerse, esquivando su responsabilidad. Como si, de alguna manera, al no enfrentar la realidad, las cosas pudieran volver a ser como antes. Pensaba que, al despertar al dia siguiente, su esposa estaria en casa, corriendo hacia él con su hijo en brazos, como todos los dias. ---- Se encerré en la habitacién, mirando una y otra vez los mensajes que le habia enviado. La comunicacién entre nosotros en los Ultimos seis meses habia sido casi nula. La mayoria de los mensajes eran mios, preguntandole si estaba muy ocupado con los asuntos del clan, recordandole que comiera a tiempo. Cuanto més tiempo pasaba con Jazmin, menos iniciaba yo la conversacién. Era mi forma silenciosa de mostrarle frustracién. Cuando vio el mensaje que Jazmin me habia enviado, haciéndose pasar por él y organizando la fiesta de cumpleaiios de nuestro hijo en la manada, y luego ley6 mi ultimo mensaje, en el que le deseaba lo mejor y le decia adiés, la desesperacién le invadié por completo. Leén se desplomé, los ojos clavados en la pantalla del celular. Con las manos temblorosas, empezé a escribir rdpido: Marfa, sé lo que pas6. No te enojes, por favor, vuelve a casa. {Esté bien? Piensa en nuestro hijo. ,Dénde vas a ir con él? {De verdad quieres que nuestro hijo ctezca como un lobo solitario? Escribié varios mensajes sin darse cuenta de que sus manos. seguian temblando, cada vez més con més desespero. Siguid enviandome mensajes: Te estoy esperando en casa. No te preocupes, no he hecho el ritual con Jazmin. Si vuelves antes de mafiana, seguirds siendo mi tinica Luna, jNuestro hijo sera el heredero! Pero esas stiplicas y amenazas ya no significaban nada. Esos mensajes se desvanecieron, igual que mi celular, que yacia olvidado en el fondo del lago.