Capítulo 32: ???? ???? ???? ???? ???? “Pero se los compraste…” Replicó con voz sombría. Lo miré desconcertado, pero no por lo que decía, sino porque tenía razón y no lo había visto. Solo me preocupé por mi bienestar, por eludir la presión de mi abuela, pero… ¿Que había de Victoria? Ella solo recibiría dinero. ¿Acaso su vida se arreglaba solo con lo material? Ella estaba sola y así seguía, tal vez por el resto de su vida. Me sentí tan culpable. Era tan mala persona, que me puse a llorar. Geo se acercó a mí y me abrazó. “Anda, amigo, tampoco quería que te pusieras así de triste. Lo hecho, hecho está” Dijo algo de pesar. “Puedo reincidir el contrato…” “Pagarías un pastal” “Ya te dije que el dinero no me importa” Me puse en pie. “Voy a hablar con ella, a decirle que se acabó la farsa, que será libre” Geo no daba crédito a lo escuchado. “Gracias, amigo, siempre es un placer hablar contigo” Sin decir más me fui lo más rápido que pude a la casa, para hablar con ella y dar por terminado nuestro trato. Mientras que conducía iba pensando en que decirle con exactitud, sabía que tenía que dejarla tranquila con respecto a lo económico. Estaba absorto en mis pensamientos, cuando la imagen de su rostro pegado al mío a punto de besarme me arrancó una sonrisa. Aun no comprendo porque no se lo permití si yo me moría de ganas de besarla. Entre recuerdos, pensamientos y arrepentimientos, llegué a la casa. Bajé del coche y entré dispuesto a terminar con todo esto. “¡Victoria!, ¡Victoria!…” Grité varias veces llamándola. “Estoy en el estudio, ven que quiero que veas unas cosas” Cuando me paré en la puerta, encontré toda la habitación tapizada con una cantidad de muestras de baldosas para el piso y paletas de colores para las paredes. “¿Qué es todo esto, Victoria?” “Estuvo el señor Romero, el contratista, y dejó todas esas cajas con las muestras para los pisos y las paredes. Me pareció una buena idea desparramarlos e irlos combinando a ver como quedaban” Me miró sonriente. “Te estaba esperado para que fueras viendo y eligiendo Entré en el estudio y eché un vistazo”. Ella seguía sonriéndome. Parecía estar feliz. “¡Wow, sí que trajo muestras!” “Si, muchas” Dio un paso hacia la puerta. “Te dejo eligiéndolas mientras voy preparando mis cosas” La tomé de la muñeca y le sonreí. “Quédate conmigo, vamos a elegirlas juntos” Victoria sonrió aún más y sus ojos destallaron luces. Fue hermoso verla así; radiante de felicidad. “Estaré encantada, gracias” Creo que el hecho de no haber formado parte de algo nunca en su vida, hacía que se emocionara mucho con mi invitación. Ahora sentía que pertenecía a algo. La observé detenida mente mientras revoloteaba por toda la habitación, saltando de una muestra ala otra, hablado sin parar de colores texturas y todo eso. En realidad estaba emocionada. Parecía que la casa era toda suya.
