Capítulo 38: ???? ???? ???? ???? ???? «¡Cállate! ¡No digas más nada!». «Jajaja, está bien no diré más nada. Siguiendo con lo de antes, la vida consiste en tener preferencias y disfrutar. Todo debe tener una precisión, al igual que tu talla de copa; mientras algo esté mal, es incómodo. Es igual con el café. Así que, asistente Jones, vete y vuelve a preparar la taza de café». Elaine se enfurruñó y se marchó con la taza ¿Cuántas veces se ha marchado para hace la taza de café? Maldita sea, qué lamentable era, ¡Por qué conoció a un jefe tan p%rvertido! Sólo era una taza de café, ¡Pero era más problemática que llevar un cohete al espacio! ¡Que molesto era! «Jovencita, ¿Por qué viene a hacer café una y otra vez? ¿El Presidente Smith aún no ha desayunado? El café solo no es bueno, beber café con el estómago vacío es malo para el cuerpo». La señora madura de la secretaría sostuvo su taza de té y miró a Elaine, que estaba tomando agua. «¡Ni lo mencione! ¡Tengo muy mala suerte! ¡El Presidente Smith es tan exigente con el café! Estaba demasiado caliente, luego no había azúcar… ¡Definitivamente es una persona poco razonable!». ¡Era incluso más problemática que su hermana! Elaine abultó las mejillas, con las cejas caídas, tenía una expresión que deletreaba ‘mala suerte’. «¿En serio?». La secretaria mostró una sonrisa y miró detenidamente a Elaine. En efecto, era muy corriente, extremadamente sencilla. Su cara no tenía maquillaje, tenía el cabello un poco desordenado y vestía con sencillez. No entendía por qué el Presidente Smith le había pedido que fuera su asistente temporal. En realidad, el Presidente Smith tenía suficientes asistentes. Para cada aspecto de su trabajo, ya tenía asignadas una docena de secretarias. ¿Por qué necesita otra ayudante más? Viendo el aspecto y la sencillez de esta niña, no debe ser que esté aquí por las reglas tácitas del Presidente Smith. «En realidad, el Presidente Smith no es difícil de servir, tal vez lo hayas ofendido. Jovencita, trabajando con el jefe tienes que tener cuidado con lo que dices y haces». «¿Cuidado con lo que dices y haces?». Los ojos de Elaine Jones se abrieron de par en par. ¿No significa eso hablar menos? Sí, cuanto más digas, más errores cometerás, cuanto menos digas, menos errores cometerás, ¡Y si no dices nada, no estará mal! «¡Señora, muchas gracias! Sus palabras me lo han recordado, ¡Todavía nadie me ha dicho cómo llevarme bien con el jefe! ¡Gracias!» Elaine sonrió sinceramente a la secretaria. Inesperadamente, a la secretaria se le cayó la cara de vergüenza, se revolvió el cabello y dijo insatisfecha: «¿Tan vieja soy? ¿De verdad me has llamado señora? Sólo soy unos pocos años mayor que tú ¿Lo has hecho a propósito? ¿Intentabas enfadarme? Puedes hablarme de tu». La cara de Elaine se desinfló y sudó frío. ¿Realmente solo era mayor por unos años? ¿Por qué tiene arrugas en los ojos incluso cuando no sonríe, y cuando lo hace, sus líneas también pueden atrapar una mosca? «Esto… mis ojos están ciegos, espero que no te importe». Elaine se sintió asqueada por sus propias palabras, tanto que se le puso la piel de gallina. «Niña, acuérdate de llamarme Señorita Sofía, si me dices de otra manera serás castigada». «Lo sé, lo sé, Señorita Sofía». Elaine consiguió por fin despedir a aquella ‘señoita’. Estuvo refunfuñando todo el camino hasta el despacho del presidente. Emmett seguía mirando los documentos que tenía en la mano, con el ceño fruncido y los labios apretados; sus ojos eran profundos y agudos, hojeando los papeles. Lo que sorprendió a Elaine fue que, cuando ella se marchó, él sólo había visto unos pocos documentos, y ahora que ella había vuelto, ¡Ya había visto una gran pila! ¡Ésa era la velocidad de un robot! Elaine lo pensó en algo de repente, aquella noche cuando tuvieron se%o, ¿Era él tan resistente como un robot? ¿Su resistencia es de las extensas? Ya que es tan tacaño, cuando tiene se%o, también debe ser tacaño, quizá sólo unos minutos, no, no, quizá unos segundos. Jajaja, pero entonces… cuando este tipo está desnudo, ¿Cómo es? Envuelto en ropa, aunque parecía robusto y construido; pero sin ella, no recodaba como era. Lo que más odiaba a Elaine era que realmente se había olvidado de aquella noche, ¡De cada cosa! ¡Al menos recordar algunos fragmentos es mejor que nada!