---- Capítulo 2 Los seguí sigilosamente. En la sala de consulta, la voz de Francisco temblaba mientras le explicaba la situación al médico. Él siempre habia sido un hombre sereno; era la primera vez que lo veía tan alterado. La chica apretaba su mano con fuerza, balbuceando incoherentemente: -Francisco, me duele mucho el vientre, tengo miedo... Francisco la tranquilizaba con paciencia; su voz era tan dulce que parecia derretirse: -No pasa nada, nuestro bebé está bien, .recuerdas? El médico dijo esta mafiana que en un mes podremos conocerlo. Con las suaves palabras de Francisco, la chica se calmó un poco, pero seguía sin soltar su mano. -Francisco, z prefieres un nifio o una nifia? ;Y si el bebé noes bonito? ;Dejarás de quererlo? Francisco sonrió con resignación y respondió con voz Ilena de cario: -Me gustaría cualquiera de los dos. Tú eres tan hermosa que nuestro bebé seguramente será precioso, no te preocupes... Las lágrimas corrían incontrolablemente por mi rostro. No pude soportarlo más y me fui del hospital. AApenas conteniéndome, Ilegué a casa con un dolor tan profundo que apenas podía respirar. Habia estado con Francisco durante tres aios de noviazgo y siete de matrimonio. Casi un tercio de mi vida lo ---- habia pasado junto a él, y, durante nuestro tiempo juntos, siempre habia sido tierno y atento, con los ojos Ilenos de amor. Mi família de origen no era buena; desde pequetia había sido sensible e insegura, pero él, poco a poco, me convirtió en su princesa consentida. Sus padres nunca me aceptaron y, después de casarnos, se volvieron cada vez más hostiles por mi aparente infertilidad. Francisco discutía con ellos por mí, asumiendo toda la responsabilidad de nuestra falta de hijos. Su bondad hacia mí nunca me había permitido imaginar que pudiéramos separarnos. Pero hoy, al verlo con esa chica en el hospital, comprendí que la ternura y la atención de Francisco no eran exclusivamente mias. Si lo deseaba, podía tratar así a cualquiera. Fui tan tonta al creer que todas esas palabras eran sinceras... Por la noche, Francisco regresó. Aunque solo habían pasado unas horas, parecía mucho más demacrado, con una evidente fatiga en su mirada. Caminó directamente hacia mí, se arrodilló y apoyó su cabeza en mis rodillas-una postura vulnerable que provocaba compasión-. Sentí un nudo en la garganta, pero me advertí a mí misma que no debia ablandarme. -Cuéntame. ; Quién es ella? ;Cómo me conoce? ;Cuánto tiempo llevan juntos? Cada pregunta hacía que mi corazón se rompiera un poco más. Sus músculos se tensaron y tardó un largo momento en responder con dificultad: -Ella... es mi nueva asistente. Te vio una vez el afio pasado cuando visitaste la oficina. Pensé un momento y recordé vagamente. Si no me equivocaba, se llamaba Isabel Ramírez, recién graduada el aho anterior. Cuando fui ---- a ver a Francisco, ella me habia servido té. En ese momento, noté que la joven me miraba un par de veces más de lo normal. Durante ese tiempo, Francisco se quejaba constantemente de ella, diciendo que tenía ideas extrafias y que no hacía nada bien. Mientras decía esto, su mirada permanecia fija en la conversación con Isabel en la pantalla. Últimamente, solía estar así. -La chica parece bastante inteligente. Y es muy bonita --comenté de manera casual. Francisco hizo una pausa y murmuró vagamente que nunca se había fijado en la apariencia de otras mujeres aparte de mí. Me reí de su adulación. Después de eso, nunca volvió a mencionar a esa chica. Pensé que la había despedido. Pero resultó ser que. -Entonces, ;empezaron en ese momento? -pregunté con dificultad, -iNo! -negó Francisco con nerviosismo. Pero ya no sabia si podía confiar en él. -Lo de ella y yo... fue un accidente -se apresuró a explicar-. Cuando te fuiste de viaje el aio pasado, bebí demasiado en una reunión de negocios, ella me Ilevó a casa y no sé cómo... Te lo juro, solo fue esa vez. No sabía que quedaria embarazada, tiene una condición especial y no puede abortar, yo... Francisco seguía explicando incoherentemente, pero mis ojos se abrieron de par en par. -Así que cuando de repente viniste a buscarme, y esa noche fuiste especialmente apasionado, no era porque me extrafiabas como dijiste, sino porque te habías acostado con ella y te sentías culpable... ---- Las pupilas de Francisco se contrajeron ligeramente y asintió, con labios temblorosos.
