Capítulo 22: ???? ???? ???? ???? ???? “Yo no voy a romper nuestro contrato, no temas por eso, pero tengo derecho a sentirme extraña por todo esto” “¡Claro que sí!, solo quiero que cuentes conmigo siempre” Le tomó la barbilla y se acercó a tal punto que rozó con sus labios los de ella. Victoria suspiró. Franco se separó un poco y le pasó el pulgar por la boca. “Te prometí que voy a respetarte y haré hasta lo imposible por cumplirlo, pero tienes que saber que me muero por besarte” Dicho eso se alejó y se metió dentro del coche, una vez que Victoria hizo lo mismo, se puso en marcha. El resto del día Victoria había sido una autómata, obedeciendo sin ninguna objeción lo indicado por Franco. Solo le retumbaban las palabras anteriormente dichas por él. ‘Te prometí que voy a respetarte y haré hasta lo imposible por cumplirlo, pero tienes que saber que me muero por besarte’ Estuvieron en el banco para abrirle una cuenta que ella manejara y le hizo el primer depósito según lo acordado, también tramitaron una tarjeta de crédito para esa cuenta y derivados de las tarjetas de Franco, para que ella se manejara con el dinero del joven y no con el propio. Desfiló durante horas con diferentes vestidos y zapatos. El eligió cuidadosamente cada uno de ellos. Ella solo obedeció. Casi no habló en todo el día. Llegaron a la casa a prepararse para la cena con la matriarca de la familia. Victoria subió las bolsas de las compras a su dormitorio, las dejó todas sobre la cama y se sentó en ella. Franco la siguió. “Vic, no dijiste ni una palabra en todo el día, me preocupas” “Necesito un baño ahora, ¿Podemos hablar luego?” Se levantó y se metió en el baño. Franco hizo lo suyo también. Luego de un rato el volvió al dormitorio de Victoria y golpeo la puerta. “Entra” Al entrar se encontró con Victoria en medio de la habitación, metida en un vestido rojo ceñido a su cuerpo, dejando ver las perfectas curvas de su cuerpo, cuya falda terminaba a 4 dedos por encima de las rodillas, la parte de arriba era de hombros desnudos, un prominente escote en la espalda. Todo eso acompañado con una medias negras y zapatos de aguja también negros, junto con una chaqueta corta acorde. Se había recogido el cabello hacia un lado, un maquillaje liviano y fresco. Orejas, cuello y muñeca adornados por una fina y delicada en oro. Cuando Franco la vio lo único que pudo hacer fue abrir su boca. “¿Y, que te parece?” Se acercó a ella y la tomó de ambas manos. “Mírate, estás preciosa” Ella sonrió “Pero tienes en claro que esta no soy yo, ¿Verdad?” “¿No?, ¿Y quién es?” “Tu novia alquilada…” Dijo con pesar. “No, chiquilla, ven” La paró frente a un espejo de cuerpo entero que se encontraba en la habitación. “Esta también eres tú, la que me abrazó en la mañana vestida solo con mi camisa; eras tú, la que encontré de intrusa en mi cocina; tú, la mesera sexi de la cafetería a quien le toqué la pierna; tú, la chica que no me quitaba los ojos de encima en la ONG; tú. Siempre eras tú, siempre eres tú, todas ellas eres tú”. “Cuando esto se termine, ¿Quién va a dejar a quién?” Se separó de ella. “¿En serio te preocupa eso?” “Solo preguntaba” “Si te deja más tranquila, déjame tú” Le tomó de los hombros. “Pero cuando llegue el momento, ahora tratemos de disfrutar de esto, ¿Sí?”
