---- Capítulo 4 Nunca imaginé lo liberador que podía ser dejarlo todo atrás. Después de pasar la noche en vela, ni una sola sefial de cansancio se notaba en mi rostro. Lo único que sentía era una calma extrafia, como si por fin algo dentro de mí hubiera hecho las paces... como si supiera que lo que venía era mejor. Todo lo que viví -las injusticias, los reproches, las veces que tragué lágrimas en silencio- parecía ir quedando atrás, hecho polvo bajo las ruedas del taxi que me llevaba al aeropuerto. Apenas llegué a la terminal, el celular vibró: videollamada de mi mamá. La imagen tardó en estabilizarse y, cuando lo hizo, ahí estaba la escena de siempre: Hugo, con ternura soplaba una cucharada de sopa antes de Ilevársela con todo cuidado a la boca de Gloria. A cada lado de la cama, mis padres la miraban embobados, como si estuvieran frente a algo frágil y precioso. - Despacito, no te vayas a quemar - decía mi papá con ---- voz dulce. Mi mamá fue la primera en notar que ya estaba en la llamada. Me dedicó una sonrisa intacta, como siempre. -êDónde estás, Elena? Tu hermana no deja de decir que la sopa te quedó deliciosa. Mira qué feliz está. Enla pantalla, Gloria se veía radiante. Tenía las mejillas sonrojadas, la sonrisa perfecta... ni una sombra de tristeza en los ojos. Como si la depresión nunca hubiera existido. Siguió la mirada de mi mamá hacia la cámara, y por un segundo, pude ver cómo se le encendía esa expresión de victoria contenida. Luego bajó los ojos con esa dulzura tan fingida como de costumbre, y tomó otro sorbo de sopa de manos de Hugo. - Gracias por la sopita, hermanita -dijo en un tono suave, casi meloso- . Perdón por lo de ayer, de verdad... fue culpa mía que no pudieras casarte otra vez. fEstás molesta conmigo? Parpadeó lento, como si estuviera a punto de romper en lanto. Esa cara de víctima que tan bien dominaba lograba lo mismo de siempre: que todos a su alrededor sintieranla ---- necesidad de protegerla. Hugo le acomodó el cabello con una suavidad casi exagerada, cuidando cada movimiento. - No digas eso, Gloria. Lo importante es que te sientas mejor. Elena ya entendió todo, iverdad? -me miró por la cámara esperando, como siempre, que siguiera jugando el papel de la hija buena y comprensiva. Mi papá no tardó en intervenir con ese tono serio que usaba para marcar "lo correcto". -iCómo se va a enojar contigo? Si tú le salvaste la vida. Lo mínimo que puede hacer por ti es estar agradecida. Miré la pantalla con calma, como quien mira una escena ajena desde lejos. Esas frases que antes me rompían, ahora solo me resbalaban. -FClaro, tú eres la más importante -dije sin cambiar el tono ni una sola vez. -FGracias, hermanita -respondió ella con una sonrisa imposible de más falsa- . Oye, fes cierto que me vas a prestar tu proyecto final? FEn serio? Asentí, sin ganas. ---- -SÍ. Ya te lo mandé al correo. Sus ojos se iluminaron como si le hubieran anunciado que ganó la lotería. Agarró el celular al instante, abrió el archivo y lo subió de inmediato a la plataforma de la universidad, sin siquiera darme tiempo a arrepentirme. - Por fin me voy a graduar -suspiró, como si fueralo único que realmente le importaba. Mis papás sonrieron satisfechos, como si todo estuviera en perfecta armonia. -Muy bien, Elena -dijo mi papá - . Estamos tan orgullosos de ti. Hugo también soltó el aire, aliviado. - De verdad que eres increíble, Elena. Lo que nadie sabía era que, segundos antes, había recibido un mensaje privado de Gloria: "Telo dije, Elena. Sabía que al final ibas a darme tu proyecto. jGané otra vez! Gracias por el disefio." Y por si no fuera suficiente, mi mamá, con la misma tranquilidad de siempre, remató: ---- - No hace falta que vengas al hospital, mejor ve directo acasa y arregla el cuarto de tu hermana. El doctor dijo que ya le darán el alta. Ah, y no olvides prepararle algo rico. Ahorita te paso la lista de lo que más le gusta. Ese carifio tan evidente y descarado... Lo anhelé por más de veinte afios. Lo envidié, lo busqué, me culpé por no merecerlo. Pero ya no. Está bien. Gloria tiene su amor. Yo, al menos, me tengo a mí. Colgué con una sonrisa ensayada y crucé la puerta del aeropuerto sin volver la vista atrás. éLa comida? Hoy dudo que Gloria tenga mucho apetito. Después de todo, no es tan fácil tragar lo que me quitó a la fuerza.