---- Capítulo 6 Sus llantos eran tan fuertes que, en un instante, atrajeron todas las miradas a su alrededor. Diego no dudó en quitarse su chaqueta para envolverla con firmeza, lanzándome una mirada llena de furia: - iJessica! ;Qué le has hecho esta vez a Calista? Me quedé paralizada, solo escuchando los sollozos entrecortados de Calista: - jDijo que no merecía este vestido! Entró al probador, lo rompió y... iTambién me arrancó la ropa! Quería humillarme delante de todos, jque vieran que no soy digna de ser parte de la Famiília Blanco! Sus palabras provocaron murmullos entre los presentes. La gente comenzó a rodearme, sefialándome con dedos acusadores y Ilamándome egoísta y malvada. Intenté negar con la cabeza, desesperada, mirando a Diego: - jHermano, no fui yo! Cuando entré, ella ya estaba. ---- De repente, una bofetada violenta interrumpió mis palabras. Diego me miró con ojos gélidos, la voz cargada de ira: - jDespués de un afio, y sigues igual! |Nunca aprendes a arrepentirte! El sonido del golpe resonó en mis oídos, y mi mejilla ardió al instante. A través de las lágrimas, vi su mirada Ilena de desconfianza y entendí que, a pesar de todo, aún me dolería, aún albergaba esperanzas. Pero Calista, protegida en sus brazos, no estaba satisfecha. Siguió Ilorando con una fragilidad calculada, las lágrimas fluyendo sin cesar, hasta que Oliver Ilegó corriendo. Al entrar, su aura era glacial. Sin mediar palabra, me derribó con una patada. Entonces, Calista se asomó entre los brazos de Diego, temblando: - Jessica, jte lo suplico! jTe devuelvo a Oliver y a ---- Diego! jPero deja de atormentarme! jNo me importa que arruines mi reputación, pero no puedo permitir que la Familia Blanco pierda su honor por mi culpa! Su actuación magistral avivó la ira de ambos hermanos. Por primera vez, la miré con genuina confusión. No lo entendía. Nunca le había hecho dafio, épor qué insistía en destruirme? iTodo empezó por aquel vestido que quiso arrebatarme el día que nos conocimos, solo porque fruncí el ceho? Juanita asomó la cabeza desde el probador, intentando escapar en el caos. Me abrí paso entre la multitud y agarré su manga como un último salvavidas: - Juanita, jtú estabas ahí! jDiles la verdad! Era nuestro último encuentro. Al menos, quería irme con dignidad. - Oliver, Diego, jno lastimé a Calista! ijuanita puede ---- confirmarlo! Ella, sin embargo, se liberó de mi agarre y retrocedió: - Lo siento, Jessica. Calista es quien sufre aquí. Aunque seas la hermana del Alfa y mi amiga... |No puedo mentir por ti! Me petrifiqué. El frío de la desesperanza se extendió por todo mi cuerpo. No tenía nada. Ni familia que confiara en mí. Ni amigos que me defendieran. Oliver, al escuchar su testimonio, perdió los últimos vestigios de paciencia. Me miró como si fuera basura: - La familia Blanco no reconoce a una hija tan viciosa einsidiosa. - Diego, el Beta, y yo, Oliver, el Alfa, no tenemos una hermana como tú. ---- - Antes de que pierda el control, vete de- - Bien. Me iré de la familia Blanco. La sonrisa tranquila que les dirigí los dejó atónitos. Oliver parpadeó, desconcertado: - é Qué dices? - Me iré de la familia Blanco. Hoy mismo. Diego, que aún abrazaba a Calista, abrió los ojos con sorpresa. Mi determinación hizo que Oliver apretara los dientes, tragándose las palabras que iba a decir. Sin inmutarme, me acerqué a Calista: - Ahora mismo voy a recoger mis cosas. Desde mafiana, mi habitación será tuya. Di media vuelta sin vacilar. Al cruzar la puerta, mis ojos se encontraron con los de Juanita, quien desvió la mirada, cobarde. Miré una última vez a Oliver y a Diego, recordando las palabras de nuestra madre: ---- "Somos familia. Debemos amarnos y confiarnos para siempre." Me sequé los ojos enrojecidos. Después de su muerte, solo me quedaban mentirosos alrededor.
