---- Capitulo 11. La voz de Ricardo sonaba hueca, incluso para sus propios oidos. - Debe haber una manera. Pensaré en algo, encontraré una soluci6n, de alguna forma, la encontraremos. El profesor Sanchez suspiré suavemente. -Perdona mi franqueza, pero debes recordar que tus padres murieron porque su investigacién fue comprometida. La seguridad insuficiente permitié que los criminales encontraran una oportunidad para atacarlos. Es por eso que esta vez, hasta que concluya la investigacién, ningun extrafio podrd encontrarlos. Alex parecié haber perdido el alma, aunque su voz atin era obstinada. -Encontraré una manera El profesor Sanchez se sintié obligado a advertirle. -Si inicias una busqueda publica de Ambar, podrias ponerla en peligro. -Alex, no olvides lo que les pasé a tus padres. Si realmente te importa Ambar... respeta su decision. Las pupilas de Alex temblaron al instante. La nevada de medianoche habia convertido la vasta Ciudad del Norte en un paisaje blanco plateado, que también parecié congelarlo por completo. Permanecié inmévil, con las yemas de los dedos demasiado entumecidas para moverse. Ambar se habia ido... y ni siquiera podia intentar buscarla. El profesor Sanchez se dio la vuelta y cerré la puerta tras de si En la fria noche cubierta de nieve, Ricardo finalmente se quedé solo. No, habia otra persona mas. ---- Se volvié y vio a Alex parado bajo un arbol detrds de él. Sus miradas se encontraron bajo la fria luz de la farola, y en la mirada del otro vieron la misma esperanza completamente destrozada. De repente, Ricardo record6 una escena similar de hace muchos, muchos afios. La Ciudad del Norte habia visto una nevada igual a aquella. Cuando sus padres murieron repentinamente, su hermana de doce afios habia sollozado en la nieve hasta casi quedarse sin aliento. En aquel entonces, él la habia sostenido y le dijo. -Mientras tu hermano esté aqui, nunca estards sola. Parece que habia roto su promesa Ricardo no pudo soportar volver a casa, pero no sabia a dénde ir, asi que condujo sin rumbo por las calles. De alguna manera, se encontré en el orfanato a las afueras de la ciudad. Recordé que su distanciamiento con Ambar y sus peleas, habian comenzado cuando Ilevé a Wendy a casa desde ese orfanato. Si pudiera retroceder el tiempo a ese momento, si nunca hubiera llevado a Wendy a casa... cdma serian las cosas ahora? Sus pensamientos eran cadticos. Hasta que de repente, a la luz de la luna y las farolas, vio a dos figuras paradas frente a la puerta del orfanato, una era alta, la otra pequefia. Incluso con la luz tenue, Ricardo reconocié facilmente a la més pequefia como Wendy. En su estado distraido, habia conducido con las luces apagadas, y como resultado, ninguna de las dos personas notaron su acercamiento. ---- Como si una fuerza invisible lo atrajera, Ricardo detuvo el auto y camin6 silenciosamente hacia ellos. Estaba lo suficientemente cerca como para que, si mirasen de reojo, lo verian en la oscuridad, pero claramente estaban absortos en su conversacién, discutiendo con intensidad, sin prestar atencién a su alrededor. Por primera vez, Ricardo escuché a la chica por la que tanto habia perdido, hablar con una malicia tan cruel. -La perra de Ambar llamé la semana pasada, y yo contesté. Por su voz, pude notar que nunca volvera, asi que de ahora en adelante, solo tendraén una hermana, iyo! -{A quién le importa si ella es su hermana de verdad? He roto tantas cosas suyas a lo largo de los afios, ipero sus hermanos solo me defienden a mi! Cuando fingi que ella me empujé, esa idiota incluso intents atraparme, por lo que también se cayé y lastimé, pero le dieron una bofetada. jSe lo merecia! -Ella queria ir al Bosque del Norte, asi que yo insisti en ira las playas del Caribe, iy me llevaron al Caribe! -iAhora todo lo suyo serd mio! Todo me pertenece solo a mi! Quizds sentia que esos logros eran demasiado impresionantes como para no presumirlos. Mientras Wendy hablaba, sus ojos brillaban con una satisfaccién triunfante y alegria salvaje, su rostro estaba torcido en una expresién demasiado malévola para alguien de su edad. Esa discusion continué sin fin. Ricardo quiso lanzarse hacia ellos, despedazarlos y partirlos en mil pedazos, pero no pudo moverse. En realidad, si los mataba, volveria Ambar?