---- Capítulo 8 - Qué ingenuos... Gloria se incorporó con esfuerzo, cubriéndose la mejilla ardida con una sonrisa torcida que apenas lograba sostener. -éBuscar a Elena? éY a dónde creen que van a encontrarla? Ya se fue del país. Alzó la voz con una tranquilidad cínica: - éNo vieron el fondo en su última videollamada? Estaba enla sala de espera de vuelos internacionales. Los miró a los tres, atrapados entre la culpa y la ilusión, y soltó una carcajada quebrada, casi histérica. -éêY qué si es su hija biológica? Igual que un perro sin duefio, se largó... No, esperen. Me equivoqué. Hizo una pausa, levantó la mano y sefialó uno por uno: - No fui solo yo. Fuimos nosotros. Los cuatro la echamos. - Mi querido papá, mi dulce mamá, y tú, Hugo...é Orgullosos? -iCállate, maldita loca! ---- Hugo no aguantó más. Los ojos se le Ilenaron de sangre, la mandíbula le temblaba, y como una fiera, se lanzó sobre ella con toda su rabia. Pero Gloria reaccionó primero. Se giró y se escondió detrás de Ana, que ni siquiera tuvo tiempo de apartarse. Hugo la empujó sin querer. Ana perdió el equilibrio y cayó hacia atrás. La cabeza golpeó con fuerza una de las esquinas de la mesa de mármol. No emitió ni un sonido. Su cuerpo se derrumbó al instante, como si le hubieran apagado el alma. -iAna! César, paralizado por el horror, gritó con todas sus fuerzas y corrió hacia ella, tambaleándose. -IiA... asesino! Pero antes de Ilegar, un dolor agudo le atravesó el pecho. Todo se volvió borroso. Cayó de rodillas... y luego, al suelo. Hugo se quedó helado. El eco del golpe aún retumbaba en su cabeza, la sangre en el suelo, la mirada vacía de Ana, el cuerpo sin vida de César... Retrocedió tambaleándose, con las manos temblorosas. ---- Balbuceaba como un nifio perdido: -Yo... yo no... no fui... Yentonces la escuchó reír. Glorialo miraba con esa sonrisa torcida. -Hugo... yo lo vi todo. Fuiste tú. Tú los mataste. Se acercó lentamente, como una gata acechando. -éQuieres que me quede callada? Cásate conmigo. Si te casas conmigo, diré que fue un accidente. Que trataste de ayudar... Pero ya era tarde. Los vecinos, alertados por los gritos y golpes, ya habían llamado a la policía. En menos de lo que canta un gallo, Ilegaron las patrullas. Se llevaron a Hugo y a Gloria esposados, mientras en la casa todo seguía patas arriba. Yo, mientras tanto, descansaba bajo el sol en la playa de Lumora. Tenía un libro en la mano, lentes oscuros y una sonrisa tranquila. El celular vibró sobre la mesa. Contesté. -Sefiorita Elena -dijo el oficial con tono formal- , lamentamos informarle que, aunque los responsables ---- del incidente han sido detenidos, su madre falleció en el lugar. Su padre... murió de un infarto camino al hospital. Hizo una breve pausa. Luego agregó: - Pero puede estar tranquila. Hugo, como autor material, y Gloria, en calidad de cómplice, serán procesados según la ley. -Entiendo. Gracias por avisarme - respondí, con la voz serena. Colgué con calma. No lIloré, no hice drama. Solo me quedé ahí, respirando en silencio. Al final de cuentas... si tanto amaban a Gloria, écómo podrían estar molestos con ella ahora?